Espacio sobre la participación y la cultura ciudadanas bajo un enfoque creativo, crítico, democrático, incluyente, independiente y plural.
domingo, septiembre 22, 2024
viernes, septiembre 20, 2024
Participación ciudadana y asociaciones de vecinos
INTRODUCCIÓN[1]
El
presente artículo presenta un análisis histórico sobre el surgimiento de las
asociaciones de vecinos como sujetos inherentes a la participación ciudadana,
durante los primeros años del sistema político democrático “representativo”
inaugurado en 1958, y en el contexto geográfico demarcado por su presencia como
fue la Región Metropolitana de Caracas.
Los
estudios sobre de la participación ciudadana en Venezuela son de data reciente;
pues fue a partir de la aprobación de la Constitución de 1999, bajo el lema de
la democracia participativa y protagónica cuando su significado y consecuencia
se pusieron en boga. No obstante, durante 1961 y 1998 la presencia de mandatos
constitucionales y legales fueron un hecho innegable de la historia política y
social de Venezuela, y que quizás, aún no se han sabido valorar en su verdadera
dimensión histórica.
Desde
nuestro enfoque las experiencias de participación ciudadana
realizadas durante el lapso 1958-1998, y que estuvieron encabezadas por las
asociaciones vecinales, constituyeron antecedentes de la democracia
participativa. Al aceptar esta valoración retrospectiva, la democracia
participativa se ubicaría como la continuación, o si se quiere, una evolución
de la democracia de la IV República. Aún más, significaría que el rasgo
participativo de esta nueva democracia sería un complemento de la democracia
liberal y representativa, y no como una ruptura con ese modelo.
En
el caso de las asociaciones de vecinos ocurre algo similar; aunque si bien es
cierto, que tales entidades han sido un tanto más estudiadas, las
investigaciones realizadas se ubican de manera primordial a partir de los años
80 y dentro de un enfoque social y político e incluso coyuntural que no valora
su evolución y trascendencia para el propio sistema político venezolano durante
1958 y 1961. No cabe duda que, durante la década de los 80 el movimiento
vecinal tuvo una relevancia importante en la democratización del sistema
político a nivel municipal; pero también es indubitable que ese movimiento
vecinal tuvo unos orígenes previos en unas circunstancias que demarcaron su
curso; y es que en Venezuela los movimientos comunitarios y de base, reúnen más
de 60 años de actividad pública, bajo distintas circunstancias políticas y
sociales que a veces han afectado su autonomía y el alcance de sus luchas
reivindicativas; pero aún así la relatividad de esas circunstancias no impidieron
la continuidad de sus acciones en defensa de sus derechos.
La
vinculación de la participación ciudadana, las asociaciones vecinales y su ubicación
regional constituye una innovación, o si se quiere, un valor agregado a los
efectos de emprender un relato histórico que incluya esta variable. Y es que en
realidad no se conocen muchas investigaciones que relacionen estas 3 variables
(participación-asociaciones vecinales-región).
Tradicionalmente
y, a los efectos del análisis histórico o sociopolítico que involucra la
participación y las asociaciones de vecinos, la referencia espacial ha sido determinada
o identificada, solamente en función de su naturaleza legal-administrativa, para
determinar una personalidad jurídica de un espacio territorial; es decir, de
una comunidad, de una parroquia, de un municipio o de un estado.
Sobre
la participación ciudadana se han estudiado experiencias en determinados países
o ámbitos de actividad pública funcional o territorial[2],
también se han investigado sus antecedentes ideológicos[3] e
incluso sus antecedentes jurídicos y programáticos[4];
pero su tratamiento regional ha sido muy escaso.
La
aproximación historiográfica regional al surgimiento de las asociaciones de
vecinos también es muy pobre; y en general se limita tan solo a mencionar las
entidades político-territoriales donde se fundaron y desarrollaron sus
actividades[5].
Para
muchos, el abordaje científico del movimiento participativo en Venezuela es un
asunto más relacionado con las ciencias sociales y políticas que con la
historia. Empero, consideramos que emprender su estudio historiográfico
constituye un reto pendiente para construir una visión de mayor amplitud y
rigurosidad científica de nuestra historia.
¿Pero es válido plantearse
agregar una escala histórico-regional al análisis del surgimiento de las
asociaciones de vecinos, como medios de participación ciudadana? La respuesta
es afirmativa. Y lo es, porque se valora en primer lugar, la organización autónoma
de grupos de ciudadanos alrededor de un asunto público en su ámbito geográfico
cercano (la región de Caracas) lo que permitió la construcción de una identidad
asociativa como será FACUR[6] en 1971; y en segundo
término, por el impacto que produjo su actividad sobre la zona y las
instituciones metropolitanas donde les correspondió actuar.
Las asociaciones de vecinos
(inicialmente denominadas asociaciones de residentes) se crearon de manera
autónoma en las urbanizaciones aledañas a la capital y, esto significó un rasgo
distintivo a otras organizaciones vecinales creadas en las barriadas populares
por iniciativa de los organismos gubernamentales, y también por los partidos
políticos. Sin embargo, ambas modalidades constituyeron el núcleo de la participación
ciudadana, si se quiere en dos modalidades: i) frente a los problemas surgidos
por fallas y déficits en los parcelamientos urbanísticos adquiridos y ii)
frente a la necesidad de atención gubernamental para la dotación de servicios
básicos en las barriadas creadas generalmente mediante invasiones.
Bajo esa perspectiva, en el
siguiente trabajo abordaremos una análisis del origen de las asociaciones de
vecinos, en medio de un contexto societal inicialmente favorable para su evolución;
así como también el medio ambiente regional donde les correspondió
desarrollarse, identificaremos sus principales elementos organizacionales y las
propuestas que les llevaron a constituir una corporación regional para incidir
en las políticas públicas locales.
Cabe destacar que, la
actividad de investigación se realizó con ciertas dificultades debido a la
escasa documentación debidamente autenticada en torno a la formación de estas
entidades ciudadanas, en los tempranos años del sistema político democrático.
