jueves, octubre 25, 2018

Leyendo sobre la Microhistoria


La microhistoria, una práctica historiográfica cuyo método se interesa ante todo y sobre todo por los procedimientos concretos y detallados empleados por el historiador. Sin embargo, la microhistoria no posee un cuerpo de ortodoxia establecido; sino que pudiera ser considerada como un trabajo experimental del ejercicio de la investigación del pasado, con una amplia relación con las ciencias sociales. La microhistoria se ubicaría en el contexto de la denominada “nueva historia”
La microhistoria emergió en los años setenta y, su aparición se enmarcó en el contexto crítico y dubitativo de los valores y conceptos vinculados a la realización de los procesos de cambio social surgidos en esa década y en la década de los ochenta. Originalmente, los historiadores que optaron por el desarrollo de la microhistoria fundamentaron su visión en el marxismo; intentando por esa vía adquirir una visión más realista del comportamiento humano y/o de sus intereses más concretos.  
Un aspecto trascendente en la conceptualización de la microhistoria y, quizás su esencia, es la reducción de la escala de observación y de análisis. Es decir, el análisis de la microhistoria sería “microscópico”; pero fundamentado en un estudio intensivo del material documental referido y vinculado al problema o hipótesis considerados en la investigación. Así, para este enfoque, un análisis a micro-escala del objeto o problema a estudiar serviría para medir (y valorar) sus distintos aspectos en el campo de las relaciones sociales y culturales más específicas.
Según Geovanni Levi, el principio unificador de toda investigación micro-histórica es la creencia que la observación microscópica develará aspectos no considerados antes, en ciertos problemas históricos. El tema de la reducción de la escala es un procedimiento analítico aplicable en cualquier lugar, con independencia del objeto analizado. La reducción en la escala de observación y análisis histórico supone la partida de un punto específico de la vida real que permitiría la ejemplificación de conceptos generales.
Cabe agregar que, los análisis realizados desde un enfoque basado en la microhistoria no estarían la margen de los conceptos generales y metodológicos de la Historia como ciencia, aunque se supondría una aplicación más flexible de los mismos. Aquí, es necesario acotar que la microhistoria por su particularidad y su enfoque microscópico requiere de una exhaustiva valoración documental para certificar la validez del relato histórico que elaborará el historiador a posteriori. Un ejemplo de esa valoración documental lo encontramos en la investigación titulada “El Queso y los Gusanos” de Carlo Ginzburg.
Otro aspecto resaltante de la microhistoria es su relación con el relato histórico. En realidad, esta relación representa un asunto crucial; pues en principio, el relato histórico constituye la conexión comunicacional entre el historiador (y su actividad investigativa) y el mundo académico y social donde se desenvuelve. En la Historia el relato histórico se fundamenta en las pruebas documentales, el recuento de ejemplos concretos y mediante el uso de adecuadas técnicas de exposición y presentación. En el binomio “Microhistoria y relato histórico" se identifican dos aspectos básicos; a saber:
1.- La intención de los investigadores de demostrar -mediante una relación de hechos consistentes-, el verdadero funcionamiento de ciertos aspectos de la sociedad o de algún hecho del pasado que pudieran ser distorsionados en su verdadera trascendencia bajo una óptica analítica general; y,
2.- La incorporación al cuerpo principal del relato de los procedimientos de la misma investigación, las limitaciones documentales y otros aspectos metodológicos que fortalezcan la veracidad del relato histórico. Así, la investigación (y sus facetas) se hacen explícitas en la narración histórica; estableciendo un nuevo tipo de relación entre el lector y la secuencia (acontecimiento, proceso) histórico presentado.
Un tercer asunto se relaciona con la forma de construcción de conocimiento empleado en la microhistoria. Al respecto, el autor nos indica que el enfoque microhistórico aborda la construcción del conocimiento; mediante la consideración de diversos “indicios, signos y síntomas” y de aspectos particulares e individuales ubicados en un contexto específico definidos de manera no convencional.
Esa nueva contextualización no convencional creada para el análisis microhistórico trascendería su definición clásica basada en la identificación de características comunes definidas previamente; mediante criterios de naturaleza lingüística o cuantitativa (por ejemplo). La nueva contextualización corresponde de manera directa a la aplicación de la escala observación y análisis micro-focalizado, propios del enfoque.
En otras palabras, la microhistoria crea espacios para el estudio e investigación fundamentados no solo en similitudes asociativas socio-culturales tradicionales; sino también con base a la actividad cotidiana, a las contradicciones e intereses específicos de mujeres y hombres que en un contexto subterráneo e invisibilizado también hicieron historia.
@migonzalezm

lunes, octubre 08, 2018

Breves apreciaciones “Sobre la República en el Brasil y el Positivismo”


