Para el experto en políticas públicas
locales, Miguel González Marregot, la oposición debe organizarse a
través de las instancias regionales, locales y vecinales. “Hay que crear
espacios de participación donde baje la polarización, donde los vecinos
y los ciudadanos puedan reencontrarse”.
Caracas. El experto en políticas
públicas locales, Miguel González Marregot, señala que el Gobierno
piensa que llegó el momento de impulsar un régimen político que apunta a
un “estado unitario” en el que se centraliza y concentra la gestión
territorial y se le va quitando peso y recursos a las gobernaciones y
alcaldías. “La propuesta de Maduro de crear, en este momento, un
parlamento comunal obedece a tratar de cerrar y consolidar su hegemonía
legislativa”, advierte.
El profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) considera que esta amenaza, junto con el anuncio de unir a algunos municipios de Miranda al gobierno del Distrito Capital,
deben “llamar a la reflexión” a la oposición e impulsarla a organizarse
a través de instancias regionales y locales. “En los gobiernos locales y
regionales hay que dar la batalla en forma unitaria”.
A su juicio, hay que defender el derecho
a la participación “sin ningún tipo de complejo” a través de las
organizaciones políticas, los movimientos sociales y los movimientos
vecinales. “Hay que crear espacios de participación donde baje la
polarización, donde los vecinos y los ciudadanos puedan reencontrarse”.
¿Cómo ve el anuncio de la elección de un Parlamento Comunal? ¿Habría algún cambio en los municipios?
—Cuando hubo la propuesta de reforma
constitucional en el 2007 el parlamento comunal no aparecía en la
reforma para nada. Aparecía la incorporación de una serie de consejos,
el consejo de trabajadores, repotenciar el tema de las asambleas de
ciudadanos y los consejos comunales, las ciudades comunales, las
comunas, pero el parlamento comunal no aparecía por ningún lado.
Si se revisa la propuesta de reforma de
2007, que fue derrotada política y electoralmente por el sector
democrático del país, uno se da cuenta que la Asamblea Nacional (AN)
quedaba más o menos igual. ¿Cuándo surge el tema del parlamento comunal
con relativa firmeza? Aparece a partir de la Ley de las Comunas en 2010,
pero aparece como una figura local. Era una especie de gobierno
colegiado de las comunas, y probablemente de las ciudades comunales, que
subyacía en esa propuesta de ordenamiento territorial, pero tenía una
orientación estrictamente local.
En el 2015, luego de la pela que recibe
el Gobierno en las elecciones parlamentarias, Diosdado Cabello propone
la creación de un parlamento comunal y lo propone como una medida
desesperada para tratar de mantener la hegemonía que se tenía o que
venía teniendo el gobierno en materia legislativa y que perdía en esas
elecciones de 2015.
El señor Cabello juramenta un parlamento
comunal que va a fracasar porque no se consiguió, y no tenía, ningún
asidero jurídico y constitucional. Esa es una de las graves desventajas
que tiene toda esta entelequia del estado comunal y del parlamento
comunal. No tiene basamento legal establecido y mucho menos una competencia y unas atribuciones.
Cuando ese parlamento comunal fracasa, surge la propuesta de la
Asamblea Nacional Constituyente (ANC), esta última que finalizó, que era
supuestamente para hacer una Constitución que no hizo, pero se comenzó a
hablar de nuevo del parlamento comunal nacional.
Estoy
convencido de que la propuesta de Maduro de crear, en este momento, un
parlamento comunal obedece a tratar de cerrar y consolidar su hegemonía
legislativa. Ahora que tiene una AN, elegida de manera írrita, para
tratar de atornillar más su proyecto hegemónico y autoritario
¿Eso sería través de leyes en la AN del 6D que impliquen cambios a la Constitución?
—Pudiera ser, pero ahí hay un detalle
importante. Si se crea el parlamento comunal, ahí habría que definir
como se elegiría ese parlamento comunal. En realidad, no hay prueba de
la eficiencia política de las comunas en el país. Las comunas pueden ser
una entelequia. De hecho, funcionan más los Clap, en el tema del
control político, que las comunas y los propios consejos comunales, por
el estado de pobreza que atraviesa la mayoría de la población
venezolana. Es todo un proceso que habría que definir, toda una
arquitectura.