Pero también quiero destacar la colaboración de distinguidas personalidades que
colaboraron permitiendo el acceso a fuentes documentales privadas, locales y
comunitarias para iniciar el trabajo investigativo.
Gracias a la Licenciada Isabel
Ortega, directiva de la Asociación de Vecinos de El Peñón (Baruta), a Sandra
Fajardo, coordinadora de la Dirección de Cultura de la Universidad Simón
Bolívar (USB), a Israel Jaspe y José Gregorio Delgado, directivos de la Escuela
de Vecinos de Venezuela (EVV), a Benito Urrea, directivo de la Mesa Social de
Caracas, y a Andrés Coba, directivo de la A.C. “Queremos Elegir” y ex-directivo
de FACUR. Sin el apoyo de estas personas hubiera sido imposible emprender esta
investigación.
BREVES NOCIONES TEÓRICAS ACERCA DE LO QUE
SE AVECINA
Tres
relaciones conceptuales orientan la investigación sobre la trayectoria de las
asociaciones de vecinos entre 1958-1971: su relación con la participación
ciudadana, su vinculación con los movimientos sociales y su nexo con un enfoque
histórico a escala regional.
La
participación ciudadana y las asociaciones de vecinos
La
participación ciudadana se entiende como la forma de control social sobre la
gestión pública y persigue la intervención de la ciudadanía en las instancias
de toma de decisiones sobre asuntos públicos que le afecten en lo político,
económico y social. (Cunil, 1991). Siguiendo
a Nuria Cunill, la participación ciudadana tiene varias modalidades en su
naturaleza, pudiéndose identificar hasta tres tipos de participación; a saber:
la participación comunitaria, la participación política y la participación
social.
Una descripción ilustrativa de las modalidades se presenta
en el cuadro N°1 que se presenta a continuación:
Modalidades de
participación ciudadana |
|
Tipo de participación |
Definición |
Comunitaria |
Son las iniciativas ciudadanas que tienen el propósito de recibir
asistencia estatal para atender asuntos inmediatos, en un entorno territorial
específico. |
Política |
Constituida por la intervención de los ciudadanos; a través de los
partidos políticos, en órganos de representación como parlamentos, concejos
municipales y cualquier otro tipo de estructura que represente los intereses
globales de una comunidad política. |
Social |
Es aquella referida a los fenómenos de agrupación de los individuos en
organizaciones al nivel de la sociedad civil, para la defensa de intereses
sociales específicos. |
Fuente: Nuria Cunil
Grau, 1991
¿Pueden ubicarse a las asociaciones vecinales, en el
ejercicio de alguna de las modalidades de participación ciudadana, que recoge
el cuadro N°1?
Indudablemente que sí. La actividad de las
asociaciones de residentes (primero y asociaciones vecinales, después) se
fundamentaron en la organización de sus ciudadanos; tanto para exigir la
intervención de las autoridades públicas como para defender intereses
específicos vinculados a su calidad de vida. Incluso a partir de los años 70
con la creación de FACUR las entidades vecinales agrupadas allí, pasaron a
exigir un conjunto de reivindicaciones políticas y electorales.
Las asociaciones de vecinos y los
movimientos sociales
Los movimientos sociales son formas de acción
colectiva que reúne a individuos y organizaciones con el propósito de influir
en el sistema político en función de aspiraciones políticas y defensa de
derechos[7]. Puede afirmarse que
existe una línea directa entre la actividad de los movimientos sociales y las
luchas democráticas.
Hay una amplia diversidad de movimientos sociales;
según el sector de actividad donde operen, tales como: el de trabajadores, el de
derechos políticos y civiles, el movimiento pacifista, el juvenil y estudiantil
y los movimientos ecologistas. También en América Latina, hay experiencias
notables de movimientos sociales: en Brasil con el movimiento de Los Sin Tierra;
en Colombia con el de Las Víctimas; en Argentina con el de Pobladores; en
Bolivia, con los movimientos de Indígenas y el de los Mineros.
En el caso Venezolano, los movimientos sociales hacen
su aparición a partir de 1928 con el movimiento estudiantil, el movimiento
obrero en 1936, el movimiento de cooperativas y de lo más importante a los
efectos de nuestro tema, el movimiento de La Liga de Colonos surgido en el año
1934, como auténtico predecesor del movimiento vecinal del país.
Para Elías Santana, las asociaciones de vecinos son
verdaderos movimientos sociales que son ajenos a las experiencias tradicionales
de gobiernos o partidos, convencidos del nacionalismo, como expresión de amor
por el entorno más cercano y como
rechazo a las tiranías imperiales de las superpotencias. Y de las democracias
como hecho cotidiano y todo a nivel de la vida y la organización política,
económica e incluso cultural (Santana, 1983).
Las asociaciones de vecinos y la
escala regional de análisis histórico
La ubicación del nacimiento y evolución de las
asociaciones de vecinos a escala regional parece natural:
.- las asociaciones de vecinos por regla general, son
creadas en ámbitos territoriales específicos como entidades comunitarias y, por
lo tanto, representativas de los habitantes de ese espacio. En tal sentido, las
actividades de las asociaciones vecinales están naturalmente articuladas a una escala
territorial sub-nacional.
.- las asociaciones vecinales por su naturaleza comunitaria
pueden establecer “territorios sociales” con independencia de las divisiones
jurídico-administrativas tradicionales, mediante alianzas, mancomunidades o
federaciones con otras asociaciones y,
.- como cualquier otro producto humano las
asociaciones de vecinos se realizan en espacios geográficos también definidos a
escala humana. Por tanto, no habría contradicción en usar un referente
administrativo como referente inicial para el desarrollo de una investigación a
escala regional.
Nuestro estudio comprendió a los colectivos sociales
vecinales que se crearon en el Valle de Caracas y, más específicamente aún en
la Caracas histórica y las poblaciones de Boleita, Baruta, Chacao y Caraballeda[8]. En ese espacio delimitado
por las comunidades mencionadas, la historiografía nominalista y tradicional reconoce
hasta 14 asociaciones de propietarios (ubicadas en urbanizaciones) como núcleo
originario de la participación ciudadana en el país.
