viernes, junio 07, 2024

Reseña del libro Los Anales de Cornelio Tácito

 

Introducción

De obra trascendente, Cornelio Tácito no pasó desapercibido a la crítica histórica, de la cual salió con nota sobresaliente. Tácito perteneció a la élite de la sociedad romana, proveniente de una familia senatorial, fue pretor, cónsul y procónsul en Asia. Emparentado con el noble Agrícola tuvo pues la oportunidad de emplear su tiempo del retiro en construir una narrativa sobre los eventos que consideró más relevantes de su época. Le tocó a Tácito analizar la transición de la República al Imperio, con la llegada al poder de Tiberio; una vez fallecido Octavio Augusto.

Cornelio Tácito -además de escribir “Los Anales desde la Muerte del Divino Augusto” (116-117 d.C.)-, también escribió la “Vida de Agrícola” (su suegro) y “Germania” dedicado a un análisis “etnográfico” de los pueblos germanos. En el presente papel de trabajo, o más bien ejercicio se presentan algunas consideraciones sobre el Libro I de los Anales; siguiendo el índice indicado en la cátedra de Historiografía.          

Resumen del contenido

El Libro I de los Anales de Cornelio Tácito comprende de manera sustancial, la narración histórica de los sucesos militares ocurridos en Panonia y Germania; una vez fallecido el princeps Augusto y comenzado en consecuencia el principado de Tiberio Nerón. El libro comienza con una relación sumaria de la llegada al poder de Octavio César (Augusto) una vez eliminados Casio y Bruto y, finalmente derrotado Marco Antonio quien fuera en última instancia su máximo rival político-militar. “Así pues transformando el estado de arriba abajo, nada quedaba de vieja integridad: todos abandonando el espíritu de igualdad, estaban pendientes de las órdenes del príncipe, sin temor alguno por el presente mientras Augusto, en el vigor de la edad, fue capaz de sostenerse a sí, a su casa y a la paz” (I-4).

Luego de una muy breve y oscura mención a la muerte de Augusto, (acaecida en la ciudad de Nola), Tácito nos narra el inicio del principiado de Tiberio donde “cónsules, senadores, caballeros corrieron a convertirse en siervos” (I-7). Dejado eso atrás, se desarrolla el foco en tres eventos militares y políticos como fueron las sublevaciones de las legiones de Panonia (I-16/30), de Germania (I-31/52) y la campaña de Germánico en Germania y, la derrota final de Armenio, otrora azote del ejercito romano en esa región del imperio (I-55-72). Por supuesto y, sobre todo ello resalta la personalidad y la visión que sobre ese proceso tenía el enigmático Tiberio.

Finalmente, el texto se centra en relatar algunos eventos administrativos de la gestión de Tiberio (I-72/81) y donde se nos muestra la rutina interna del ejercicio de la magistratura; por parte de Tiberio y su relación con el Senado y otros actores locales y provinciales del imperio. 

Sobre las fuentes empleadas por el autor

Como sabemos, Cornelio Tácito escribió su narración sobre la era Julio-Claudia, por lo menos cincuenta años después de que sucedieron. Por lo tanto, el uso de fuentes era tanto una necesidad como una “obligación” para un autor como Tácito, que concebía la narración histórica como un elemento “moralizador” Al respecto cabe destacar que, el autor mantuvo un punto de vista crítico (desde su enfoque y, por lo tanto subjetivo) de las fuentes históricas de la época, “las fortunas y adversidades del viejo pueblo romano por escritores ilustres y tampoco a los tiempos de Augusto le faltaron notables ingenios que los narraran hasta que al crecer la adulación se fueron echando atrás” (I-1). Pero muy seguramente y pese a la crítica y a la desconfianza de las fuentes, Tácito se vió obligado a usar documentos escritos oficiales; así como otros datos prevenientes de tradiciones orales. De eso, no hay dudas. Veamos el caso de la muerte de Augusto: “y algunos sospechaban un crimen de su esposa”. En otras palabras, la sospecha fue válida como una posible explicación histórica. Pero más importante aún es que Tácito fue senador, cónsul y procónsul; es decir, perteneció a la élite romana, convivió con ella y, por ende, tuvo acceso directo a documentos oficiales que le servirían como soporte para la construcción de su narración histórica.

Así la revisión de edictos, pactos, inventarios públicos, la designación de cargos, los informes de los prefectos de campamento, de los legados, centuriones o tribunos; así como crónicas menores de los eventos acecidos y escritos de otros historiadores, sirvieron de insumos para construir el relato histórico de Tácito; aunque manteniendo una actitud crítica. “De los comicios consulares que hubo por vez primera bajo su principado y en lo sucesivo, no me atrevería nada seguro: tal es la divergencia de juicios que se encuentran no solo en los historiadores sino también en los discursos del propio Tiberio” (I-80).

