Este 19 de agosto se
celebra el 401 aniversario de la fundación de Baruta, hecho que ocurrió en el
año 1620. La fundación del pueblo la hicieron el presbítero Gabriel de Mendoza y
el oficial José Gutiérrez Lugo, como representantes de los poderes eclesiástico
y secular de la época. La base poblacional del centro poblado fueron los
españoles y los indígenas de las encomiendas de la zona. Inicialmente, el
nombre del poblado fue San
Francisco de Paula que luego, en el año de 1655 se modificó por el de la Villa
de Nuestra Señora del Rosario de Baruta, cuando fue terminada su iglesia.
La fundación de Baruta obedeció a la
política general de la Corona española de reducción y reagrupamiento
territorial de los indios (la reducción a poblado),
decretada por el rey Felipe III en 1618. Esa política se caracterizó por la creación
de pueblos de doctrina o
pueblos de indios como medio de control a una dispersa población aborigen. La reducción
a poblado en algunas ocasiones implicó importantes y forzosas migraciones
internas de indígenas, pues eran obligados a trasladarse desde su hábitat
original hacia otras zonas geográficas.
A los encomenderos no les agradó la reducción a poblado, pues preferían
mantener a los indios dispersos, pero bajo su control y en sus respectivas
encomiendas trabajando además bajo severas condiciones para su provecho directo.
Sin embargo, la instrucción de la Corona se cumplió y el gobernador De Hoz y
Berrios y el obispo Angulo mediante una eficaz alianza fundaron en la zona de
Caracas -por lo menos-, dieciséis pueblos de indios entre los años 1619 y 1621.
En ese contexto se fundó el pueblo de Baruta.
Para 1691 ubicamos a la villa de Nuestra Señora del Rosario de Baruta como
un
curato unido a Petare y, por supuesto, bajo la orientación de la iglesia
católica. Algunos años más tarde, en 1720, el obispo Juan José
Escalona y Calatayud separó Baruta de Petare, al cual pertenecía como pueblo de
doctrina de indios a causa de la excesiva distancia entre ambas poblaciones y a
las pésimas vías que dificultaban el traslado del cura doctrinero. La decisión
del obispo Escalona y Calatayud le otorgó a Baruta categoría de parroquia con
su propio párroco, el padre Pablo Calderón.
Posteriormente, la villa de
Nuestra Señora del Rosario de Baruta aparece adscrita al
Distrito Guaire del Cantón Los Altos, en la división territorial que estableció
la Constitución de la Provincia de Caracas de 1812. En
1822, se crea el Cantón de Petare con los sectores de Baruta y El Hatillo bajo
su jurisdicción, producto de la Ley de División Político-Territorial de 1821. En
1853 se reorganizan las parroquias del Cantón Petare, pero se mantiene a Baruta
bajo esa adscripción. En la Ley del 28 de abril de 1856 (que estableció
la división territorial de la República) encontramos a Baruta adscrita al
cantón Petare de la provincia de Caracas, como una de sus parroquias junto a
otras como: Monagas, Atillo (sic), Libertad y Unión.
En su periplo político-territorial,
Baruta pasó a ser parte del estado Caracas en 1864. En 1879 pasa a formar parte
del estado Centro y en 1881 del estado Guzmán Blanco (aunque siempre adscrito a
Petare). En el año 1904 Baruta se anexa al Distrito Federal y permanecerá así hasta
el año 1909. En la
Ley de División Político-Territorial del estado Miranda de ese año, encontramos
a Baruta junto a otros municipios como: Pacheco, Chacao y el Hatillo adscritos
al nuevo Distrito Sucre, siendo su capital Petare. Para 1984, en la División
Político-Territorial registrada por la División de Estadística del Consejo
Nacional Electoral (CNE), Baruta aparece como un municipio perteneciente al
Distrito Sucre junto a otros como: Chacao, Leoncio Martínez, El Hatillo y
Petare. En realidad, nuestro municipio fue siempre dependiente en
el plano administrativo de la localidad de Petare, hasta su elevación como
municipio en 1987, a proposición de la diputada Carmen Torres y con el apoyo de
la también diputada Gloria Capriles.