ANTECEDENTES DE LAS ASOCIACIONES DE VECINOS EN VENEZUELA
Los antecedentes de las
asociaciones de vecinos se remontan a los años 30 del siglo pasado. En efecto,
en el ocaso de la época gomecista se produjo una sacudida importante en el país
de naturaleza gremial y social que significó la entrada de nuestro país a la
modernidad del siglo XX. Los partidos políticos y los movimientos sociales
(como el movimiento de los trabajadores) se convirtieron en los principales
dinamizadores de ese cambio social. Durante el período que va de 1928 a 1941 se
produce un vasto movimiento de participación social que incluyó la formación de
los partidos políticos modernos (1936-1941).
Para 1928, el movimiento
estudiantil fue de los primeros manifestantes en desafiar al régimen de Juan
Vicente Gómez. En 1932 se fundó en Caracas la Sociedad de Maestros de
Instrucción Primaria, por iniciativa de un grupo de maestros preocupados por
los problemas de la educación venezolana y 4 años más tarde en 1936, se instaló
en Caracas la primera Convención Nacional del Magisterio, que además de crear
la Federación Venezolana de Maestros (FVM), aprobó la Tabla de los Derechos del
Niño[9]
(Diario Histórico de Venezuela, 1961).
Otro movimiento social
de destacada actuación fueron los trabajadores que emprendieron duras luchas
por el mejoramiento de sus condiciones laborales. En 1936 se crea la
Confederación Venezolana de Trabajadores (CVT) que luego fuera ilegalizada por
el General Eleazar López Contreras, y que a su vez promoviera la un movimiento
sindical bolivariano denominada “Organización Obrera Propatria”. Otra
manifestación de participación social la encontramos en las mujeres que a
partir de 1935 formaron en Caracas, la Sociedad Patriótica de Mujeres, [10]la
Agrupación Cultural Femenina y en 1936, la Asociación Venezolana de Mujeres.
En 1932, emergen las
Ligas de Colonos[11], que fueron las primeras
asociaciones vecinales del Siglo XX. Las Ligas de Colonos surgen en Antímano[12],
La Vega[13]
y San Agustín[14] y desarrollaron su
actividad reivindicativa hasta los años 1935 y 1936 cuando fueron desplazadas
por las denominadas Juntas Profomento y Promejoras. Después de la muerte de Juan
Vicente Gómez en 1935, las Juntas Profomento o Promejoras haciéndose sentir
como organizaciones populares; asumieron su rol con mayor rigor (…) En 1940, se
creó la Junta Central[15]
que integraba los barrios caraqueños de La Pastora[16],
Las Tres Lomas, El Retiro y El Manicomio. Entre 1941 y 1944 esta actividad
adquirió gran intensidad en todo el país y se fundó (sic) las federaciones de Juntas
Profomento. (Berti Guerrero, 2014).
Las Juntas Profomento o
Promejoras mantuvieron una posición que oscilaba entre la dependencia o
relativa autonomía de la acción de los partidos políticos. En opinión de Benito
Urrea, “esas instancias (las Juntas Profomento) fueron producto de los partidos
políticos, principalmente del Partido democrático Nacional (PDN) y Partido
Comunista de Venezuela. En cada barrio debía existir un núcleo del partido que
organizaba a la vez una Junta Profomento para actuar en la comunidad y avanzar
sus luchas” (entrevista realizada el 29-11-2018). Luego del trienio de gobierno
de Acción Democrática, y fundamentalmente con el gobierno de Marcos Pérez
Jiménez las Juntas Profomento y las Juntas Promejoras casi desaparecen del
país. Así y hasta 1958, no hubo mayor iniciativa para la organización vecinal
con alguna autonomía.
Más adelante llega a
Venezuela la propuesta de los programas de apoyo para el Desarrollo de la Comunidad.[17]
Estas iniciativas de desarrollo comunitario se basaban en la incorporación de
líderes comunitarios para convertirlos en agentes de organización y acción
popular. El programa de Desarrollo de la Comunidad será adoptado a partir de 1958; tanto por la
Junta de Gobierno, encabezada por el Almirante Wolfang Larrazábal[18]
como por los inmediatos gobiernos democráticos.
LAS CONDICIONES HISTÓRICO-SOCIALES DEL ORIGEN DE LAS
ASOCIACIONES DE VECINOS
El 23 de enero de 1958, mediante una alianza cívico-militar el
régimen dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez es desplazado del
ejercicio del gobierno. Comenzó así un amplio; pero complicado período de
apertura democrática en el país. En 1958 se firma el “Pacto de Punto Fijo” que
directamente o indirectamente involucra a AD, COPEI, URD, FEDECÁMARAS, la CTV,
la Iglesia y las Fuerzas Armadas. El pacto determina los principales actores de
nuestro sistema político y las pautas encuadrarán sus relaciones (…) Así los
partidos “capturan o controlan al Estado y movilizan, organizan -¿crean?- y
regulan el funcionamiento de la “sociedad civil”; es decir, el resto de la
sociedad y sus organizaciones: sindicatos, gremios, asociaciones diversas, etc
(Urbaneja, 1984)
En 1959, es electo Rómulo Betancourt Presidente de la República
y en 1961 es aprobada la Constitución de la República de Venezuela. El período
de gobierno de Betancourt (crucial para el desarrollo del sistema democrático)
no fue sencillo. Por ejemplo, el 24 de junio de 1960 se produjo un atentado en
su contra en el Paseo Los Próceres
(Caracas). El 26 de junio de 1961 ocurrió el levantamiento del cuartel Pedro
María Freites en la ciudad de Barcelona (Anzoátegui), conocido como el
“Barcelonazo”. Ese mismo año, el Partido Comunista de Venezuela (PCV)[19]
decide asumir la lucha guerrillera como estrategia para el acceso al poder. Un
año después en 1962, se presentaron dos nuevos levantamientos militares conocidos
como el “Carupanazo” de fecha 4 de mayo de 1962, en la ciudad de Carúpano
(estado Sucre) y el segundo de mayor dimensión en la ciudad de Puerto Cabello
(estado Carabobo), bautizado como el “Porteñazo” y en el que se registraron más
400 muertos y 700 heridos.