Una duda que resalta es cuanto a la temporalidad de la secuencia de los sucesos narrados. El relato de Tácito, si bien se ubica en un lapso determinado (años 14 y 15 de n.e.), los sucesos acontecen de manera continua, sin pausa alguna. Es decir, Roma podía organizar con una rapidez inusitada varias legiones y enviarlas casi de inmediato a Panonia o Germania. Aquí el relato histórico se asemeja más a una creación literaria.

Otra inquietud que nos dejan los relatos del Libro I de los Anales es la aparente facilidad que tenía Roma para organizar legiones, cohortes y manípulos y enviarlas al combate. No se trata de dudar del relato de Cornelio Tácito; pero ¿son ciertas o más bien estimadas las cifras de legiones y tropas que tomaron parte en el desarrollo de esos eventos?

 ¿Hace el autor alguna distinción entre las causas históricas?

La narrativa de Cornelio Tácito se centra de manera fundamental en la acción propia de sus actores principales, que en este libro son el recién estrenado príncipe Tiberio y luego Druso, Germánico y otros personajes menores relacionados con la acción de estos. La causalidad es la voluntad humana por el acceso al poder y su posterior mantenimiento. No percibimos en este texto una clara distinción causal entre los eventos narrados.

Cabría sin embargo, agregar la motivación de la sublevación de las legiones de Germania que nos indica la precariedad que padecían esos  legionarios: “protestan del tráfico de los rebajes, de las angustias del estipendio, de la dureza de los trabajos, enumerándolos por sus nombres propios: empalizadas, fosos, acopio de pienso, de materiales de leña” (I-35). Las condiciones materiales de que sufrían las legiones en Germania o Panonia ocasionaron sendos motines no son tratados en una jerarquía aparte por parte del autor; sino como parte de la narrativa de un hecho que afectaba a unos de sus héroes en esta caso Germánico. En síntesis, para Cornelio Tácito en su análisis lo predominante es la individualidad de cada personaje y sus intereses íntimos, el contexto social es sólo eso, un contexto escenográfico.

Acerca del papel de lo sobrenatural en la explicación histórica

Lo sobrenatural en la explicación histórica carece de importancia para el autor. No se trata que el sentimiento religioso; por ejemplo no se considere parte de la psiquis individual, colectiva y cultural del mundo romano. La religiosidad existe y se práctica tanto como expresión cultural como mecanismo burocrático; pero hasta allí. El aspecto religioso, lo sobrenatural no es valorado como causalidad de la sublevación de las legiones de Panonia o de la campaña de Germania.

Como un evento cultural y popular encontramos: “permanecía en ellos además en ellos el miedo de la ira celestial, no en vano menguaban los astros y se precipitaban las tempestades como respuesta a su impiedad; no había otro remedio para sus males –pensaban- que el abandonar aquel campamento maldito profano, y que purificado por medio del sacrificio expiatorio volviera cada cual a su acuartelamiento de invierno” (I-30).

Como una expresión de utilidad burocrática de la religiosidad podemos mencionar: “se accedió a la solicitud de los hispanos para erigir un templo a Augusto en la colonia de Tarragona y con ello se dio a todas la provincias un ejemplo” (1-78). La presencia de lo sobrenatural y el elemento religioso estuvo presente en la sociedad y la cultura romana; y así fue recogido por el historiador. En cuanto a su utilización como variable que incidiera el desarrollo de los acontecimientos humanos, su presencia fue nula. 

Los aspectos geográficos considerados por el autor. Ámbito geográfico donde se desenvuelve el relato

El relato histórico que presenta el autor transcurre en la vastedad del imperio romano y, no es una “frase hecha”; sino que el relato comprende regiones que van desde la Hispania, pasando por la Galia y llegan hasta Bitinia. Por supuesto, que los aspectos más relevantes de la narración de Tácito, se ubican en la regiones de Panonia y Germania en atención a los acontecimientos allí ocurridos como fueron los motines de las legiones allí acantonadas y la posterior campaña de Germánico, en la propia Germania.

A continuación, y a manera de ejemplo, se presenta un cuadro-resumen con las principales locaciones registradas por el autor en el Libro I de sus Anales. Veamos.

