miércoles, mayo 17, 2006

LA GIRA...



La más reciente gira internacional del ciudadano Presidente de la República ha demostrado de nuevo las fortalezas y debilidades de la nueva política exterior venezolana. Quedó demostrado, por ejemplo, la gran habilidad del equipo asesor presidencial en la manipulación y tratamiento del mensaje anti-imperialista y su focalización en determinados sectores ideologizados y políticamente militantes de Europa. También resultó evidente la tenacidad del gobierno venezolano por ocupar un espacio relevante en el contexto internacional en condiciones de liderazgo global, y de casi infalibilidad. De igual manera, la gira europea-africana cumplió un papel propagandístico dirigido al consumo del mercado doméstico venezolano: ¿acaso no estamos en un año electoral?

El mismo tour dejó al descubierto grandes debilidades de la política exterior venezolana. Por ejemplo, ya no quedan dudas que el mensaje anti-imperialista del Jefe de Estado, tan sólo se reduce al insulto y la descalificación personal del Presidente estadounidense. Y es que más allá de los insultos o de las reiteradas agresiones verbales, no consigue una propuesta alternativa contundente frente al imperio; salvo continuar vendiéndole petróleo a precios del mercado.

Por otra parte, para muchos quedó claro la marcada intención hegemónica y poco solidaria de la política exterior venezolana con relación a la comunidad andina, y a naciones como México o el propio Brasil. Cabe agregar que la posición en conjunto de los gobiernos suramericanos en la cumbre, -realizada en Viena-, dejó mucho que desear pese a los esfuerzos aislados de algún presidente. Pero justamente allí, en ese escenario y en medio de la cumbre, nuestro país demostró que no tiene ni la política ni el liderazgo suficiente para convertirse en un factor contributivo ni propositivo, alrededor de una posición integradora en la sub-región.

La alianza propuesta por el Jefe de Estado con el gobierno de Irán es altamente desafortunada. Ahora resulta que nuestro país pasa ser aliado político, económico y hasta militar de un gobierno como el iraní que ha prometido desaparecer a otra nación (a Israel) del mundo. ¿Se estará realmente consciente de las consecuencias que conlleva para Venezuela una decisión política de tal naturaleza?

Y es que esa alianza con un gobierno, con pretensiones genocidas, representan la ruptura definitiva con los valores democráticos, libertarios y pacíficos que había orientado nuestra política exterior venezolana a lo largo de toda su historia. Ahora nuestro país se encuentra al lado de naciones que practican la intolerancia y la persecución racial.

En la gira hubo de nuevo ofrecimientos asistencialistas. Esta vez, se le hicieron a los pobres; y a los pequeños productores de trigo de Inglaterra. A los primeros se les ofreció energía barata para su calefacción durante el invierno. Los segundos recibieron una oferta de compra preferencial de sus cosechas. Todo esto con base al reparto discrecional e inconsulto de los ingresos petroleros nacionales.

Pero quizás la debilidad más grande –y esto lo sabe el gobierno- es que toda su política exterior NO representa los verdaderos sentimientos ni los valores de las grandes mayorías nacionales del pueblo venezolano; quien siempre ha sido amante de la libertad, la tolerancia, la democracia y de la paz.

viernes, mayo 12, 2006

ELECCIONES EN VENEZUELA



Las elecciones representan el método democrático para designar a los representantes del pueblo. Las elecciones constituyen un método para designar autoridades.

Puede afirmarse que los procesos electorales son universales y diversos. Son universales, en atención a que son métodos de designación de autoridades que pueden implementarse en cualquier sistema político, y son diversos al considerar las características del sistema político donde se desarrollen. En tal sentido, identificamos diversos tres tipos de procesos electorales:

a. Los procesos electorales en países propiamente democráticos, como las democracias liberales occidentales; tales como: Estados Unidos, Inglaterra, España o Chile.

b. Los procesos electorales en sistemas políticos autoritarios: como los casos de Portugal bajo Salazar, Paraguay bajo Stroessner o el ejemplo mexicano antes de la victoria alcanzada por la plataforma de Vicente Fox; y el caso peruano durante el gobierno de Alberto Fujimori.

c. Los procesos electorales en países totalitarios: como aquellos se realizaron o se realizan en los países denominados del socialismo real, como la desaparecida URSS y las vigentes Corea del Norte y Cuba.

