miércoles, febrero 27, 2008

CONSEJOS COMUNALES Y ELECCIONES ESTADALES Y MUNICIPALES

Las elecciones son mecanismos de participación e inclusión ciudadana. En el ámbito regional y municipal, los procesos electorales cobran excepcional relevancia porque suponen la selección; mediante el sufragio directo, universal y secreto de las autoridades públicas más cercanas a la población.

Las elecciones en las entidades subnacionales ofrecen la oportunidad para el surgimiento de nuevos líderes locales sociales, comunitarios y, también para muchos provenientes de los partidos políticos. Y justamente, ese liderazgo emergente representa la reserva estratégica para la renovación de la dirigencia política del país en el mediano y largo plazo.

La importancia de estos comicios suele generar encarnizados debates y enfrentamientos; tanto en el ámbito partidista como en el espacio del movimiento vecinal y comunitario. Así se produce una confrontación natural entre los enfoques y los intereses de militantes partidistas y militantes ciudadanos sobre lo más conveniente para su comunidad, para la ciudad o para su región.

Estas próximas elecciones se realizarán con la posible participación de un “nuevo actor socio-comunitario”. Se trata de la red de consejos comunales que, por iniciativa del Presidente Chávez se organiza en Venezuela desde el año 2006. De “éxito relativo” en cuanto a su propósito inicial, los consejos comunales se han convertido sin duda, en una genuina expresión del “empoderamiento popular” en los últimos dos años.

Según cifras oficiales, durante los años 2006 y 2007 se conformaron aproximadamente 30 mil consejos comunales, en igual número de comunidades (barriadas y urbanizaciones) del país. Y ese número de consejos, supondría a unas 450 mil personas vinculadas voluntariamente a esas instancias, en algún momento de su desarrollo operativo.

Aunque un alto porcentaje de consejos comunales se desactivó y, otro segmento presentó dificultades e irregularidades en su funcionamiento; la semilla de la organización popular quedó sembrada con ellos. Los consejos comunales, representan una fuerza social emergente que posee relativa independencia. Esa fuerza está constituida por talento humano voluntario y preparado en procesos álgidos para la gestión pública estadual y municipal como son la formulación, ejecución y control de proyectos de inversión local.

En la actualidad, buena parte de la protesta social que hoy sacude al país es liderada por voceros e integrantes de consejos comunales; que permanecen auténticamente comprometidos con el objetivo de mejorar la calidad de vida de sus comunidades. En tal sentido, no resulta descabellada la hipótesis de que la participación de los consejos comunales e incluso de otros medios de organización comunitaria -como las mesas técnicas de agua o los comités de tierra urbana-, pueda resultar decisiva en las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes. En todo caso, la última palabra la tendrán los propios consejos comunales.

jueves, febrero 21, 2008

¿UN LÍDER PARA CARACAS?

Las autoridades electas democráticamente, cumplen la función fundamental de ser conductores de la actividad pública de sus ciudadanos y ciudadanas. Esta función de liderazgo cobra mayor relevancia en los ámbitos subnacionales y locales. Y justamente, ese sea el “nudo gordiano” de la problemática del Área Metropolitana de Caracas: la carencia de una referencia gubernamental cercana, eficaz y responsable.

Nuestra ciudad capital y su espacio metropolitano, requieren hoy más que nunca emprender un vasto proceso de reurbanización integral de largo plazo, basado en la inclusión y la participación, en el respeto y el disfrute responsable de los derechos ciudadanos; y en el ejercicio transparente y eficiente de la gestión de gobierno.

El Área Metropolitana de Caracas necesita recuperar su autoestima como urbe, como ciudad y como espacio público multicultural. El Área Metropolitana de Caracas está urgida de brindar calidad de vida a sus habitantes y transeúntes; rescatando su majestad de capital de una república y de entrada al sub-continente suramericano.

Para emprender este proceso, nuestra ciudad requiere de un cambio sustancial en el modo de gobernar y, en la forma de relación entre sus autoridades públicas y la ciudadanía. Y esa condición pasa en nuestra opinión, por el establecimiento -a través del voto democrático-, de un nuevo liderazgo para la ciudad.

