Introducción
De obra trascendente, Cornelio Tácito
no pasó desapercibido a la crítica histórica, de la cual salió con nota
sobresaliente. Tácito perteneció a la élite de la sociedad romana, proveniente
de una familia senatorial, fue pretor, cónsul y procónsul en Asia. Emparentado
con el noble Agrícola tuvo pues la oportunidad de emplear su tiempo del retiro
en construir una narrativa sobre los eventos que consideró más relevantes de su
época. Le tocó a Tácito analizar la transición de la República al Imperio, con
la llegada al poder de Tiberio; una vez fallecido Octavio Augusto.
Cornelio Tácito -además de escribir
“Los Anales desde la Muerte del Divino Augusto” (116-117 d.C.)-, también
escribió la “Vida de Agrícola” (su suegro) y “Germania” dedicado a un análisis “etnográfico”
de los pueblos germanos. En el presente papel de trabajo, o más bien ejercicio
se presentan algunas consideraciones sobre el Libro I de los Anales; siguiendo
el índice indicado en la cátedra de Historiografía.
Resumen del contenido
El Libro I de los Anales de Cornelio
Tácito comprende de manera sustancial, la narración histórica de los sucesos
militares ocurridos en Panonia y Germania; una vez fallecido el princeps
Augusto y comenzado en consecuencia el principado de Tiberio Nerón. El libro
comienza con una relación sumaria de la llegada al poder de Octavio César
(Augusto) una vez eliminados Casio y Bruto y, finalmente derrotado Marco
Antonio quien fuera en última instancia su máximo rival político-militar. “Así
pues transformando el estado de arriba abajo, nada quedaba de vieja integridad:
todos abandonando el espíritu de igualdad, estaban pendientes de las órdenes
del príncipe, sin temor alguno por el presente mientras Augusto, en el vigor de
la edad, fue capaz de sostenerse a sí, a su casa y a la paz” (I-4).
Luego de una muy breve y oscura mención
a la muerte de Augusto, (acaecida en la ciudad de Nola), Tácito nos narra el
inicio del principiado de Tiberio donde “cónsules, senadores, caballeros
corrieron a convertirse en siervos” (I-7). Dejado eso atrás, se desarrolla el
foco en tres eventos militares y políticos como fueron las sublevaciones de las
legiones de Panonia (I-16/30), de Germania (I-31/52) y la campaña de Germánico
en Germania y, la derrota final de Armenio, otrora azote del ejercito romano en
esa región del imperio (I-55-72). Por supuesto y, sobre todo ello resalta la personalidad
y la visión que sobre ese proceso tenía el enigmático Tiberio.
Finalmente, el texto se centra en
relatar algunos eventos administrativos de la gestión de Tiberio (I-72/81) y
donde se nos muestra la rutina interna del ejercicio de la magistratura; por
parte de Tiberio y su relación con el Senado y otros actores locales y
provinciales del imperio.
Sobre las fuentes empleadas por el autor
Como sabemos, Cornelio Tácito escribió
su narración sobre la era Julio-Claudia, por lo menos cincuenta años después de
que sucedieron. Por lo tanto, el uso de fuentes era tanto una necesidad como
una “obligación” para un autor como Tácito, que concebía la narración histórica
como un elemento “moralizador” Al respecto cabe destacar que, el autor mantuvo
un punto de vista crítico (desde su enfoque y, por lo tanto subjetivo) de las
fuentes históricas de la época, “las
fortunas y adversidades del viejo pueblo romano por escritores ilustres y
tampoco a los tiempos de Augusto le faltaron notables ingenios que los narraran
hasta que al crecer la adulación se fueron echando atrás” (I-1). Pero muy
seguramente y pese a la crítica y a la desconfianza de las fuentes, Tácito se
vió obligado a usar documentos escritos oficiales; así como otros datos
prevenientes de tradiciones orales. De eso, no hay dudas. Veamos el caso de la
muerte de Augusto: “y algunos sospechaban
un crimen de su esposa”. En otras palabras, la sospecha fue válida como una posible explicación histórica. Pero
más importante aún es que Tácito fue senador, cónsul y procónsul; es decir,
perteneció a la élite romana, convivió con ella y, por ende, tuvo acceso
directo a documentos oficiales que le servirían como soporte para la
construcción de su narración histórica.
Así la revisión de edictos, pactos,
inventarios públicos, la designación de cargos, los informes de los prefectos
de campamento, de los legados, centuriones o tribunos; así como crónicas
menores de los eventos acecidos y escritos de otros historiadores, sirvieron de
insumos para construir el relato histórico de Tácito; aunque manteniendo una
actitud crítica. “De los comicios
consulares que hubo por vez primera bajo su principado y en lo sucesivo, no me
atrevería nada seguro: tal es la divergencia de juicios que se encuentran no
solo en los historiadores sino también en los discursos del propio Tiberio”
(I-80).
