Muy emotiva esta
temporada de “Games of Thrones” (GOT) que acaba de finalizar. De verdad que la
disfruté muchísimo aunque no dejo de reconocer que también me dejó algunos “sinsabores”
por el apresurado recorte implementado por los productores de la serie. En
realidad, no deja de ser paradójico que una de las mejores sagas de todos los
tiempos haya sucumbido a las tijeras de la edición y escaso presupuesto.
En esta
ocasión, GOT nos muestra el crecimiento de sus personajes principales. Cada uno
de ellos lleva consigo una sufrida trayectoria que la ha forjado o reforzado
una personalidad con la que afrenta las nuevas e inesperadas situaciones que
vive en ese mundo de horror, fascinación y magia que los guionistas principales
Weiss y Benioff crearon para ellos, ya sin la orientación e George RR Martin.
Hago mi
repaso. Cersei, ahora reina absoluta de Westeros, arrastra tras de sí la
pérdida de su tres hijos y la de su padre, el viejo Twin Lannister, a quien siempre
admiró y ahora imita en su sutil rudeza diplomática. Jaime, su hermano y pareja
real, comparte su luto por los hijos perdidos y no termina de superar
sicológicamente su discapacidad como espadachín. Tyron, se encuentra ahora en
la misma situación que antes “solo e incomprendido” ayudando a los enemigos
naturales de su familia y sin completamente aceptado por ese bando que apoya.
La joven y
bella conquistadora Daenerys Targaryen, por fin llegó a poniente, con un ejército
que comprende infantería, caballería y hasta con una particular fuerza aérea;
luego de padecer persecuciones y humillaciones, al otro lado del Mar Angosto. Y
con ella arriban los personajes de su corte: entre los cuales es
indefectiblemente necesario a la espectacular Missandei-
La reunión de
los Stark, resulta épica. Allí se juntan los dolores y sufrimientos del joven
Bran, Arya y Sansa cada uno de los llenos de cicatrices y experiencias que los
han reconvertido en un vidente, una princesa guerrera y una potencial candidata
a reina del Norte (gritaría con gusto: the queen in the north! the quine in the
north!)
Jon Snow, que
quizás siga sin saber mucho, en el capítulo final de esta temporada nos
demuestra que ha aprendido algo (al igual que Sansa). Y es que, el mozo Jon
Snow, de la época de Ygritte (la bella peliroja salvaje, ¿recuerdan?) quedó muy
atrás comparado ahora con un nuevo Jon Snow, seductor y resuelto que seduce de
manera directa a la joven Daenerys.
Ahora se abren
las compuertas para la imaginación y la especulación sobre el futuro de la
serie, en su octava y última temporada, que según los “youtubers” (habría que
buscar un término castellano) se estrenaría en 2019. Ya, para ese entonces casi
que nos habremos olvidado de la trama, salvo de la bellísima Missandei
(Nathalie Emmanuel).
¿Pronósticos para dentro de año y
medio? Claro que los tengo; pero aún es temprano. Por ahora solo protesto por
la eliminación de las escenas del lobo Fantasma, mi huargo favorito. Y otra
cosa, para los “youtubers”: dejen de matar tanto a Jon Snow (o Aegon
Targaryen). El tipo dobló la rodilla y salió ganando.
Reciban un buen abrazo