No dudo que el régimen tenga
imaginación. La vemos en las atrocidades que salen usualmente, pero
tiene que fajarse a construir esa arquitectura del parlamento comunal.
Ahí viene una pregunta importante: ¿esos diputados del parlamento
comunal tendrían la misma legitimidad, las mismas competencias,
atribuciones, el mismo valor político de los otros diputados? ¿Ese
parlamento comunal estaría por encima de la AN que fue electa
recientemente o estaría subordinada? Ahí hay una contradicción en el
chavismo de cómo hacer funcionar ese parlamento comunal que ellos están
prometiendo.
Pueden llevar algún conjunto de leyes o
reformar otras porque sienten que están en una coyuntura que les permite
impulsar un régimen político donde el voto de primer grado se difumine y
les permita la extensión de mandato, la eliminación de alcaldías,
incluso de gobernaciones.
Me preocupa mucho el tema de las
Regiones de Defensa Integral (REDI) porque ellas reúnen a varias
gobernaciones y tienen la pretensión de recibir recursos del fondo de
compensación interterritorial del Consejo Federal de Gobierno. Esos
recursos, a los que ellos aspiran, se lo estarían extrayendo a las
gobernaciones, los municipios e incluso a los consejos comunales. Ahí
hay un enredo que solo parece explicarse por el objetivo de lograr un
régimen hegemónico en el país.
Lo que se intenta, entonces, es
cerrar los espacios de descentralización que quedan, o por lo menos
dejarlos sin recursos y financiamiento.
—Sí. Si mal no recuerdo, en las sesiones
que hubo del mapa de los objetivos estratégicos ahí se discutía que la
descentralización era mala porque perdía peso el poder central. Era
negativa, así lo veía el Gobierno, y la idea era reforzar justamente el
centralismo y el control sobre las entidades federales y sobre los
gobiernos municipales, lograr un estado unitario en vez de uno
descentralizado, con la gravedad de que la administración de ese estado
unitario está en manos de una posición política totalitaria.
¿Por qué considera que las comunas han sido una entelequia?
—Leí que Maduro decía que había 42.000
consejos comunales en el país en este momento. Esa es una cifra que se
quedó fija desde hace algunos años. No se han creado más consejos
comunales desde mediados de 2015, de 2016. Eso quiere decir que ha
habido un frenazo en eso. Las comunas surgen de la unión de los consejos
comunales. Son una especie de mancomunidad, aunque al sector chavista
no le gusta ese término ¿Cuántas comunas hay? No se sabe, ni se tiene
una cifra acertada sobre el número y sobre su rendimiento.
Reciben más recursos del fondo de
compensación interterritorial los consejos comunales que las comunas.
¿Por qué digo que son una entelequia? Porque no se han podido establecer
en el país de manera consistente, de manera sólida, como una entidad
político territorial. Primero la comuna no está en la Constitución,
segundo son para construir supuestamente una sociedad socialista.
Cualquier persona que no esté de acuerdo con construir una sociedad
socialista está fuera de la comuna. Se fundamentan en un tema de
participación política tutelada y donde sus órganos son electos en
segundo y tercer grado, se rompe la unidad ciudadano-voto y se
implementa otra cosa, lo cual también dificulta su legitimidad.
Hay algo que preocupa mucho que es que
la comuna solo reconoce la propiedad colectiva y la propiedad social.
¿Aquellos bancos que quedan en el territorio de una comuna se verán
afectados por la gestión de esta? Si no los afecta no tiene sentido ese
reconocimiento de la propiedad colectiva. Esa función, esa
característica de la comuna, es más una dificultad para su existencia y,
por último, no generan recursos propios, sino que dependen del
ejecutivo nacional. Por eso estimo que las comunas son una entelequia y
crear un estado comunal sobre eso es mucho más difícil. Hasta este
momento han sido muy escasas las demostraciones del poder comunal o del
estado comunal.