Una duda que resalta es cuanto a la
temporalidad de la secuencia de los sucesos narrados. El relato de Tácito, si
bien se ubica en un lapso determinado (años 14 y 15 de n.e.), los sucesos
acontecen de manera continua, sin pausa alguna. Es decir, Roma podía organizar
con una rapidez inusitada varias legiones y enviarlas casi de inmediato a
Panonia o Germania. Aquí el relato histórico se asemeja más a una creación
literaria.
Otra inquietud que nos dejan los
relatos del Libro I de los Anales es
la aparente facilidad que tenía Roma para organizar legiones, cohortes y
manípulos y enviarlas al combate. No se trata de dudar del relato de Cornelio
Tácito; pero ¿son ciertas o más bien estimadas las cifras de legiones y tropas
que tomaron parte en el desarrollo de esos eventos?
La narrativa de Cornelio Tácito se
centra de manera fundamental en la acción propia de sus actores principales,
que en este libro son el recién estrenado príncipe Tiberio y luego Druso,
Germánico y otros personajes menores relacionados con la acción de estos. La
causalidad es la voluntad humana por el acceso al poder y su posterior
mantenimiento. No percibimos en este texto una clara distinción causal entre
los eventos narrados.
Cabría sin embargo, agregar la
motivación de la sublevación de las legiones de Germania que nos indica la
precariedad que padecían esos
legionarios: “protestan del
tráfico de los rebajes, de las angustias del estipendio, de la dureza de los trabajos,
enumerándolos por sus nombres propios: empalizadas, fosos, acopio de pienso, de
materiales de leña” (I-35). Las condiciones materiales de que sufrían las
legiones en Germania o Panonia ocasionaron sendos motines no son tratados en
una jerarquía aparte por parte del autor; sino como parte de la narrativa de un
hecho que afectaba a unos de sus héroes en esta caso Germánico. En síntesis,
para Cornelio Tácito en su análisis lo predominante es la individualidad de
cada personaje y sus intereses íntimos, el contexto social es sólo eso, un
contexto escenográfico.
Acerca del papel de lo sobrenatural en la explicación
histórica
Lo sobrenatural en la explicación
histórica carece de importancia para el autor. No se trata que el sentimiento
religioso; por ejemplo no se considere parte de la psiquis individual,
colectiva y cultural del mundo romano. La religiosidad existe y se práctica
tanto como expresión cultural como mecanismo burocrático; pero hasta allí. El
aspecto religioso, lo sobrenatural no es valorado como causalidad de la
sublevación de las legiones de Panonia o de la campaña de Germania.
Como un evento cultural y popular
encontramos: “permanecía en ellos además
en ellos el miedo de la ira celestial, no en vano menguaban los astros y se
precipitaban las tempestades como respuesta a su impiedad; no había otro
remedio para sus males –pensaban- que el abandonar aquel campamento maldito
profano, y que purificado por medio del sacrificio expiatorio volviera cada
cual a su acuartelamiento de invierno” (I-30).
Como una expresión de utilidad
burocrática de la religiosidad podemos mencionar: “se accedió a la solicitud de los hispanos para erigir un templo a
Augusto en la colonia de Tarragona y con ello se dio a todas la provincias un
ejemplo” (1-78). La presencia de lo sobrenatural y el elemento religioso
estuvo presente en la sociedad y la cultura romana; y así fue recogido por el
historiador. En cuanto a su utilización como variable que incidiera el
desarrollo de los acontecimientos humanos, su presencia fue nula.
Los aspectos geográficos considerados por el autor. Ámbito
geográfico donde se desenvuelve el relato
El relato histórico que presenta el
autor transcurre en la vastedad del imperio romano y, no es una “frase hecha”;
sino que el relato comprende regiones que van desde la Hispania, pasando por la
Galia y llegan hasta Bitinia. Por supuesto, que los aspectos más relevantes de
la narración de Tácito, se ubican en la regiones de Panonia y Germania en
atención a los acontecimientos allí ocurridos como fueron los motines de las
legiones allí acantonadas y la posterior campaña de Germánico, en la propia
Germania.
A continuación, y a manera de ejemplo,
se presenta un cuadro-resumen con las principales locaciones registradas por el
autor en el Libro I de sus Anales. Veamos.