La Constitución de 1961 fue referente importante que permitió -sin
lugar a dudas-, el avance de la organización de la ciudadanía posibilitando su
participación en las esferas de los asuntos públicos. La Constitución
consagraba el derecho a la libre expresión del pensamiento (artículo
66) y el derecho a presentar petición (artículo 67), el derecho de asociación con fines lícitos consagrados (artículo
70), el derecho de reunión pública o privada con fines lícitos y sin armas (artículo
71); también consagraba como un deber de Estado la protección de asociaciones,
corporaciones, sociedades y comunidades (artículo 72). De igual manera, se
contemplaba la participación de entidades sociales como la representación de
empresarios, trabajadores, gremios y universidades en la integración,
organización y atribuciones de cuerpos consultivos (artículo 109) y, por
supuesto, el derecho al voto (artículo 110) y la facultad para la iniciativa de
las leyes atribuida a un número no menor de 20.000 electores (artículo 165)[20].
Para
finalizar la descripción del contexto general donde emergieron las asociaciones,
se debe reseñar su contexto regional. Según
Sonia Barrios (1983), el primer reconocimiento oficial de la existencia de un
Área Metropolitana de Caracas ocurre a finales del año 1950 por vía de un
Decreto Presidencial, que respondía fundamentalmente a fines estadísticos y
censales. Sigue la autora indicando que allí se deja constancia de la expansión
de la ciudad histórica -más allá de su perímetro urbano-, enclavada en el
Distrito Federal y su desbordamiento hacia el estado Miranda.
La definición resulta importante porque el objeto de
nuestro estudio (el surgimiento de las asociaciones de vecinos) se produce en
un ámbito regional que trasciende la delimitación administrativa inicial de la
ciudad de Caracas del Distrito Federal (para ese momento histórico, 1958-1971)
alcanzando a otros municipios del estado Miranda.
A los efectos de nuestro estudio el surgimiento de las
asociaciones de vecinos, en la Región Metropolitana de Caracas trascendió su
ámbito político-administrativo estableciendo su propia geografía social y
participativa y, también la creación de sus propios mecanismos de agregación
como ocurrió con la fundación de la Federación de Asociaciones de Comunidades
Urbanas (FACUR) en el año 1971. Las asociaciones de vecinos no dependieron de
la división jurídico-administrativa[21]
para organizarse ni establecer alianzas entre sí. Su principal referencia
fueron sus necesidades comunitarias específicas, en contraposición con el
crecimiento desordenado de la ciudad y de la baja capacidad gubernamental para
atender esa agenda de necesidades específicas.
LOS VECINOS SE ORGANIZAN EN ASOCIACIONES
La organización de los vecinos a partir del año 1958 (como
medios de participación ciudadana) puede apreciarse desde dos vertientes
diferentes, más no antagónicas. La primera de ellas, ubicaría la organización
vecinal llegada “desde afuera de la comunidad” y la segunda comprendería la
asociación vecinal como una extensión de la propia comunidad. Es lo que Pedro
Trigo, define como “organizaciones en el barrio” u “organizaciones del barrio”.
Veamos.
Las “organizaciones
en el barrio” son organizaciones no concebidas por gente del barrio, en las que
el barrio no es el protagonista ni están primordialmente en función de los
intereses del barrio. El sujeto impulsor puede vivir en el barrio pero su
lealtad de fondo no es con la gente del barrio; es sólo intermediario. Por eso,
estas organizaciones son unidireccionales y verticales. Están enmarcadas en una
relación paternalista que no hace al pueblo sujeto de su propia transformación
(…) Estas organizaciones son muy frecuentes en el barrio. Es más, se puede
decir que lo que hay en el barrio de las organizaciones públicas
características de la ciudad (sean o no estatales) adolece por lo común de este
esquema clientelar. Este es frecuentemente el modo de funcionar de las
instituciones educativas, de salud o religiosas, más aun obviamente de los
comités de partido y aún de las juntas de vecinos. Mientras las “organizaciones
del barrio” (o de la urbanización) se generan en el ámbito barrial, son
gerenciadas democráticamente por los habitantes del sector y se encaminan a
edificar la vida desde ellos mismos, en la lucha contra las fuerzas de muerte
que los amenaza.
Este
puede ser el caso de organizaciones de vecinos, clubes deportivos, comités de
salud, cooperativas de muy diversa índole, grupos religiosos (…) Estas
organizaciones, por el modo como se llevan no sólo responden a las necesidades
comunitarias sino que inciden en la formación de las personas dándoles
oportunidad de descubrir y desarrollar sus valores y de ser creadoras de
proyectos concretos de vida (Trigo, 2015).
Bajo
esta perspectiva podemos entender con mayor claridad, la acción de las
organizaciones estatales y partidistas, en ciertos ámbitos de la región
metropolitana para intervenir y crear organizaciones vecinales o más
precisamente “juntas comunales”; y la iniciativa más autónoma de organización vecinal en las
urbanizaciones.
Organizaciones en el barrio:
durante el gobierno de Rómulo Betancourt se decreta la constitución de la
Fundación para el Desarrollo de la Comunidad (FUNDACOMUN) y, orientada por
ésta, las Oficinas Regionales de Desarrollo Comunal (ORDEC). Estas entidades
tuvieron la misión de promover las organizaciones comunitarias, apoyarlas
técnicamente en el diagnóstico de sus necesidades y facilitar la coordinación
de acciones entre los Concejos Municipales, las gobernaciones de Estado y los
organismos del gobierno nacional para impulsar programas de autoconstrucción y
equipamiento de servicios básicos. Políticas éstas que facilitaron la
consolidación de más de 30.000 barrios (Urrea, 2009).