Región - Ciudad

Ejemplo de su mención en el Libro I

Armenia

“y a Gayo que volvía de Armenia gravemente herido” Capítulo3

Bitinia

…”denunció de majestad al pretor de Bitinia Granio Marcelo”… Capítulo 74

Galia

…”ocupado entonces en hacer el censo de las Galias” Capítulo 31

Germania

…”casi por las mismas causas se amotinaron las legiones en Germania”… Capitulo 31

Hispania

…”rivalizaron las Galias, las Hispanias e Italia”… Capítulo 71

Ilírico

...”sin conocerse todavía el resultado del motín en el Ilírico” Capítulo 46

Italia

…”exalta el consenso de Italia, la lealtad de las Galias”… Capítulo 35

Nola

…”si cuando encontró a Augusto en la ciudad de Nola”… Capítulo 5

Ravenna

…”la esposa de Arminio dio a luz un retoño varón, fue criado en Ravenna”… Capítulo 5

Recia (Raetia)

…” se envía poco después los veteranos a Raecia” Capítulo 44

Roma

…”pero en Roma cónsules, senadores, caballeros corrieron”… Capítulo 7

Rodas

…”y ni siquiera en los años pasados en el exilio en Rodas”… Capítulo 4

Panonia

…”cuando estalló una sedición en las legiones de Panonia”… Capítulo16

Planasia (Isla)

…”que este relegó a la isla de Planasia”… Capítulo 3

Tréveris

…”se marchaba a la tierra de los tréviros”… Capítulo 41

Teoteburgo

…”no lejos del bosque de Teotebugo”… Capítulo 60

 

Un comentario adicional (dentro del aspecto geográfico), lo refiero a la mención del clima al que hace mención el autor en un pasaje referido a los sucesos de Panonia: “Había aumentado las cuitas de los soldados la prematura llegada del mal tiempo, con lluvias continuas y tan recias que no podían salir de las tiendas, ni reunirse unos con otros y apenas tener cuidado con los estandartes que eran arrebatados por el vendaval y las aguas” (I-30).

Además del clima, Tácito describe algunas características del terreno donde se escenificaron ciertos, en la campaña de Germánico contra Armenio. Por ejemplo: “los alrededores los formaban ciénagas ya firmes por un barro espeso, ya inseguras por los arroyos que las cruzaban; había en torno bosques de suave pendiente, que entonces llenó Arminio de tropas, tras haberse adelantado por atajos y marchas forzadas” (I-63).

Los accidentes geográficos también son mencionados en el relato de Cornelio Tácito, al respecto cabe mencionar, los ríos Rhin, Eder, Ems, Lippe y el Tíber; entre otros. Así como se menciona al Monte Tauno, en Germania, y las islas de Cercina, Rodas y Planasia. En tal sentido, se puede afirmar que las descripciones tanto geográficas, como climáticas y ambientales que emprendió Tácito para su narración histórica denotan un esfuerzo importante de su parte en revisar documentos o registrar tradiciones orales, para de esta manera otorgar una mayor autenticidad a los sucesos que narró en su obra.

Algunos aspectos sociales y políticos interesantes que resaltan en los Anales

De la lectura de los Anales podemos extraer algunos aspectos como la situación de los soldados romanos, el rol otorgado a la mujer y el registro de pueblos bárbaros que tomaron parte en su relato histórico.

La descripción que se hace en el texto sobre la situación de los soldados en Panonia y Germania es dramática: “Bastante habían pecado de cobardía por tantos años tolerando servir por treinta o cuarenta hasta acabar viejos y en la mayoría de los casos con el cuerpo mutilado por las heridas. Además tampoco los licenciados quedaban libres de la milicia, sino que acampados al pie de la de un estandarte soportaban con otro nombre las mismas fatigas” (I-19). Con Tácito nos queda clara que la supremacía militar de Roma tuvo un costo y un sacrificio humano inconmensurable, grosero y sangriento. ¿Cómo no iban ocurrir sublevaciones de legiones enteras ubicadas en las lejanas tierras de Roma, si sus condiciones de existencia eran cuando mucho precarias? Y por ejemplo: “Acaso las cohortes pretorianas que ganaban dos denarios por día, que a los dieciséis años eran devueltas a su hogares, corrían más peligros?” (I-17) 

Sin ser Tácito un historiador militar, en su texto se resalta el conjunto de mandos militares que daban conformación a la estructura del ejército romano. Así son mencionados en la obra, cargos tales como: los legados, los generales,  los centuriones, los tribunos militares, los prefectos de campamento, los aquilíferos y los portaestandartes. De la misma manera, conocemos a las legiones, las cohortes y los manípulos, la caballería y las fuerzas auxiliares. Y hasta curiosamente la presencia de gladiadores en esos lejanos campamentos militares ¿qué hacían allí?