Región
- Ciudad |
Ejemplo de su mención en el Libro I |
Armenia |
“y
a Gayo que volvía de Armenia gravemente herido” Capítulo3 |
Bitinia |
…”denunció
de majestad al pretor de Bitinia Granio Marcelo”… Capítulo 74 |
Galia |
…”ocupado
entonces en hacer el censo de las Galias” Capítulo 31 |
Germania |
…”casi
por las mismas causas se amotinaron las legiones en Germania”… Capitulo 31 |
Hispania |
…”rivalizaron
las Galias, las Hispanias e Italia”… Capítulo 71 |
Ilírico |
...”sin
conocerse todavía el resultado del motín en el Ilírico” Capítulo 46 |
Italia |
…”exalta
el consenso de Italia, la lealtad de las Galias”… Capítulo 35 |
Nola |
…”si
cuando encontró a Augusto en la ciudad de Nola”… Capítulo 5 |
Ravenna |
…”la
esposa de Arminio dio a luz un retoño varón, fue criado en Ravenna”… Capítulo
5 |
Recia
(Raetia) |
…”
se envía poco después los veteranos a Raecia” Capítulo 44 |
Roma |
…”pero
en Roma cónsules, senadores, caballeros corrieron”… Capítulo 7 |
Rodas |
…”y
ni siquiera en los años pasados en el exilio en Rodas”… Capítulo 4 |
Panonia |
…”cuando
estalló una sedición en las legiones de Panonia”… Capítulo16 |
Planasia
(Isla) |
…”que
este relegó a la isla de Planasia”… Capítulo 3 |
Tréveris |
…”se
marchaba a la tierra de los tréviros”… Capítulo 41 |
Teoteburgo |
…”no
lejos del bosque de Teotebugo”… Capítulo 60 |
Un comentario adicional (dentro del
aspecto geográfico), lo refiero a la mención del clima al que hace mención el
autor en un pasaje referido a los sucesos de Panonia: “Había aumentado las cuitas de los soldados la prematura llegada del mal
tiempo, con lluvias continuas y tan recias que no podían salir de las tiendas,
ni reunirse unos con otros y apenas tener cuidado con los estandartes que eran
arrebatados por el vendaval y las aguas” (I-30).
Además del clima, Tácito describe
algunas características del terreno donde se escenificaron ciertos, en la campaña
de Germánico contra Armenio. Por ejemplo: “los
alrededores los formaban ciénagas ya firmes por un barro espeso, ya inseguras por
los arroyos que las cruzaban; había en torno bosques de suave pendiente, que
entonces llenó Arminio de tropas, tras haberse adelantado por atajos y marchas
forzadas” (I-63).
Los accidentes geográficos también son
mencionados en el relato de Cornelio Tácito, al respecto cabe mencionar, los
ríos Rhin, Eder, Ems, Lippe y el Tíber; entre otros. Así como se menciona
al Monte Tauno, en Germania, y las
islas de Cercina, Rodas y Planasia. En tal sentido, se puede afirmar que las
descripciones tanto geográficas, como climáticas y ambientales que emprendió
Tácito para su narración histórica denotan un esfuerzo importante de su parte
en revisar documentos o registrar tradiciones orales, para de esta manera
otorgar una mayor autenticidad a los sucesos que narró en su obra.
Algunos aspectos sociales y políticos interesantes que
resaltan en los Anales
De la lectura de los Anales podemos
extraer algunos aspectos como la situación de los soldados romanos, el rol
otorgado a la mujer y el registro de pueblos bárbaros que tomaron parte en su
relato histórico.
La descripción que se hace en el texto
sobre la situación de los soldados en Panonia y Germania es dramática: “Bastante habían pecado de cobardía por
tantos años tolerando servir por treinta o cuarenta hasta acabar viejos y en la
mayoría de los casos con el cuerpo mutilado por las heridas. Además tampoco los
licenciados quedaban libres de la milicia, sino que acampados al pie de la de
un estandarte soportaban con otro nombre las mismas fatigas” (I-19). Con
Tácito nos queda clara que la supremacía militar de Roma tuvo un costo y un
sacrificio humano inconmensurable, grosero y sangriento. ¿Cómo no iban ocurrir
sublevaciones de legiones enteras ubicadas en las lejanas tierras de Roma, si
sus condiciones de existencia eran cuando mucho precarias? Y por ejemplo: “Acaso
las cohortes pretorianas que ganaban dos denarios por día, que a los dieciséis
años eran devueltas a su hogares, corrían más peligros?” (I-17)
Sin ser Tácito un historiador militar,
en su texto se resalta el conjunto de mandos militares que daban conformación a
la estructura del ejército romano. Así son mencionados en la obra, cargos tales
como: los legados, los generales, los
centuriones, los tribunos militares, los prefectos de campamento, los
aquilíferos y los portaestandartes. De la misma manera, conocemos a las
legiones, las cohortes y los manípulos, la caballería y las fuerzas auxiliares.
Y hasta curiosamente la presencia de gladiadores en esos lejanos campamentos
militares ¿qué hacían allí?