La candidatura de Leopoldo López –actual alcalde del municipio Chacao- representa una alternativa cierta al “viejo estilo” clientelar y autoritario de hacer política, que impera por el momento en nuestra ciudad. Leopoldo no es un líder improvisado ni tampoco un paracaidista; por el contrario, es un joven y exitoso gerente, con probados conocimientos técnicos y políticos del ámbito metropolitano de Caracas.

¿Pudiera encarnar Leopoldo López, el líder para la transformación popular y urbana que necesita nuestra capital y su espacio metropolitano? Pensamos que sí. Nuestro reto como caraqueños es brindar oportunidades al cambio, al desarrollo de una nueva cultura cívica en la que todos los derechos sean para todas las personas.

miércoles, febrero 06, 2008

¿ESTRATEGIAS METROPOLITANAS?

Los problemas del área metropolitana de Caracas están siendo analizados desde distintos enfoques –partidistas y políticos- que no siempre se corresponden con la legítima aspiración de sus habitantes por alcanzar una metrópolis con calidad de vida.

Para el oficialismo, por ejemplo, la alcaldía metropolitana se ha convertido en un “punto de honor” que debe ser mantenido a toda costa, como si fuera un botín de guerra. Por si fuera poco, la actual administración bolivariana ha emprendido un proceso de re-centralización de algunas de sus competencias y atribuciones (en materia de seguridad) con el único objetivo previsible de debilitar esa instancia de gobierno metropolitano.

Por otro lado, y de manera increíble, algunos grupos de intelectuales y planificadores, sugieren ahora la posibilidad de que los ciudadanos y los factores alternativos al oficialismo no presenten candidatura alguna ante la Alcaldía Metropolitana, debido a su complejidad estratégica y a los retos que implica la gestión coordinada con los otros alcaldes de la ciudad.

Con un respectivo toque de oportunismo, avispados asesores y estrategas sugieren a sus respectivos precandidatos que evalúen bien sus aspiraciones electorales; para que no “quemar” su capital político y sus potencialidades como dirigentes del futuro. Así, el área metropolitana de Caracas, se ha convertido para algunos políticos, intelectuales y expertos, en un tema cuyo tratamiento depende estrictamente de sus intereses inmediatos y su conveniencia inmediata.

¿Dónde queda el apego al marco constitucional y legal vigente? ¿Son genuinos entonces, los llamados a la participación ciudadana en la gestión local? ¿Acaso la ciudadanía, debe resignarse a la conveniencia de partidos o de elites que medran alrededor del tema urbano? ¿Y cómo es eso, de que Caracas no merece un Alcalde Metropolitano que batalle por su dignificación como un espacio habitable para todos? ¿Por qué seguir corriendo la arruga metropolitana?

Caracas requiere de un gobierno metropolitano democrático, eficaz y moderno comprometido con el ejercicio corresponsable de los derechos de los ciudadanos; y con un desarrollo urbano sustentable y en plena armonía con el entorno que lo rodea. Esto es lo único que aspiramos los caraqueños. ¿Lo podrán entender los estrategas electorales?

viernes, febrero 01, 2008

ELECCIONES ESTADALES Y LOCALES, A PRIMERA VISTA

¿Qué duda cabe? Este año será signado por los procesos de elección popular (directa, universal y secreta) de las autoridades públicas de las 23 entidades federales, de la alcaldía metropolitana y, por supuesto de cada uno de los 335 municipios que integran la República Bolivariana de Venezuela. Será una confrontación electoral dura, ¡y quizás a rajatabla!; pero eso no importa, siempre y cuando en el debate predomine la óptica de los derechos ciudadanos; por encima del oportunismo y del simple encono particular y sectario.