Organizaciones del barrio (o
urbanización): en 1958 surge la primera asociación de vecinos de Horizonte
(ASOHORIZONTE), urbanización entre El Marqués y Boleita en Caracas; al año
siguiente se funda ASOCORALES, en el litoral central con el objeto de obligar a
los constructores a completar el equipamiento de servicios, pavimentado de
calles y otras deficiencias. No tenían carácter jurídico, se amparaban en el
ordenamiento dispuesto para asociaciones civiles con respecto a la defensa de
interese determinados. A partir de ese momento y de manera espontánea los
vecinos de diversas urbanizaciones van organizando asociaciones civiles
independientes de la tutela de los partidos y del Estado y unidas en defensa de
la calidad de vida y el hábitat de su zona. (Pérez, sf)
También se debe agregar que las
primeras asociaciones de vecinos surgieron en los primeros años del surgimiento
del sistema democrático. Expresaban las preocupaciones exclusivas de los
habitantes de las urbanizaciones de clase media frente al crecimiento
desordenado, no planificado de zonas residenciales que de pronto se ven
convertidas en zonas comerciales, de oficinas, etc, lo que generaba un
deterioro infraestructural y moral del área habitacional. (…)
Con la creación de la
Asociación de Residentes en La Floresta en 1961, a la cual le siguen ASOPRAES
(1964), APRUCC (1965), Comunidad de Asociaciones de Miranda (1965), la
Asociación de Los Campitos (1966), ASOMARQUES (1967), ASOPRUC, Caurimare
(1967), APROCAF, El Cafetal (1969), ASOBEMO (1970), estamos en presencia de un instrumento de
defensa específico de cada urbanización frente a urbanizadores, negociantes de
la tierra y autoridades municipales (…) Todas estas asociaciones surgieron en
forma autónoma de los partidos para los cuales no eran de importancia
electoral. (Salamanca, sf).
El carácter reivindicativo fue
notorio en la conformación de estas entidades. El caso de la urbanización La
Floresta es emblemático; pues su organización se fundamentó con base al reclamo
por el funcionamiento de una “fuente de soda” que resultó ser una vulgar casa
de citas y que estuvo a punto de ser quemada por los vecinos de la antigua
Hacienda La Floresta, ahora convertida en urbanización. Saboreando el éxito
pero reconociendo la necesidad de organizarse, se constituyó y legalizó la Asociación de Residentes de La
Floresta. (López-Bello, 1973).
Caso parecido, por su
naturaleza reivindicativa, ocurrió en la urbanización Prados del Este. Cuyos
vecinos decidieron organizarse y adelantar los reclamos pertinentes frente al
incumplimiento los urbanizadores. La Asociación de Propietarios y Residentes de
Prados del Este (ASOPRAES) fue conformada debido a la necesidad
de actuar organizadamente frente a las vicisitudes surgidas en
materia de urbanismo y servicios de nuestra naciente Prados del Este, fue
integrada por visionarios generosos, quienes, al declararse en
quiebra la empresa urbanizadora en 1965, estuvieron activos como
asociación para lograr que se concretara, en la medida de lo posible, el
proyecto original de nuestra hermosa urbanización, con zonificación R3-E
(residencial unifamiliar aislada) y el equipamiento urbano previsto
que la hace hoy día, a pesar de todos los lamentables cambios, una urbanización
residencial atractiva y valorada en el sureste de la ciudad. (Junta Directiva
de ASOPRAES, 2014)[22]
¿Pero cómo estaban organizadas
las asociaciones vecinales de la época? ¿Cuáles eran sus principios y valores? La
Asociación de Residentes de la Urbanización El Peñón y Colinas del Este (ARPEC)
nos puede dar luces al respecto. Veamos.
“El
día catorce de julio de mil novecientos sesenta y cuatro, a las ocho y media de
la noche reunidos en los salones del Caracas Sport Club las siguientes de las
Urbanizaciones “El Peñón” y “Colinas del Este” se registraron ante el
Registrador Subalterno del Primer Circuito de
Registro del Distrito Sucre del Estado Miranda.
El propósito de ARPEC, es colaborar con las autoridades
competentes en la solución de los problemas de la comunidad, la conservación y
cumplimiento de las condiciones de las urbanizaciones, el bienestar de sus
habitantes y la más estrecha vinculación de sus miembros entre sí.
ARPEC inicialmente tenía una Junta Directiva que estará
integrada por cinco (5) miembros: Presidente, Secretario, Tesorero y dos (2)
Vocales los cuales durarán en el ejercicio de sus funciones cuatro (4) meses.
Los miembros de esa Junta Directiva tendría a su cargo, los siguientes comités
de trabajo: 1) Tránsito y Seguridad Pública, 2) Sanidad, 3) Servicios y
Mantenimiento, 4) Parques y Jardines y 5) Relaciones Sociales sin perjuicio de
que puedan establecerse otros más, según lo demanden las circunstancias y lo
apruebe la Junta Directiva.
La Junta Directiva se reuniría por los menos una vez al
mes, estudiará las sugerencias que presenten los miembros de la Asociación
nombrará los Comités de Trabajo, distribuirá las actividades entre los mismos
según su especialización, convocará las Asambleas Generales, conocerá de los
Informes de los Comités de Trabajo a través del miembro de la Junta Directiva
respectivo responsable y tratará cualquier otro asunto de interés de la
Asociación.
Un detalle importante es que todos sus cargos eran de
carácter honorario; y tampoco se podría desempeñar dos cargos simultáneos en la
organización. Y la autoridad máxima de
ARPEC era la Asamblea General. (Estatutos de la Asociación de Residentes de la
Urbanización El Peñón y Colinas del Este, 1964).
Así
como existen visiones distintas sobre el origen de las organizaciones vecinales
(en el barrio y/o del barrio), también cohabitaron valoraciones distintas en
cuanto a su promoción.
Los gobiernos del partido
promovieron organizaciones; tales como: Juntas Socio-Hospitalarias,
Organizaciones Comunitarias de Viviendas (OCV), Cooperativas, Juntas
Ambientalistas, Juntas de Condominio, Organizaciones No Gubernamentales
(ONG´s), Comunidades Educativas, Ligas y Equipos Deportivos, Agrupaciones
Culturales y Fundaciones, como formas de expresión de la diversidad y variedad
de intereses que están presentes en la sociedad venezolana (Urrea, 2009).