Así encontramos, que el concepto de elecciones varía; según los sistemas políticos. Igualmente, varían de un sistema a otro, en su importancia y en la función que desempeñan.

En cuanto a su importancia, los procesos electorales son vitales para las sociedades democráticas. Sin embargo, dicha trascendencia será progresivamente de menor a mínima, en la medida que se realicen en sistemas autoritarios y totalitarios.

Funcionalmente, las elecciones en un sistema democrático representan el mecanismo legítimo y natural para cambiar de gobierno. En las sociedades autoritarias esa opción de cambio gubernamental es sustancialmente menor. Mientras que, en los sistemas totalitarios las elecciones no determinan cambios gubernamentales.

Cabe agregar, que la trascendencia de los sistemas electorales se ubica dentro de una distinción sustancial: la posibilidad real que tenga un ciudadano de “poder elegir libremente”; entre al menos dos opciones distintas. En otras palabras, cada ciudadano debe tener la oportunidad de elegir y tener libertad de elección.

En el caso venezolano, pareciera que desde hace rato se evolucionó de un sistema democrático abierto hacia otro con tendencias claramente autoritativas. Esto se aprecia, a pesar de que la Constitución de la República Bolivariana estableció el nuevo Poder Electoral.

La alta concentración de poder en la figura del Presidente de República sumado a la escasa independencia de la “nueva institucionalidad” electoral frente al Poder Ejecutivo parece confirmar el rumbo hacia un sistema hegemónico (¿o totalitario?), donde la participación ciudadana sea disuadida cada día más.

En ese contexto, y luego de los resultados del evento revocatorio del año 2004 y las elecciones parlamentarias de 2005 la característica más relevante del sistema electoral venezolano sigue siendo su bajísima credibilidad; tanto para la sociedad política como para la población en general del país. Quizás lo más grave, es que la reciente renovación de las autoridades del Poder Electoral venezolano no haya contribuido en mucho a modificar esa apreciación. El tiempo sigue transcurriendo...

lunes, mayo 01, 2006

BIENVENIDAS LAS CANDIDATURAS DEMOCRÁTICAS



La democracia venezolana se encuentra sumida en una profunda crisis, y quizás casi agonizante. El progresivo autoritarismo, la exclusión y la persecución política, la aplicación del conflicto permanente como método de gobierno y, la propia incapacidad y desdén oficialista para atender de manera eficaz, o por lo menos “aceptable” las necesidades de las mayorías nacionales; así lo indican.

Los factores democráticos del país se encuentran en la imperiosa necesidad de articular esfuerzos para enfrentar con éxito y revertir el deterioro institucional, económico y social al cual se ha sometido el país durante los últimos siete años. Empero la articulación de los factores de oposición tendrá que fundamentarse para conseguir una victoria electoral, que potencie la futura gobernabilidad del país; a partir del mismo 4 de Diciembre.

La pluralidad de candidaturas en el sector no oficialista resulta comprensible y hasta necesaria. Distinguidos venezolanos y venezolanas han ofrecido su nombre para encabezar de manera unitaria el reencuentro del país, para encauzarlo hacia horizontes de modernidad y prosperidad, en el marco de un sistema democrático plural, incluyente y con responsabilidad social.

Las candidaturas de Julio Borges (Primero Justicia), William Ojeda (Un Solo Pueblo), Roberto Smith (Venezuela de Primera), Teodoro Petkoff (independiente), Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo), Cecilia Sosa (independiente) o Sergio Omar “el cura” Calderón (Copei) pueden constituirse al unísono en el factor dinamizador que necesita la población venezolana para reactivarse y reconocerse así misma como la fuerza que es; y así reemprender la defensa de su futuro.

En Venezuela, necesitamos revalorizar el sentido ético y ciudadano de la Política. Aquí necesita ser reestablecido el sentido pleno de la justicia y de las instituciones. Así como también el verdadero valor del trabajo emprendedor y honesto. No podemos de nuevo perder esta oportunidad de cambio, porque el país nos lo reclamaría para siempre.

Bienvenidas las candidaturas presidenciales democráticas. Venezuela toda, las necesita. De ellas saldrá, por el mecanismo más idóneo y transparente, el que será representante y vocero de esa gran mayoría de venezolanos y venezolanas que simplemente aspiran a vivir en paz, en democracia en libertad y sin miedo.