El texto nos ofrece un balance, desde la óptica “positivismo brasileño” sobre los aportes iniciales que ofreció esa corriente filosófica al proceso de creación de la Republica de Brasil. El pensamiento positivista de Augusto Comte (1798-1857) significó en buena parte de Latinoamérica, una justificación para emprender la ruptura con el “antiguo régimen” heredado de la propia colonia europea (España y Portugal, fundamentalmente). En la región se trataba de alcanzar un nuevo estado de civilización, basado en la libertad que brindara el orden y que permitiera alcanzar el progreso.
En Brasil, la corriente positivista tuvo una gran relevancia de la mano de pensadores y prácticos como Benjamín Constant Bothelo, Raimundo Texeira, Miguel Lemos y Manuel Pereira; entre otros. De hecho, Benjamín C. Bothelo fue fundador de la Sociedad Positivista de Brasil y como profesor en la academia militar de Brasil desarrolló notable influencia entre los jóvenes de esa institución. También en Brasil surgió la Iglesia Positiva a partir de 1882 que, bajo la dirección de Lemos y Texeira contribuyó a la gestación del nacimiento de la República de esa nación.
Así pues que, el texto destaca como aportes del “pensamiento positivista” los siguientes aspectos:
1.       La influencia de esa corriente filosófica y política en la juventud; sobre todo en el ámbito militar, base social de apoyo para la fundación de la nueva República.
2.       La separación entre la Iglesia y el Estado, que de paso determinó el establecimiento del “casamiento civil” y la secularización de los cementerios.
3.       La inscripción del lema “Orden y Progreso” en la nueva bandera de la República de Brasil.
4.       El decreto que instituyó un nuevo calendario de fiestas nacionales en ese país, que recogía los postulados positivistas de fraternidad universal; por ejemplo.
Al margen de los logros específicos alcanzados por la Iglesia Positivista al momento del cambio republicano en Brasil, el grupo dirigido por Lemos y Texeira había elaborado un programa político más amplio que se fundamentaba en los postulados e idearios de su mentor Augusto Comte. Esas propuestas programáticas eran las siguientes:
A.      Conservación de la dictadura republicana surgida el 15 de noviembre de 1889.
B.      La abolición; por parte del gobierno provisional del parlamento e iniciar de inmediato la elaboración de una nueva Constitución que sería sometida al examen popular.
C.      El sometimiento del proyecto de Constitución elaborado a la aprobación de la población o de las municipalidades, con lo cual se incorporaría la opinión de instancias institucionales de base e intermedias entre el gobierno central y la ciudadanía.
D.      El proyecto Constitucional positivista implicaría; entre otros aspectos: el carácter vitalicio y la concentración de las funciones legislativas y judiciales en el ejecutivo, la separación de la Iglesia del Estado y la presencia de una asamblea unicameral encargada de las finanzas públicas (presupuesto) y del control del gasto.
En términos generales, las propuestas político-institucionales (salvo las señaladas supra) no pasaron la compleja trama de toma de decisiones de la época y quedaron relegadas. Cuestiones y debates en torno a asuntos públicos como el tratamiento de la inmigración, las relaciones internacionales con determinadas naciones como Austria, España, Francia, Gran Bretaña, Hungría, Italia y Portugal también tuvieron un tratamiento crítico de parte de los positivistas brasileños.
De igual manera, la implementación de ciertos programas públicos de naturaleza sanitaria como la higiene, como vacunar de manera obligatoria de los niños hasta los seis meses, recibieron así mismo su cuestionamiento político y fueron conceptuadas como decisiones de “pedantócratas” o de una “tiranía académica”
En Latinoamerica, el positivismo pudo sentirse orgulloso de su legado: su Apostolado Brasileño logró estampar en su bandera nacional, en su estandarte republicano el lema ideado por Augusto Comte: “Orden y Progreso”. Un logro que quedó marcado en la historia, para siempre.

@migonzalezm






E.