sábado, abril 23, 2011

EL PSUV EN CINCO LÍNEAS

En el seno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se discute el documento titulado “Las Líneas Estratégicas de Acción Política”; cuyo objetivo sería contribuir a la elaboración de un plan de acción política y electoral para los próximos dos años, con el fin de garantizar un triunfo en los procesos electorales del año 2012. El documento reúne en cinco lineamientos estratégicos, las tareas pendientes por el PSUV para alcanzar su objetivo electoral como es la reelección del actual Presidente; pero también nos devela su valoración sobre su problemática interna.

Además de la introducción del documento, las cinco líneas estratégicas del PSUV se resumen así: i) De la “cultura política capitalista a la militancia socialista”; ii) Convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo; iii) Convertir al Partido en un poderoso medio de propaganda, agitación y comunicación; iv) El PSUV como plataforma del desarrollo y fortalecimiento del poder popular y v) La constitución del Gran Polo Patriótico: una audaz política de repolarización.

La Introducción a las “Cinco Líneas” pese a ser una apología a la crítica tradicional y simplista al capitalismo, como presunta causa de todos los males del mundo, no ofrece una interesante visión autocrítica de la situación interna del PSUV, al reconocer el progresivo predominio de la burocratización, el oportunismo, el sectarismo; así como también la necesidad de vencer la inercia y la dispersión en la actual coyuntura. Por otra parte, se reconoce el avance las fuerzas de la oposición democrática, a la que denominan como “la derecha”, sin querer aceptar que el bloque de las fuerzas democráticas reúne a un amplio abanico plural de organizaciones políticas y sociales de distinto signo ideológico y político.

El primer lineamiento, denominado “de la cultura política capitalista a la militancia socialista”, pretende al parecer, fijar una orientación ética sobre la militancia político-partidista. Por supuesto, en este segmento del documento el sonsonete anticapitalista (al mejor estilo de los años sesenta) no puede faltar. Sin embargo, de nuevo el “papel de trabajo 2 del PSUV apunta hacia las prácticas y desviaciones que vienen predominando en su interior; tales como: el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo, el nepotismo y el gradual alejamiento de la base social bolivariana.

El segundo lineamiento, titulado “convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo” estaría dirigido a posicionar -con fines electorales- al PSUV al frente de las luchas sociales y populares; lo cual parece una muy dura y difícil tarea. Y resulta una tarea difícil para el PSUV porque justamente ese partido se ha venido colocando en contra de las múltiples protestas populares sociales que se vienen produciendo en el país. En realidad, ha sido notoria la justificación del PSUV ante las acusaciones por violación de los derechos humanos y la restricción de los derechos civiles y políticos que viene sufriendo la población venezolana.

El tercer lineamiento, pretende “convertir al Partido en un poderoso medio de propaganda, agitación y comunicación”; y que constituiría un pivote dentro de una estrategia general de reposicionamiento hegemónico de ese partido en la sociedad venezolana. De todos es conocido, el enorme esfuerzo institucional, financiero y político que realiza el Gobierno Nacional por ejercer la “hegemonía comunicacional” con el único fin de presentar ante la opinión pública –nacional e internacional- una imagen favorable del régimen con independencia de la realidad. Pues bien, a esa estrategia es la que ahora intenta ser replicada desde el partido oficialista.

Así, la “manipulación ideológica de la realidad” será el recurso para el PSUV en su propósito de obtener una victoria electoral en los comicios de 2012; además de neutralizar la auténtica protesta social y política del país. En este contexto -se define con precisión-, como objetivo de esta política propagandística a los venezolanos de 29 años o menos que representarían el 56,5 % de la población del país. Esta selección no resulta casual; sino que obedece al criterio de que ese segmento poblacional ofrece mayores posibilidades de manipulación, mediante la propaganda.

El cuarto lineamiento se orienta a “convertir al PSUV como plataforma del desarrollo y fortalecimiento del Poder Popular”, mediante el impulso de mecanismos organizativos dependientes de ese partido. Así las denominadas “Base de Patrulla” y los también denominados “Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir” serían un primer escalón para crear las “Redes de Luchas Populares y del Buen Vivir”. De esta manera, se trataría de controlar las expresiones y asociaciones populares; tal como se ha intentado hacer con los Consejos Comunales desde el Ministerio del Poder Popular de las Comunas.

Por último, se propone “la constitución del Gran Polo Patriótico como una audaz política de repolarización”; y no podía ser de otra manera pues la estrategia general que se ha impulsado desde el gobierno ha sido la división del país y la confrontación social. Pero también, esta propuesta nos indica la aparente conciencia que tiene el oficialismo de su progresivo aislamiento del resto de la sociedad. El problema para emprender la reconstrucción electoral del “polo patriótico” es que justamente el bloque oficialista es incapaz de reconocer la diversidad y la pluralidad.