Han sido los sectores medios,
los abanderados en la conformación del movimiento vecinal y con el desarrollo
del mismo han ido apareciendo asociaciones de barrios, de sectores marginales
que le dan al movimiento vecinal venezolano un patrón de actuación no
hegemónico en el cual conviven contradictoriamente intereses de diversos grupos
sociales (Salamanca, sf).
En otras palabras, el rasgo
distintivo entre las asociaciones de vecinos entre las entidades vecinales dependientes del Estado y
los partidos y las que se formaron de manera independiente constituyeron la
base para el nacimiento de unos nuevos sujetos para la participación ciudadana:
como lo son las asociaciones de vecinos.
Las asociaciones de vecinos se
desarrollaron en una parte de la Región Metropolitana de Caracas, marcando un
territorio temático no administrativo; sino más basado en la identificación de
intereses comunes y cercanos que incluían percepciones reivindicativas de
carácter ambiental y urbanístico y la utilización del espacio físico. Su
cualidad de entidades creadas con independencia les permitió presentarse como
un medio alternativo de participación ciudadana frente a los partidos políticos;
los cuales gozaron desde los inicios del sistema político democrático del
usufructo como únicas entidades mediadoras entre la sociedad civil y el Estado
y sus instituciones gubernamentales.
Por
otra parte, al defender la calidad de vida y su relación con el medio las
asociaciones vecinos se vincularon de manera definitiva al tema de los derechos
ciudadanos y luego se evolucionó hacia la defensa de los derechos a la ciudad
que tendrían todos los ciudadanos residentes en una urbe. Sin embargo, hubo
opiniones distintas; pues una organización vecinal de sectores medios puede
contribuir tanto a la construcción de una sociedad solidaria, igualitaria y
participativa como a ampliar las diferencias y acentuarlas (Uribe, Lander,
1991).
LOS
VECINOS ASOCIADOS SE REGIONALIZAN EN FACUR
A
partir de los años 70, la relevancia de movimiento social va a empezar a
notarse con mayor intensidad con la creación de una corporación regional, no
territorial sino temática y social, me refiero a la Federación de Asociaciones
de Comunidades Urbanas (FACUR). El reconocimiento legal del movimiento vecinal,
movimiento social que se desarrolla a partir del proceso de urbanización y
desarrollo de las ciudades y pueblos de la Venezuela del siglo XX, siguen
encontrando en Caracas un referente importante de las luchas vecinales que en
algunos casos se expresan en contra de las actuaciones de los constructores
privados o de las decisiones de los Concejos Municipales; de allí la
conformación en 1971 de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Comunidades
Urbanas (FACUR). (Delgado Herrera, 2017).
En
agosto de 1971, FACUR hizo su primer pronunciamiento público que demarcará su
actividad como corporación asociativa unificadora de un grupo de ciudadanos
organizados dispuestos a impulsar la participación social y los cambios que
consideraban necesarios en el sistema político venezolano. El pronunciamiento
constaba de 4 partes, a saber: i) sobre la problemática urbana de Caracas y las
responsabilidades, ii) sobre la anarquía en la zonificación y las deficiencias
en los servicios, iii) sobre las comunidades y su estado de apatía. La
importancia de la acción comunitaria y iv) los planteamientos de la Federación.
Los planteamientos
de la Federación
En
cuanto al Poder Municipal:
1) que
se establezca una verdadera representación de las comunidades en los Concejos
Municipales,
2) que
el Congreso Nacional apruebe a la mayor brevedad la Ley Orgánica del Poder
Público Municipal y la necesaria reforma a la Ley Electoral y,
3) que
los organismos competentes tomen medidas para que se sancione en forma
ejemplarizante y con todo el rigor de la ley a los concejales, funcionarios y
empleados municipales que hayan incurrido o incurran en el ejercicio de sus
funciones en negligencia, impericia, manejos dolosos, concusión y en
violaciones de las ordenanzas.
En
cuanto al Poder Nacional:
1) que
se apruebe a corto plazo, Ley de Ordenamiento Territorial y Urbano.
2) que
se apruebe un plan de acción para atender la urgencia y sus problemas en
Caracas y su Región Metropolitana y,
3) que
se tomen serias medidas para controlar el crecimiento de la capital: controlar
la densificación del Valle de Caracas, no permitir la construcción en colinas y
cerros, estimular el éxodo de las industrias manufactureras medianas y pesadas,
iniciar la construcción de una nueva ciudad en El Tuy e impulsar un plan de
acondicionamiento de la Región Metropolitana de Caracas.[23]
El 16
de marzo de 1976, en la ciudad de Caracas reunidos en el Colegio de Arquitectos
en el Centro Comercial Chacaíto, Distrito Sucre del estado Miranda los señores
Juan Vicente Manzano, Enrique Samaniego Sánchez y Fernando Guerrero Briceño,
todos mayores de edad y de este domicilio en nuestro carácter de representante
de las asociaciones civiles: ARUFLO (Asociación de Residentes de la
Urbanización La Floresta), APRUCC (Asociación de Propietarios de la
Urbanización Cumbres de Curumo) y ASOPRAES (Asociación de Propietarios y
Residentes de Prados del Este) constituimos una sociedad civil sin fines de
lucro, la cual se regirá por las pautas de la presente Acta Constitutiva,
redactada con suficiente amplitud como para que sirva de Estatutos.
De
esta manera, se concretó la regionalización de un grupo de asociaciones
vecinales que se convertían en medios de participación social y un nuevo
referente para la sociedad venezolana. FACUR proclama tres objetivos
fundamentales: el apoyo y fomento de las organizaciones vecinales, el
mejoramiento de los espacios físicos; mediante el adecuado desarrollo
urbanístico y la participación comunitaria en los asuntos públicos locales.
Veamos
sus estatutos.