Las mujeres en el Libro I de los Anales
desempeñaron ciertas acciones destacadas en el plano político-cortesano e
incluso militar; aunque con distinto signo otorgado por el autor. Nos referimos
a Livia y a Agripina. Veamos que nos dijo Tácito sobre ellas:
Semblanza de
Livia y Agripina |
|
Livia |
Agripina |
“Livia se había impuesto de tal manera al
ya decrépito Augusto, que este relegó a la isla de Planasia a su único nieto,
Póstumo Agripa” (I-3) |
“la insigne fecundidad de Agripina, su
castidad resplandeciente luego aquel niño nacido en el campamento, criado en
la camaradería de las legiones a quien se la había dado el nombre militar de
Calígula (I-41) |
De Livia nos quedamos con su función de
“dura madre para la república, dura madrastra para la casa de los césares
(I-10). De Agripina rescatamos su heroicidad: “si no fuera porque Agripina impidió que se cortara el puente que
cruzaba el Rhin, había quienes por miedo se hubieran atrevido a tal infamia.
Pero aquella mujer de ánimo gigante tomó sobre sí las responsabilidades de un
general, y prodigó entre soldados que sufrían de miseria o heridas, ropas y
remedios (…) más poder iba ya a tener ante los ejércitos Agripina que los
legados y los propios generales” (I-69).
La división político-territorial que se
asoma en el Libro I de los Anales es muy interesante. Por una parte, se encontraban
los municipios –menor rango- por otra lado existían las colonias. “el propio
Nauporto que tenía carta de municipalidad” (I-20).
Por último, merece destacar el registro
de pueblos que realizó Tácito en este Libro I. En efecto, a lo largo de su
relato van apareciendo un conjunto de pueblos que tomaron parte en el proceso
de “pacificación” de Germania y zonas aledañas. Así encontramos a: los ubios, los
caucos, los tréviros, los galos, los suevos, los propios germanos, los marsos, los
brúcteros, los tubantes, los usípetes, los queruscos, y los catos; entre otros.
Sobre el pensamiento político del autor
Como afirmamos en la introducción
Cornelio Tácito fue un testigo excepcional de la Roma imperial pues vivió en
ella desde un lugar privilegiado. Su casta senatorial y los cargos públicos que
ejerció indican con toda claridad que tenía la suficiente confianza ante las
autoridades imperiales. Es decir, Tácito pertenecía al sistema. Eso por
supuesto no lo descalifica; por el contrario, agrega un aderezo crítico a su
existencia que pudo colocarlo en situación de riesgo ante ciertos princeps como Domiciano.
Tácito representa una posición crítica,
desde una “visión republicana” del devenir romano. De allí, su constante
prédica a favor de la libertad (aunque no de todos) frente al centralismo del
poder imperial. Sin embargo, su posición frente a la organización estatal de
Roma es permisiva: no se consigue una objeción hacia la estructura de las
colonias y/o municipios que él, por su trayectoria pública debió conocer muy
bien. Aunque si cuestiona el “clientelismo” aplicado por Augusto para ganar
apoyos en su momento: ”(…) empezó a tomar para sí las prerrogativas del senado,
de las magistraturas, de las leyes sin que nadie se le opusiera (…) los nobles
se veían enaltecidos con riquezas y
honores en la misma medida en que se mostraban dispuestos servirle” (I-2).
También tomó nota crítica de las
manipulaciones legales de Tiberio para perseguir a los senadores considerados
adversarios así “no saciado con los
procesos contra senadores se sentaba en los juicios –en un extremo del tribunal
para no deslazar al pretor de la silla curul- y su presencia valió mucho contra
las presiones e intrigas de los poderosos” (I-75).
Las penurias de los legionarios romanos;
salvo su mención en los casos de Panonia y Germania son casi que vistas como
algo natural, del orden establecido. La actitud crítica de Tácito lo lleva a
tomar partido –al menos en Libro I- por algunos de los protagonistas, de hecho,
hay cierta polarización entre los personajes de Tiberio y Germánico, veamos la
descripción que sobre ellos hizo el autor:
Una descripción de las cualidades personales de
Tiberio y Germánico |
|
Tiberio |
Germánico |
“La noticia de estos sucesos provocó en
Tiberio alegría y preocupación: se alegraba del aplastamiento de la sedición,
pero el que Germánico se hubiera ganado el favor de los soldados con
donativos pecuniarios y adelantándoles el licenciamiento, así como su gloria
militar le producía inquietud” (I-53) |
“En efecto era un joven de talante liberal,
de una admirable bondad, tan diversa del modo de hablar y de mirar de Tiberio
arrogante y sombrío” (1-33) |
Sus críticas hacia el comportamiento moral de la dinastía Julio-Claudia pueden ser válidas. En realidad, los intereses pequeños de Tiberio y su obsesión por el poder dejan claro la necesidad de una revisión del orden establecido, que quizás era imposible de realizar por la misma temporalidad que encerraba aquel pasado. ¡Salve Cornelio Tácito, por su gran narrativa histórica..!
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