Los revolucionarios y las elecciones locales

Por el tono –ora agresivo, ora plañidero- de las declaraciones oficialistas, el balance que aparentemente maneja ese sector sobre el venidero proceso electoral, no es el mejor para sus intereses políticos. De allí que, se argumente la posibilidad de “una guerra”, en el caso de consolidarse un triunfo de los sectores independientes y partidistas que disienten del gobierno.

Esa consigna bélica (la guerra en el 2009) es poco consistente, por la actual debilidad política del gobierno; y, por el repliegue de muchos de sus partidarios luego de la derrota del 2-D. Así mismo, la advertencia presidencial tampoco parece asertiva, porque los venezolanos más bien aspiran a vivir en paz; y no peleándose entre sí.

Por otra parte, el pregón de que luego de una eventual victoria de la oposición en estos comicios, se emprendería una estrategia contra el Presidente Chávez; nos suena más a un ego político lastimado que, a un análisis estratégico del tema electoral. ¿Y qué sentido tiene ir por el Presidente Chávez; si aún hay otros objetivos y espacios más relevantes por conquistar?

Más realistas y relativamente eficaces pudieran ser otras “jugadas tácticas”, que aún se encuentran al alcance de la revolución. Por ejemplo, la separación de las elecciones de Gobernadores y Consejos Legislativos Estadales de la elección de los alcaldes, es una de ellas. De esta forma, el gobierno podría manipular con mayor flexibilidad y eficiencia la coyuntura comicial al “reducir la complejidad del reto” que enfrenta. De la misma manera, esta separación de las elecciones facilitaría la reducción de tensiones y los procesos de negociación interna de las fuerzas políticas por el tema de las candidaturas.

Desde un enfoque institucional, es natural que los alcaldes sean electos a la par de sus componentes legislativos; es decir, una posposición de las elecciones de los alcaldes hacia el año 2009, no luce descabellada desde un punto de vista técnico e institucional. Además, esta situación les otorgaría un año más de gestión a las autoridades locales vigentes. Y ojo, quizás esta propuesta no desagrade del todo, a muchos de los alcaldes en ejercicio.

Otra opción oficialista –ésta un tanto más desesperada-, la representaría la “inhabilitación política selectiva” de aquellos rivales electorales de mayor trascendencia política en el país. Y allí, están los casos de la dirigente social María Corina Machado, del alcalde Leopoldo López, el ex-gobernador Enrique Mendoza o el también el alcalde Henrique Capriles Radonski. Los cuatro son destacados líderes de la oposición democrática; y los cuatro siempre han estado bajo la mira de la peculiar “justicia revolucionaria”. Sin embargo, una decisión de este tipo implicaría un riesgo importante para el propio gobierno.

Una táctica que comienza a utilizar el gobierno socialista (ante la pérdida de gobernaciones y alcaldías que se auto-presagia), es debilitar a esas entidades político-territoriales menores; es decir, ante la posibilidad de perder el control hegemónico sobre algunas gobernaciones se pretende su debilitamiento mediante la re-centralización de atribuciones y funciones. Lo que puede ocurrir con esta operación es justamente la sobrecarga y colapso de una administración pública nacional ya agotada por la descoordinación, la incapacidad de gestión y el burocratismo.

En el contexto estrictamente electoral, un atasco adicional del oficialismo es la carencia de una plataforma partidista establecida, consolidada y con fuerza. Y es que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), no se ha engranado pese a la inmensa cantidad de recursos institucionales y financieros que se han invertido en su organización, por cierto, ¿alguien lleva la cuenta de ellos? Y es que hasta ahora, el PSUV ha sido un auténtico fiasco.

Las fuerzas alternativas y las elecciones locales

En el evento comicial programado para finales de este año, las fuerzas alternativas concurrirán como lo que son: un amplio espectro de fuerzas políticas diversas, dispersas, internamente competitivas y no siempre con objetivo claros. Estas características generales no impiden que el bloque alternativo pueda obtener un resultado electoral satisfactorio en las elecciones de Noviembre. En todo caso, los resultados electorales de nuevo dependerán de la capacidad de movilización y de la calidad del mensaje que se presente ante el electorado.