La
Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas, que podrá utilizar las
siglas FACUR es una asociación con personalidad jurídica propia. Sus objetivos
son los siguientes:
a)
apoyar y fomentar la existencia, creación y desarrollo de comunidades
integradas y activas. A tal fin, la Federación dará su respaldo a las
iniciativas comunitarias de sus asociados y a las de otros grupos; promoverá el
intercambio y el acercamiento social, cultural, deportivo, recreacional,
asistencial y económico entre ellos: y fomentará la creación de nuevas
asociaciones y grupos comunitarios,
b)
apoyar y fomentar el mejoramiento físico, social, de servicios y ambiental de
las comunidades urbanas. Para alcanzar este objetivo la Federación apoyará los
reclamos, planeamientos y otras acciones de sus asociados, y servirá de enlace
entre ellos y los organismos del sector público o privado, especialmente
aquellos vinculados con el campo urbano y la acción comunitaria,
c)
apoyar, promover o iniciar toda acción que conduzca al desarrollo urbano
armónico y a la adecuada participación comunitaria en el proceso. En este
sentido, la Federación actuará por vías que contribuyan a la
institucionalización de la planificación urbana y su aplicación coherente y
coordinada a la acción eficaz de los organismos oficiales vinculados con la
problemática urbana; a la consecución de la eficacia de los organismos
municipales; al logro de una verdadera representación municipal de las comunidades;
a la efectiva coordinación de la gestión municipal en el Valle de Caracas y a
la participación activa de las comunidades urbanas en la solución de sus
problemas.
Resulta
indudable el reconocimiento que hace esta corporación ciudadana; tanto de la
necesidad de la organización de la ciudadanía como del entorno regional en el
cual le tocará desenvolverse. Pienso que FACUR fue un aporte decisivo al
encuentro entre la ciudadanía y su entorno urbano como miras a su
transformación integral. La acciones de la corporación regional de los vecinos
tendrá un alto impacto; tanto en el propio movimiento asociativo vecinal como
en la propia Región Metropolitana de Caracas y sus instituciones públicas y
privadas.
Las
asociaciones que fundaron FACUR, fueron las siguientes: Junta Directiva:
Urbanización
La Floresta (ARUFLO), Urbanización Colinas de Bello Monte (ASOCOLINAS),
Urbanización Cumbres de Curumo,(APRUCC), Urbanización Los Geranios,
Urbanización Piedra Azul, (APRUPA), Urbanización Macaracuay (ASOPRUM), Urbanización
El Placer (ASOPLACER), Urbanización Prados del Este (ASOPRAES), Urbanización
Loma Larga, (ASOLOMA) Urbanización Los Campitos (ASOCAMPITOS), Urbanización
Caurimare (APRUC) Urbanización San Román y la Urbanización El Peñón y Colinas
del Este (ARPEC).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
.-Asociación de Residentes de la Urbanización El Peñón y
Colinas del Este. Estatutos. Registro Subalterno del Primer Circuito de
Registro del Distrito Sucre del estado Miranda; bajo el número 38, folio 191,
protocolo I, toma 24. Caracas, septiembre de 1964.
.-BARRIOS, Sonia. Áreas Metropolitanas: ¿qué ha cambiado?.
La experiencia de la Caracas Metropolitana. Cuadernos del CENDES, año 17, número
43, enero-abril pp.51-84. Caracas, 2000.
.-BERTI GUERRERO, Guido. Una aproximación a la génesis de
los consejos comunales visto desde el movimiento vecinal en Venezuela.
Heurística. Revista Digital de Historia de la Educación, número 17, año 2014.
.-Constitución de la República de Venezuela. Gaceta Oficial
N° 662 del 23 de enero de 1961.
.-CUNILL, Nuria. Participación Ciudadana. Centro
Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD). Caracas, 1991.
.-CUNILL, Nuria. Repensando lo público a través de la
sociedad. Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD).
Editorial Nueva Sociedad. Caracas, 1997.
.-DELGADO HERRERA, José. Municipios, vecinos, comunas:
mayor compromiso ciudadano con la comunidad municipal. ABediciones / Gumilla.
Caracas, 2017.
.-Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas
(FACUR). Pronunciamiento Público. Caracas, agosto de 1971.
.-Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas
(FACUR). Acta Constitutiva. Estatutos protocolizados ante la Oficina Subalterna
del Tercer Circuito de Registro Sucre del estado Miranda, número 35, folio 188,
tomo I. Caracas, 12 de agosto de 1976.
.-GONZÁLEZ MARREGOT, Miguel. Tras la pista de la
participación ciudadana. En búsqueda del Estado de Derecho. Universidad
Católica Andrés Bello, Dirección de Postgrado en Derecho, pp. 71-83. Caracas,
2015.
.-LÓPE-BELLO, Nelson. La defensa de la ciudad. Editorial
Equinoccio. Universidad Simón Bolívar. Instituto de Estudios Urbanísticos y
Regionales, Caracas, 1979.
.-LÓPEZ MAYA, Margarita. Democracia Participativa en
Venezuela (1999-2010). Publicaciones UCAB y Centro Gumilla. Caracas, 2011.
.-PÉREZ, Omar Alberto. Las asociaciones de vecinos.
Diccionario Histórico de la Fundación Polar. Sin fecha.
.-RODRÍGUEZ GARCÍA, Armando. Participación comunal en el
ámbito urbanístico. PROHOMBRE. Centro de Promoción del Hombre, Caracas 1989.
.-SALAMANCA, Luis. La sociedad contra el Estado-partido. Revista
SIC, Centro Gumilla, número 500. Caracas, 1987.
.-SALAMANCA, Luis. El movimiento vecinal en Venezuela.
Revista SIC, Centro Gumilla. Sin fecha.
.-SANTANA, Elías. El poder de los vecinos. Editorial
Ecotopia. Caracas, 1983.
.-TRIGO, Pedro. La cultura del barrio. Centro Gumilla.
Caracas, 2015.
.-URBANEJA, Diego Bautista. El sistema político o cómo
funciona la máquina de procesar decisiones. En el Caso Venezuela: una ilusión
de armonía. Moisés Naim, Ramón Piñango Directores del Proyecto. Ediciones IESA.
