"El acorralamiento es la única forma de imponer las comunas"
"En un proceso de transición se crearon las condiciones para la dominación por la vía del centralismo " "La idea es formar un ciudadano sin iniciativa, sin espíritu crítico y dependiente del Estado"
Para
Claudia Curiel la tesis de un poder que viene de abajo hacia arriba es
una "auténtica venta de fantasía", porque está ocurriendo lo contrario
EDSAU OLIVARES
ROBERTO GIUSTI , CLAUDIA CURIEL LEIDENZ , ECONOMISTA
| EL UNIVERSAL
domingo 29 de septiembre de 2013 12:00 AM
Economista, con posgrado en Políticas Públicas (Iesa) y cursando un doctorado en Ciencias Políticas, considera la eventual imposición del régimen comunal apenas como un componente más de una intentona neototalitaria, aun cuando no acudiera a ese término durante una larga conversación: "El tema no son las comunas porque estas son parte de un rompecabezas más amplio. Hay piezas fundacionales ya instaladas en la sociedad que si derivan en comunas o en otras formas de organización político-territorial, será por cuestión de decisiones políticas y de condiciones que pudieran darse. Pero en Venezuela la microestructura de poder cambió sustantivamente.
-¿Por qué hablas de "microestructura"?
-Microestructura de poder porque rigen lo cotidiano y las relaciones entre particulares. Hay ya unos referentes instalados, quizás tan pequeños, que es difícil apreciarlos en conjunto, porque lo que se espera son fenómenos gruesos.
-¿Estamos hablando de cambios de valores?
-De valores, de instituciones, de figuras, de autoridad en los territorios, de las relaciones de lo sujetos con el Estado y entre ellos como ciudadanos.
-¿Cómo se expresan esos cambios?
-En el pasado reciente encontramos expresiones cuya misión era resolver problemas de las comunidades, tales como las mesas técnicas o los comités de tierra urbana. Cuando llegan los consejos comunales esas expresiones, con diversos grados de desarrollo, son arropadas por la cobija del denominado "poder popular". Hasta entonces la tramitación de los problemas corría por cuenta de ese conjunto de factores. Ahora esa tramitación se hace a través de un alcalde, pero también se puede gestionar por medio de las "salas de batalla social", en donde hay o no un partido. Pero que venga la Comuna a establecerse significa que estoy eligiendo una forma de organización político territorial que ya tenía antecedentes.
-¿No forma parte esa estrategia de un proceso dirigido a la dominación?
-Cuando el expresidente Chávez introdujo el tema de las comunas lo veía como una construcción de abajo hacia arriba. Procesos de participación popular que formaban unas primeras organizaciones de base (consejos comunales). Luego eso produciría agregaciones territoriales por intereses comunes y a partir de ahí nacerían las comunas: la posibilidad de que, asambleariamente, la gente se ponga de acuerdo sobre temas de su interés. Pero pronto se dieron cuenta de que tal camino era larguísimo, y eso lo recogió el discurso de un presidente que hablaba de comunas como expresión del socialismo. Se empezó, entonces, a reconocer en público que aún no había conciencia para ese cambio social y se creó el aparato para apuntalar el proceso.
-¿O para controlarlo?
-Porque ya no se trataba de aquel modelo ideológico, si efectivamente existió. Por eso hablo de un "artificio de división político administrativa" nueva que va a administrar y coordinar la existencia de muchas organizaciones.
-¿No dice la historia que los presuntos deseos de crear un poder de abajo hacia arriba, fracasan y ocurre lo contrario: un control que viene de arriba hacia abajo?
-Se está haciendo de arriba hacia abajo con un creciente centralismo. El problema es que Venezuela, en realidad, no está constituida por una sociedad que mantiene un hiperestado inmenso, sino que mantiene dos hiperestados: el tradicional y el paralelo, al cual hay que financiar y soportar. Tenemos así dos hiperestados centralistas que se pretenden gobernar desde una sola cabeza.
-En los países donde se han aplicado modalidades de este sistema, existen condiciones mínimas para el control social y político. Una vez derribado el viejo orden se creó uno nuevo desde el cual se implantó una forma de dominación. ¿Crees que en Venezuela ya se ha consolidado ese nuevo orden lo suficiente como para sustituir al viejo estado tradicional?