Las mujeres en el Libro I de los Anales desempeñaron ciertas acciones destacadas en el plano político-cortesano e incluso militar; aunque con distinto signo otorgado por el autor. Nos referimos a Livia y a Agripina. Veamos que nos dijo Tácito sobre ellas:

Semblanza de Livia y Agripina

Livia

Agripina

Livia se había impuesto de tal manera al ya decrépito Augusto, que este relegó a la isla de Planasia a su único nieto, Póstumo Agripa” (I-3)

la insigne fecundidad de Agripina, su castidad resplandeciente luego aquel niño nacido en el campamento, criado en la camaradería de las legiones a quien se la había dado el nombre militar de Calígula (I-41)

 

De Livia nos quedamos con su función de “dura madre para la república, dura madrastra para la casa de los césares (I-10). De Agripina rescatamos su heroicidad: “si no fuera porque Agripina impidió que se cortara el puente que cruzaba el Rhin, había quienes por miedo se hubieran atrevido a tal infamia. Pero aquella mujer de ánimo gigante tomó sobre sí las responsabilidades de un general, y prodigó entre soldados que sufrían de miseria o heridas, ropas y remedios (…) más poder iba ya a tener ante los ejércitos Agripina que los legados y los propios generales” (I-69).

La división político-territorial que se asoma en el Libro I de los Anales es muy interesante. Por una parte, se encontraban los municipios –menor rango- por otra lado existían las colonias. “el propio Nauporto que tenía carta de municipalidad” (I-20).

Por último, merece destacar el registro de pueblos que realizó Tácito en este Libro I. En efecto, a lo largo de su relato van apareciendo un conjunto de pueblos que tomaron parte en el proceso de “pacificación” de Germania y zonas aledañas. Así encontramos a: los ubios, los caucos, los tréviros, los galos, los suevos, los propios germanos, los marsos, los brúcteros, los tubantes, los usípetes, los queruscos,  y los catos; entre otros.  

Sobre el pensamiento político del autor

Como afirmamos en la introducción Cornelio Tácito fue un testigo excepcional de la Roma imperial pues vivió en ella desde un lugar privilegiado. Su casta senatorial y los cargos públicos que ejerció indican con toda claridad que tenía la suficiente confianza ante las autoridades imperiales. Es decir, Tácito pertenecía al sistema. Eso por supuesto no lo descalifica; por el contrario, agrega un aderezo crítico a su existencia que pudo colocarlo en situación de riesgo ante ciertos princeps como Domiciano.

Tácito representa una posición crítica, desde una “visión republicana” del devenir romano. De allí, su constante prédica a favor de la libertad (aunque no de todos) frente al centralismo del poder imperial. Sin embargo, su posición frente a la organización estatal de Roma es permisiva: no se consigue una objeción hacia la estructura de las colonias y/o municipios que él, por su trayectoria pública debió conocer muy bien. Aunque si cuestiona el “clientelismo” aplicado por Augusto para ganar apoyos en su momento: ”(…) empezó a tomar para sí las prerrogativas del senado, de las magistraturas, de las leyes sin que nadie se le opusiera (…) los nobles se veían enaltecidos  con riquezas y honores en la misma medida en que se mostraban dispuestos servirle” (I-2).

También tomó nota crítica de las manipulaciones legales de Tiberio para perseguir a los senadores considerados adversarios así “no saciado con los procesos contra senadores se sentaba en los juicios –en un extremo del tribunal para no deslazar al pretor de la silla curul- y su presencia valió mucho contra las presiones e intrigas de los poderosos” (I-75).

Las penurias de los legionarios romanos; salvo su mención en los casos de Panonia y Germania son casi que vistas como algo natural, del orden establecido. La actitud crítica de Tácito lo lleva a tomar partido –al menos en Libro I- por algunos de los protagonistas, de hecho, hay cierta polarización entre los personajes de Tiberio y Germánico, veamos la descripción que sobre ellos hizo el autor:

Una descripción de las cualidades personales de Tiberio y Germánico

Tiberio

Germánico

La noticia de estos sucesos provocó en Tiberio alegría y preocupación: se alegraba del aplastamiento de la sedición, pero el que Germánico se hubiera ganado el favor de los soldados con donativos pecuniarios y adelantándoles el licenciamiento, así como su gloria militar le producía inquietud” (I-53)

En efecto era un joven de talante liberal, de una admirable bondad, tan diversa del modo de hablar y de mirar de Tiberio arrogante y sombrío” (1-33)

Sus críticas hacia el comportamiento moral de la dinastía Julio-Claudia pueden ser válidas. En realidad, los intereses pequeños de Tiberio y su obsesión por el poder dejan claro la necesidad de una revisión del orden establecido, que quizás era imposible de realizar por la misma temporalidad que encerraba aquel pasado.  ¡Salve Cornelio Tácito, por su gran narrativa histórica..!