Caracas, 1984.
.-URIBE, Gabriela y LANDER, Edgardo. Acción Social,
efectividad simbólica y nuevos ámbitos de lo político en Venezuela, Capítulo
II. En Ambiente, Estado y Sociedad. USB-CENDES. Caracas, 1991.
-URREA, Benito. Programa Político Municipal por una
Democracia de Ciudadanos. Acción Democrática, Caracas, Agosto 2009.
[1] El artículo se enmarca dentro del
proyecto de investigación “La participación ciudadana en la Venezuela
democrática 1958-1998” que constituye la línea de estudio que se desarrolla
dentro del programa de postgrado en Historia de Venezuela de la UCAB. El proyecto
estima a las asociaciones de vecinos como expresiones asociativas urbanas
determinantes para el ejercicio y la defensa de los derechos a la participación
ciudadana y el fortalecimiento democrático en Venezuela, durante el período
estudiado.
[2] Al respecto puede consultarse los
trabajos de Nuria Cunill Grau, titulados “La Participación Ciudadana”. CLAD.
Caracas. 1991; y, “Repensando lo Público a través de la Sociedad". CLAD.
Caracas. 1997.
[3] Unas consideraciones sobre los
precedentes ideológicos de la participación ciudadana se encuentran en
“Democracia Participativa en Venezuela (1999-2010) de Margarita López Maya. Gumilla.
Caracas. 2011.
[4] Ver “Tras la pista de la Participación Ciudadana”
de Miguel González Marregot. UCAB. Caracas. 2015.
[5] La tendencia predominante en la
historiografía vecinal es mencionar la ubicación territorial de la entidad como
un referente adicional, sin mencionar algún evento que reivindique su
interacción regional con excepción de las asociaciones vecinales vinculadas a
la gestión y protección voluntaria del medio ambiente.
[6] Como veremos más adelante, la
Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR) nació para cubrir una
necesidad de cohesión de las distintas asociaciones de vecinos para enfrentar
con mayor eficacia la problemática urbana regional que sufrían, y que de manera
aislada no podían afrontar.
[7] Lorenz Von Stein, teórico alemán, fue
el primero en utilizar el concepto de “movimientos sociales” en el siglo XIX,
en su obra “Análisis de los Movimientos Sociales en Francia”, 1848.
[8] Las comunidades de Boleita, Baruta,
Chacao pertenecen al estado Miranda y Caraballeda al antiguo Departamento
Vargas del Distrito Federal. Mientras de la “Caracas histórica” se tomaron las
comunidades de Antímano, La Vega, San Agustín y La Pastora. En cada una de
ellas hubo asociaciones vecinales; bien sea de origen independiente o
promovidas desde el Estado.
[9] Sobre la Tabla de los Derechos del Niño
no se tiene mayores referencias; pero su aprobación constituye un hito en la
lucha por derechos sociales en el país.
[10] En general estas agrupaciones femeninas
asumieron la defensa de los derechos de su género y adversaban las políticas
oficialistas, en apoyo a las propuestas de modernización que impulsaban los
núcleos de los partidos políticos.
[11] Las Ligas de Colonos son reconocidas en
algunos estudios, entre los de la Fundación Polar como las predecesoras del
movimiento vecinal en Venezuela. Sin embargo, y pese a otras menciones en
distintos estudios no se conocen a profundidad sus raíces y algún antecedente
urbano.
[12] Antímano fue fundado como un pueblo de
doctrina en 1621.
[13] La Vega inicialmente fue un poblado de
indígenas; luego fue un asentamiento de esclavos que labraban en la Hacienda
Montalbán. En 1813 fue creada como “Nuestra Señora de la Chiquinquirá de La
Vega.
[14] San Agustín fue creada en 1936 mediante
decreto del General López Contreras.
[15] Esta Junta Central sería un antecedente
directo a FACUR creada 30 años después en la Caracas urbanizada. Sin embargo,
no hay mayores referencias historiográficas sobre su gestión
[16] La Pastora pertenecía originalmente a
la parroquia Altagracia; pero fue separada de ella en 1889.
[17] En efecto a partir de los años 50 las
Naciones Unidas promocionaron a nivel mundial los programas de Desarrollo de la
Comunidad, con la intención de reducir las brechas en las sociedades que
comenzaban a mostrar algunas diferencias importantes en su conformación social.
[18] La Junta Provisional de Gobierno
realizó el denominado “Plan de Emergencia” que mediante la ejecución de obras
públicas locales incorporó a la población mediante las llamadas Juntas
Comunales, que significaron un resurgimiento de la organización popular en las
barriadas, de la mano del Gobierno Nacional.
[19] A la histórica decisión del PCV de
emprender la lucha guerrillera en Venezuela, se va a sumar parte sustancial de
la Juventud del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El MIR surgió de
una división del partido AD y el partido estuvo liderado por Simón Sáez Mérida
y Domingo Alberto Rangel.
[20] Resumen tomado del texto:
“Participación Comunal en el Ámbito Urbanístico (Aspectos Jurídicos)” de
Armando Rodríguez García. Caracas. 1989.
[21] En materia urbana y administrativa la
Región Metropolitana de Caracas estaba conformada El Valle y los doce
municipios agrupados en cuatro sub-regiones; según el Decreto de
Regionalización Administrativa del 11 de junio de 1969. Para efectos de nuestro
estudio, la Región Metropolitana de Caracas, en materia de asociacionismo
ciudadano se trazó con base las asociaciones de
residentes ubicadas en Boleita, Baruta, Chacao, Libertador y
Caraballeda.
[22] ASOPRAES fue inscrita como sociedad
civil en la Oficina Subalterna de Registro del Distrito Sucre del estado Miranda,
el veintitrés de junio del año mil novecientos sesenta y cuatro (1964),
[23] Lo que se presenta es un muy breve
resumen (por razones de espacio) sobre los planteamientos de FACUR, el
documento original tiene más de 20 páginas, su referencia se encontrará en la
bibliografía.