viernes, enero 18, 2013

Consejos ¿comunales?

 
Aunque precaria y no suficientemente "capilarizada", la organización social en Venezuela tiene antecedentes muy importantes. Lo "comunitario" no es un vocablo novedoso para muchas agrupaciones que han hecho de esto el centro de su acción, pero para muchos venezolanos ahora es un término que está muy en boga.

Hoy el término lo conjugamos conforme lo ha dispuesto el poder: en lo comunal, o concretamente, en los consejos comunales.

La experiencia de estos consejos no puede ni debe ser subestimada. Ya se cuentan por decenas de miles y están diseminados por toda la geografía, son una realidad en lo urbano y también en lo rural.

Si se analizan las valoraciones de quienes han sido encuestados al respecto, su rol es y debe ser muy claro: dedicarse a resolver los problemas de la comunidad. Examinando sus acciones en la práctica, casi todos pretenden mejorar el hábitat o espacio social más inmediato de sus pueblos, barrios o urbanizaciones.

Si nos atenemos a lo dicho por el Centro Gumilla, destaca algo sumamente interesante en una Venezuela que está cruelmente polarizada: los vecinos afirman que estos consejos en su mayoría están integrados por personas de distintas tendencias políticas.

Una señal alentadora pues hay oportunidad para construir espacios plurales desde lo común, el diálogo y la cooperación. Sin embargo, cuando se estudian las inclinaciones políticas de los propios voceros, nos encontramos que hay una clara mayoría de ellos que acompañan al oficialismo. Es una verdad que han demostrado otros estudios, por cierto, más recientes. Quienes disienten, o bien no participan o no los han dejado, lo que nos vuelve a estrellar contra una amarga realidad.

Aunque bien evaluados en sus primeros pasos hace algunos años, hoy surgen muchas críticas en torno a su funcionamiento, pero el rasgo más acentuado sigue siendo la apatía que sentimos hacia ellos. Cuando se les pregunta a los venezolanos si "les gustaría ser parte de un Consejo Comunal", un 71% responde con un frío y distante no.

¿Cómo cambiar una realidad cuando no se es parte de ella? Mientras no haya disposición a ser un sujeto político activo, seguirán siendo "otros" y no el "nosotros" quienes terminarán tomando las decisiones. Como en la vida política, en las organizaciones sociales no hay lugar para el vacío.

En el fondo el mayor drama es que dependen de la voluntad del poder central que atenta directamente contra su esencia y que pudiera generar su eventual disolución en la estructura burocrática del Estado. Lo peor no es eso, sino que de nuevo, una mayoría de venezolanos creemos que estos consejos comunales deben depender del Gobierno Nacional, una señal inequívoca que nuestra cultura presidencialista está demasiado arraigada. En el futuro inmediato se propone que se utilicen estos espacios para disolver o vaciar de competencias a otras instancias. Difícil impedirlo si seguimos creyendo en un gigante todopoderoso que debe encargarse asistencialmente de todos nosotros.

No hay comentarios.: