La situación
electoral en Venezuela se complica un poco más. El régimen de Maduro y el
oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), continúan obstruyendo
las posibilidades de realizar unas elecciones abiertas y libres, inhabilitando
ilegalmente a la candidata opositora María Corina Machado. Para ello, se ha
utilizado al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que como es sabido es controlado
por el bloque oficialista. Sin embargo, la candidata opositora se ha mantiene
firme en sus objetivos político-electorales sobre la base de su elección por
más de tres millones de venezolanos en un proceso de votación universal,
directo y secreto y además masivo.
En realidad, los
estudios de opinión y el cálculo oficialista indican que Maduro y el PSUV
recibirían una contundente derrota en las próximas elecciones presidenciales
previstas para este año. María Corina Machado viene apelando a su liderazgo popular,
mientras Maduro denuncia que sido víctima de una serie de atentados (presuntos magnicidios)
como bandera electoral. Pero por otra parte, ordena a sus acólitos emprender
una seria de acciones violentas denominada la “Furia Bolivariana” cuyo propósito
es intimidar y tratar contener la protesta popular.
La candidatura
presidencial de Maduro parece difícil de levantar. Los constantes fracasos en
su gestión gubernamental que no logra satisfacer las demandas populares de
tener acceso a servicios públicos de calidad ni de acceder de manera
satisfactoria los productos de la canasta alimentaria básica, así como las
denuncias de corrupción administrativa generalizada y las violaciones a los
derechos humanos fundamentales determinan que la mejor decisión para él
(Maduro), es hacerse a un lado.
María Corina
Machado tiene un sector importante de la mayoría social de su parte y esa
cualidad le otorga una enorme ventaja política y electoral. Sin embargo, esa
mayoría social está aún desorganizada y con poca sinergia entre sí. Esa mayoría
sólo sigue y depende de la figura de Machado, pero más allá eso no tiene mucho
músculo organizativo; por lo tanto, la dirección política que acompaña a la
líder opositora le toca extremar esfuerzos de manera eficaz para cohesionar y
consolidar la mayoría social en una auténtica fuerza de cambio. Lo contrario,
será tiempo perdido.
¿Preferirán
Maduro y PSUV entrar de nuevo en el charco de las sanciones petroleras de los
Estados Unidos por incumplir con los acuerdos firmados en la isla de Barbados
el pasado año? ¿Son tan inmensos los compromisos de Maduro con sus aliados
(Cuba, China, Irán, Nicaragua y Rusia entre otros) que optaría por soportar sanciones
personales e investigaciones en la Corte Penal Internacional? Pareciera más
sencillo para el bloque oficialista acudir a unas elecciones presidenciales
aceptables y en caso de perderlas utilizar la Asamblea Nacional y el resto de
la institucionalidad chavista que le queda para conseguir una retirada
tranquila.
@migonzalezm