No cabe duda que, en el PSUV se intenta reconstruir su tejido político-organizativo con miras de sobrevivir como principal fuerza política en el país. No sabemos si lo logrará; pero sí conocemos de las dificultades que atraviesa y no sólo aquellas provenientes de las malas prácticas partidistas por ellos mismos señaladas; sino por la lapidaria realidad que de desencanto popular han generado doce años de una gestión gubernamental cada vez más basada en un “proyecto ideológico” personalista, y por lo tanto, ajeno a los mandatos de la Constitución y, a la aspiración y tradición libertaria del pueblo venezolano.


@migonzalezm

domingo, abril 03, 2011

VENEZUELA: LA OPOSICIÓN, LAS PRIMARIAS Y EL PROGRAMA

No cabe duda que, el proceso de elección de las candidaturas del bloque de oposición democrática requiere de un mayor impulso y eficiencia política. En medio de la crisis del país; aún el candidato oficialista sigue en una solitaria campaña electoral con el soporte que le brinda el uso discrecional y clientelar de la institucionalidad pública, intentando recuperar su credibilidad y reagrupar a sus seguidores. Mientras, los factores democráticos aún marchan a un ritmo particular, que pareciera -a veces-, no estar en sintonía con la coyuntura pre-electoral del país.

Por supuesto, el bloque oficial tiene algunos problemas resueltos para las próximas elecciones: tiene ya definido su candidato, posee financiamiento asegurado para la campaña, controla los poderes públicos (en especial para este caso, el poder electoral y por lo tanto, el cronograma electoral) e incluso podría “echar mano” a los poderes habilitantes en caso que su situación político-electoral siga desmejorando y manipulación de las inhabilitaciones de líderes de la oposición. Pero también, el oficialismo ya carece de credibilidad en sectores sociales anteriormente afectos. Su piso electoral duro se encuentra reducido y, la corrupción y la incapacidad gubernamental cada vez es mayor. En el chavismo, la ilusión se fracturó.

Luego de su victoria en las parlamentarias del 26-S de 2010, la oposición democrática sigue acumulando fuerzas y construyendo su tejido organizativo en todo el país. Además, las fuerzas opositoras han logrado consolidar una instancia de encuentro en la denominada “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD); así como aislar a los factores sumergidos en la anti-política, otro valor agregado para la oposición, la paulatina renovación de sus figuras públicas. Sin embargo, a los factores democráticos aún le falta mayor cohesión organizativa. Su discurso todavía debe ser mejorado y consustanciado con la realidad de las luchas sociales que se vienen sucediendo en el país. Por último, el aspecto financiero es otra de las debilidades que debe afrontar la oposición en la campaña electoral del 2012.

El proceso de selección de candidatos siempre será un tanto más complejo para la oposición que para el bloque oficial. Empezando por la sana pluralidad de candidaturas presidenciales que existe en el bloque democrático. En ese punto, al parecer las candidaturas con mayor oportunidad serían -hasta el momento- las que encarnarían dos jóvenes gobernadores Henrique Capriles (estado Miranda) y Pablo Pérez (estado Zulia) vinculados justamente a nuevas organizaciones político- partidistas como lo son “Primero Justicia” y “Un Nuevo Tiempo”. Además y por supuesto, habría que agregar a Leopoldo López de “Voluntad Popular”, hasta ahora inhabilitado.

Otro caso es que, los comicios presidenciales del año 2012 -juntos o separados de la elección de gobernadores, diputados a los consejos legislativos estadales, alcaldes y concejales (falta ver que ocurre con los recursos jurisdiccionales dirigidos a rescatar las juntas parroquiales)-, producirán un barajo general en la conformación general de los cuerpos deliberantes; tanto del oficialismo como de la oposición. Así que no nos extrañará ver a diputados de la Asamblea Nacional optando por alcaldías y gobernaciones, cuando se realicen esas elecciones.


El programa es otro de los temas que circunda a lo interno de la oposición. Y en realidad, este no deja de ser un tema crucial, importante y trascendente. De hecho, hay múltiples iniciativas ciudadanas que se encuentran abordando desde ya ese tema. De igual manera, los partidos políticos también trabajan el asunto, con prioridad variable. En todo caso, el programa de gestión de una nueva administración gubernamental a partir de 2013, estará signado; tanto por la crisis económica, institucional, política y social en que se recibirá el país como por la escasez de recursos para afrontarla. Sin embargo, el nuevo gobierno tendrá que sentenciarse al éxito; uniendo la mayor suma de voluntades.

Mucho se habla y se escribe sobre la necesidad de un proyecto de país, cuando en realidad ese proyecto de nación se encuentra plasmado en la Constitución de 1999. Ese es el proyecto, el rescate de esa Constitución, tantas veces violentada. Ese es el camino estratégico, mientras que los temas operativos están siendo apuntados a diario, por la mayoría de un pueblo que no se resigna a perder su calidad de vida y el ejercicio pleno de sus derechos fundamentales. El mejor programa será aquel que partiendo de las necesidades del pueblo venezolano, retorne a él convertido en políticas públicas eficaces y transparentes.

@migonzalezm