-La agenda consiste en esa sustitución, pero de manera progresiva. No se derribó el viejo orden para crear el nuevo, sino que quiso crear el nuevo, trabajando sobre el viejo. Ese proceso de transición ocupó muchos esfuerzos en crear condiciones de control y dominación vía el centralismo y la dependencia del Estado, sumándole todas instancias instaladas en la vida menuda de la gente. En ese esquema empiezas a sustituir un orden por el otro
-Pero, en el ínterin, ¿no se crea caos, anarquía, inestabilidad, ingobernabilidad?
-Por supuesto, y fricción.
-¿Y eso no puede producir un resultado radicalmente distinto al que se persigue?
-Así es. Al final hay un problema de valores y de educación porque le estás diciendo a los ciudadanos que la mejor manera de vivir que puedes tener la elijo yo, que sé, más que tú, que te conviene. Y cuando eso ocurre te estoy diciendo que careces de autonomía porque ni siquiera sabes lo que es mejor para ti y por eso dependes de mí. Pero más allá de que eso termine en un esquema de planificación, estás formando ciudadanos con una estructura de dependencia y valores muy distintos a la progresista, a la de competir por el mérito y lograr metas en la vida. Porque lo que plantea ese nuevo orden es la suprema felicidad y yo te avisaré cuando seremos felices.
-Cuando esos modelos se aplicaron en otros países buena parte de la sociedad los apoyaba, pero en Venezuela, donde hay polarización, ¿cómo se le impone a más de la mitad de la población algo que rechaza?
-Ese es el problema. La única opción es imponerla. El tema es dramático porque la fuerza no implica, necesariamente, el uso de la violencia por parte de quienes legalmente administran la fuerza. Aquí voy acorralándote en tus derechos. Y eso ocurre, por ejemplo, cuando te digo, a ti, empresario, que no puedes importar todos los insumos que necesitas y terminas fabricando, en vez de los veinte planificados, apenas dos de los productos que seguramente no satisfagan la necesidad del consumidor.
-¿No es por la resistencia que no han logrado plenamente su objetivo?
-Cierto. Luego de asomar los visos colectivistas, que desdibujaban la propiedad, en la fallida reforma constitucional, intentaron esos cambios por vías más lentas. La Asamblea Nacional aprobó, en primera discusión, las denominadas leyes de estado comunal (el proyecto para la Economía Popular y el de Participación Popular, que luego cambiaron de nombre), consagrando la propiedad social sobre los medios de producción, una categoría marxista. Pero cuando los proyectos salen en el 2010 no se adopta esa definición y se establece otras definiciones de propiedad.
-Si no fue posible bajo un mandato tan férreo como el de Chávez, ¿será posible aplicarlas con un gobierno tan débil como el de Maduro?
-Es mucho menos probable porque ya desapareció del discurso político. Aquello del legado de Chávez ya no hace conexión. Entonces tratas de llenar el espacio de la oferta de proyectos-país que Chávez ocupaba a diario, con mensajes que probablemente no llegan. Cuando la gente reclama la solución de sus problemas (inseguridad, desabastecimiento, inflación) sabe que esto no se logrará con la formación de unas comunas que no los resuelven.
-Originalmente se planteó la existencia, para el 2019, de tres mil comunas con 21 millones de venezolanos integrados a ellas. Igualmente se anunciaba la creación de 30 mil empresas de propiedad social, 3 mil consejo de economía comunal, tres mil bancos comunales, 43 mil comités de economía comunal y la sustitución del sistema de producción capitalista por uno comunal. ¿No luce esto como una quimera?
-Lo es. Ese es el tipo de soluciones que la sociedad no entendería como la panacea para una mejor calidad de vida. Para que esas miles de instancias funcionen necesitas mucha gente trabajando mucho y con gran convicción, Y si eso no es así estamos hablando de una imposición porque "yo lo digo y porque tengo el poder". Se está planteando un arrinconamiento para imponerlo. La atomización del poder es una venta de fantasía porque todas las decisiones y los mecanismos de asignación de recursos estarían en el pode central.