Los factores de oposición partidista se encuentran estructurando un acuerdo unitario. Para ello, han firmado un pacto que al menos ya logró incorporar a los sectores de la derecha más reaccionaria que jugaban a la abstención; y que a partir del resultado del 2-D se encuentran en una fase de transición o de retorno hacia posturas democráticas. Por supuesto, llegar a opciones unitarias, no será un proceso fácil. Su dificultad será directamente proporcional a las opciones de triunfo que se calculen en el análisis político-electoral. Muy seguramente, ocurrirá que en entidades federales (estaduales o locales) con amplios vaticinios de ganancia se presenten una buena cantidad de pre-candidatos y aspirantes.

Por otra parte, los factores de cambio –políticos y sociales- deben comprender a plenitud y a conciencia que, en estas elecciones no está en juego la “figura presidencial”; sino algo mucho más importante: la oportunidad de elevar la calidad de vida de cada uno de los habitantes del país, en su entorno inmediato y circundante. Las elecciones a las gobernaciones y alcaldías, son eso, mecanismos de participación popular para elegir las autoridades más cercanas a la población. En tal sentido, la oposición política y las fuerzas sociales alternativas se encuentran obligadas a diferenciarse de la ideologización y polarización que erróneamente le ha otorgado el oficialismo a estas elecciones.

Algo que también tendría que estar claro, es el papel y la participación de los movimientos sociales en este evento. Y es que llegó la hora para el movimiento vecinal. Llegó el momento para ese enorme ejército de ciudadanos voluntarios que trabajan a diario en asociaciones de vecinos, consejos comunales y otras organizaciones cívicas, por el bienestar de sus vecindades y comunidades. Sería imperdonable que justo ahora, el movimiento popular no impusiera su agenda comunitaria o no exigiera cuentas a los gobernantes y aspirantes hacerlo; así como que no defendiera sus espacios naturales de participación y protagonismo.

El resto de los movimientos sociales –como estudiantil o el sindical-, debe entender y asumir muy bien su función de aliado ciudadano, de aliado estratégico y de facilitador de procesos, en un marco de respeto para el avance de las luchas populares comunitarias. Lo contrario, sería incitar al oportunismo que siempre termina dando los resultados tan conocidos por todos. De la misma manera, los medios de comunicación social también les convendría ajustar su participación en este proceso, sin pretender imponer candidaturas por simpatía o afinidades ideológicas. Nadie duda del destacado papel de los medios de comunicación en la defensa de las libertades democráticas; de igual manera, nadie duda que ellos también contienen intereses específicos.

Por supuesto, que en un juego político abierto y democrático, los distintos actores sociales, económicos y políticos del país tienen legítimo derecho de expresar sus puntos de vista, sus intereses y, participar y competir entre sí. Eso es natural; estamos de acuerdo. Pero agregamos, que dicha competencia y participación se basen en una revalorización auténtica de la política, en lo verdaderamente sustantivo; y, no en la manipulación consciente de determinadas situaciones para obtener beneficios inmediatos para una parcela ideológico-política particular.

Una conclusión muy preliminar

Las elecciones estadales y locales vindican la descentralización y desconcentración de los mecanismos de participación y protagonismo ciudadano. Aquellos factores en competencia que no comprendan esa cualidad, serán fácilmente derrotados en esos comicios. Al igual que, en Diciembre pasado el gobierno, acude a la cita electoral sin poseer todas las variables bajo su control. Y ya sabemos lo que ocurrió. La oposición se presenta al evento, otra vez muy fragmentada -¿será qué es un nuevo chiripero?-; pero con un mayor aprendizaje proveniente de los recientes aciertos. El bloque oficialista aún tiene una buena capacidad de maniobra táctica y, no dudamos que la utilice para evitar o reducir el descalabro electoral que ya comienza a reconocer. La oposición y las fuerzas alternativas están obligadas e entender la verdadera dimensión de la coyuntura. De lo contrario, dejarán pasar una inmensa oportunidad. Volveremos sobre este tema electoral en nuestra próxima entrega.