martes, diciembre 29, 2009

2010: EN NUEVE MESES EL RUMBO DE VENEZUELA PUEDE CAMBIAR

El objetivo fundamental de los factores democráticos del país es muy sencillo: modificar la actual mayoría en la Asamblea Nacional. Y es que no debería haber otro objetivo. Venezuela, reclama y merece un cambio en su rumbo. Ese viraje, pasa por restituir el equilibrio político y rescatar la institucionalidad pública del país. Ese cambio se logrará con mayor eficacia y responsabilidad desde la Asamblea Nacional; espacio político-institucional que nunca debió abandonarse.

Las severas restricciones al marco federal, democrático y descentralizado, la baja calidad de las leyes aprobadas, la ausencia del control de la gestión del Ejecutivo Nacional y las tendencias hacia la concentración de la toma de decisiones de poder, han surgido de una instancia parlamentaria hegemonizada por una sola visión de la realidad. Lo más grave –aunque también esperanzador-, es que la conformación de la presente Asamblea Nacional no se corresponde con la mayoría del pensamiento de la población venezolana ni tampoco expresa la correlación de fuerzas políticas del país, en la actualidad. Sin embargo, la mayoría circunstancial que posee el bloque oficial en el parlamento nacional ha sido usada con absoluta discrecionalidad para implementar un modelo de Estado y de sociedad, ajeno a la Constitución Bolivariana vigente.

Las elecciones parlamentarias del mes de Septiembre de 2010, constituyen un evento político-electoral determinante para el futuro inmediato de todos los venezolanos; incluyendo a los integrantes del bloque revolucionario oficialista. Perder el control sobre la Asamblea Nacional colocaría en serios aprietos la viabilidad del proyecto socialista que se intenta implantar en el país. Por supuesto que, el bloque oficial está consciente de la nueva circunstancia. De hecho, desde el gobierno se han venido impulsando medidas para tratar de neutralizar el muy seguro avance electoral, político y por ende, parlamentario de las fuerzas democráticas.

En el oficialismo ya se nota algún nerviosismo. La reciente aprobación de leyes como la referida al Consejo Federal de Gobierno y la de Participación y Poder Popular; así como la modificación discrecional de los circuitos electorales en el Consejo Nacional Electoral, son indicadores de ello. En realidad, hay serias posibilidades de que más la mitad de la actual bancada socialista quede fuera del parlamento el próximo año. Y esa situación muy seguramente generará incertidumbre al momento de elegir los candidatos “salidores”; tanto en las filas del PSUV como en el ámbito de sus aliados menores. No dudamos que, la definición de las candidaturas socialistas dependa finalmente del filtro del líder del proceso.

En el campo de la oposición, hay ciertos avances aunque con lentitud. Por ejemplo, se constituyó la Mesa Democrática, que sirve como referencia ideológica-política para todo el país. También en la oposición, se estableció un conjunto de reglas y procedimientos relativamente claros para la selección de sus candidatos. El reto fundamental de los sectores democráticos para afrontar con éxito el proceso electoral, se fundamenta en la combinación de tres elementos, a saber: i) la preservación de su coherencia interna; lo cual supone el mantenimiento de los acuerdos previamente establecidos; ii) la definición y puesta en marcha de una plataforma programática tanto de carácter legislativo como de movilización, alrededor de la agenda social y popular del país; y, iii) la presentación de una oferta de candidaturas equilibrada, incluyente y de calidad que se ajuste a las necesidades de cambio democrático que el país reclama.

En el panorama electoral venezolano queda aún, un buen trayecto por recorrer, en el cual la dureza del debate político entre los dos bloques en disputa, resultará inevitable. En el 2010, en sólo nueve meses se presentará la oportunidad de concretar o no, un cambio en el rumbo del país.

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