Estas propuestas del parlamento comunal
deben llamar a la reflexión al sector democrático que debe comenzar a
activarse, no solo a escala nacional, sino también regional y sobre todo
local y microlocal. Es allí donde, de nuevo, se plantea un debate y
donde la organización democrática debe saber expresarse con figuras
alternativas y denunciando las arbitrariedades que se están cometiendo
en los municipios.
Algunos voceros del chavismo
están planteando unir los municipios Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre
al Distrito Capital. ¿Cómo ve esa propuesta?
—Es una propuesta pintoresca, sin
restarle gravedad. Aquí había un organismo de coordinación que era la
alcaldía metropolitana cuyas autoridades, el acaldes metropolitano y los
concejales o el cabildo metropolitano, eran electos de manera
universal, secreta y directa y tenían unas competencias muy precisas que
era la coordinación de los servicios públicos ¿Qué ocurrió? Que el
PSUV, como no contralaba la alcaldía metropolitana, decidió eliminarla
sustrayéndole el presupuesto, tomando su sede, persiguiendo a los
concejales metropolitanos y, finalmente, suprimiendo de manera arbitraria la existencia de ese organismo.
¿Eso
se va a suplantar con el gobierno del Distrito Capital? Creo que no,
por un pecado original, y no precisamente venial, de origen que es la
legitimidad que tendría esa autoridad. En segundo lugar, la gestión del
actual Distrito Capital ha sido ineficaz e irresponsable en lo que ha
hecho en el municipio Libertador.
Ahí también hay un tema territorial de
por medio. La propuesta del estado comunal trata de centralizar la
gestión territorial, y justamente esta propuesta, qué casualidad, busca
centralizar sobre una autoridad impuesta, el gobierno del Distrito
Capital, a cuatro municipios que tienen autoridades electas mediante el
voto universal, directo y secreto. Eso es realmente otra aberración que
responde a una concepción centralista de la gestión del territorio.
Sí pienso que hay que revisar con
seriedad el tema de la gestión metropolitana de los servicios públicos.
Aquí ha habido trabajos muy serios al respecto, dirigidos por el
arquitecto Marco Negrón y la arquitecta Zulma Bolívar, en el Plan Caracas 2020.
Ahí hubo un trabajo técnico que se planteó el desarrollo metropolitano
en cuanto aspecto territoriales y los servicios públicos. Si se aborda
esa discusión con los gobiernos legítimamente electos y con los vecinos
uno pudiera tener unas conclusiones interesantes, pero si se aborda el
tema de cooptar, de centralizar unos municipios a la autoridad impuesta
de un gobierno central, eso no va a terminar bien. Lo que va a traer es
mayor dificultan en la gestión y en la gobernabilidad de un ámbito
metropolitano como el caraqueño.
Como ve el anuncio de pasar las
elecciones de alcaldes para 2022 ¿puede haber alguna activación del
sector democrático, desde lo local, ante este tipo de medidas?
—Maduro dispone cuando son las
elecciones y cuando no, independientemente de lo que diga la
Constitución y el marco legal. Como ciudadano pienso que en los
gobiernos locales y regionales hay que dar la batalla en forma unitaria y
hacer valer la minoría que tiene el sector democrático en este país.
Los alcaldes y los gobernadores que se obtengan van a ser un vínculo muy
importante con la lucha que está impulsando, a escala nacional e
internacional, el presidente Juan Guaidó. Hay que participar ahí sin
ningún tipo de complejo sino de manera unitaria con las organizaciones
políticas, con los movimientos sociales y con los movimientos vecinales
que pueden dar un salto cualitativo. Defender el derecho a la
participación es una estrategia vital que se tiene que asumir en el
país.
Los mecanismos de representación
política necesitan una renovación y hay que crear espacios de
participación donde baje la polarización, donde los vecinos y ciudadanos
puedan reencontrarse, pero eso supone el reconocimiento de la
diversidad, de la pluralidad, que propuestas como el parlamento comunal,
como el estado comunal, o la estrategia del PUSV niegan absolutamente
de raíz.
Foto: Súmate.org