Desde el punto de
vista de la vida cívica, de la organización vecinal (aunque de más reciente
data y a comienzos de los años cuarenta del siglo pasado) Baruta registra una
intensa actividad vecinal en las zonas populares. En efecto, la primera
organización comunitaria fue la Junta de Vecinos en el barrio “El Güire” (1944)
y, posteriormente surgió La Liga Agraria “La Peñita” liderada por Rosa Guzmán
de Peña (de paso una de las dirigentes comunitarias más importantes que haya
tenido Baruta). Un poco después emergerían las asociaciones de propietarios y
residentes en las urbanizaciones; tales como: las asociaciones de propietarios
y residentes de la urbanización Prados del Este (ASOPRAES, 1964), la de El
Peñón (ARPEC, 1964), o la de El Cafetal (APRACAF, 1965).
Las organizaciones
comunitarias de Baruta desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo del
movimiento vecinal metropolitano y es así que, en el año 1974 participan de la
que será la agrupación más importante del país (en su momento) como lo fue la
Federación de Asociaciones de Comunidades y Urbanas (FACUR). FACUR -sin lugar a
dudas-, representó un cambio sustancial en el tratamiento de los asuntos
urbanos e incluso políticos relativos a las municipalidades venezolanas.
Para comienzos de la
década de los años 80 y, bajo la orientación de la Coordinadora de
Organizaciones Vecinales del Sureste (COMSURESTE) y de su líder Juan Negretti
Malpica, los vecinos organizados logran detener la ordenanza de zonas
especiales que perjudicaba las áreas verdes del sureste del hasta entonces
Distrito Sucre y, justamente de esas luchas nació la celebración del Día del
Vecino, cada 3 de octubre.
La acción de contraloría
vecinal de las campañas electorales en espacios públicos realizada por la
Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de La Hoya de El Cafetal (CORACAFE),
las manifestaciones de comunicación alternativa realizada por el Movimiento de
Integración de la Comunidad (MIC), así como el surgimiento del Movimiento “Queremos
Elegir” fueron claras demostraciones de la capacidad de trabajo e incidencia
pública del movimiento de los vecinos en Baruta. En ese contexto, Carmen
Beaujon, Luisa Figueroa y Dilia Gallamini se convirtieron en referentes
fundamentales para el movimiento ciudadano por su trabajo voluntario y su
actitud ética constructiva. Como parte de la actividad ciudadana del país le
tocó a Baruta elegir el 5 de agosto de 1995 al primer Juez de Paz de Venezuela,
recayendo la responsabilidad y el honor en el vecino Antonio Pulido.
Una de las luchas más
trascendentes emprendidas por el movimiento vecinal baruteño fue su oposición a
los proyectos de construcción de viviendas en la Base Aérea Generalísimo “Francisco
de Miranda” durante 2007 y 2008. Tras una férrea resistencia contra las
decisiones del Gobierno Nacional, el consejo comunal y la asociación de vecinos
de Chuao encabezaron una lucha pertinaz en procura de la paralización de las
obras que se habían iniciado (que finalmente lograron) y en la solicitud de la
construcción de un parque verde en el espacio de La Carlota.
Baruta conformó su
primer Consejo Local de Planificación Pública (CLPP) en 2004, órgano municipal
que ha venido funcionando de manera irregular -desde entonces-, a pesar que
pudo impulsar algunos mecanismos de participación ciudadana como el presupuesto
participativo. A partir del año 2006, la historia del movimiento vecinal de
Baruta cambia de manera drástica con la creación de los consejos comunales como
nuevas instancias de organización comunitaria. Las asociaciones de vecinos son desplazadas
en su mayoría y, comienza una transición hacia una nueva situación en la que a
las asociaciones de vecinos (convertidas en consejos comunales) les toca
defender su autonomía y las políticas de segregación impulsadas desde el
Ejecutivo Nacional.
La lucha de los
movimientos vecinales baruteños no cesa y frente a la pretensión gubernamental
de separarles del estado Miranda se han plantado y han logrando detenerla. Sin
embargo, hay un conjunto de retos a enfrentar como: la propuesta de la
implantación del Estado comunal, la baja calidad de los servicios públicos, el
desorden urbanístico que cada día gana más terreno en el municipio, la
incertidumbre por la pandemia del Covid-19 o si se quiere la recuperación de la
mayoría en el Concejo Municipal. Hay pues, una agenda de lucha planteada que
requiere decisión y firmeza para su abordaje así como lo tuvieron aquellos
conquistadores que por 1620, decidieron fundar un poblado de indios con más
sueños que realidades, que de no haber sido así; quizás Baruta en la actualidad
no existiría.
@migonzálezm