Las elecciones municipales del
próximo Domingo 8 D se desarrollarán en un marco de una ineludible polarización
en lo que será un nuevo episodio entre los dos grandes bloques políticos, que
se disputan el control del Estado en Venezuela. Por una parte y, desde el oficialismo
se busca consolidar la propuesta del Estado Comunal; mientras que desde la
plataforma que reúne los sectores democráticos, se trata de reivindicar la
institucionalidad municipal. Así, estas elecciones de naturaleza
descentralizada y local, han sido cooptadas por un carácter plebiscitario.
Son previsibles algunos resultados.
Resultados que nos mostrará un nuevo mapa político-municipal del país y, por lo
tanto, una aproximación más exacta de la correlación de fuerzas
político-electoral existente. Ese nuevo mapa político-electoral nos indicará
seguramente un naciente equilibrio entre los dos polos ideológicos que compiten
entre sí; aún cuando permanezcan desigualdades territoriales. El surgimiento y
consolidación electoral de un tercer polo “equidistante”; tanto del oficialista
Gran Polo Patriótico (GPP) como de la Mesa de la Unidad de Democrática (MUD),
parece difícil, pese a la presencia de candidaturas “independientes”.
La apuesta de la Mesa de la Unidad
(MUD) es ganar el voto popular y obtener el triunfo en los municipios con mayor
densidad poblacional. Esto ciertamente significaría un avance político
trascendente de esta plataforma unitaria; pero también supondría un reto a sus
capacidades reales de gobierno. En la actualidad, hay 51 municipios bajo
gobierno de la MUD. Un resultado probable sería que dicha cantidad subiera a unos
100 municipios; aproximadamente. Dos aspectos destacables de la MUD son el lanzamiento
de los “Lineamientos de Gestión Municipal 2014-2017” y la realización de
jornadas de adiestramiento para sus candidatos a alcaldes y concejales, en gran
parte de la geografía nacional.
Existe una amplia posibilidad que
las fuerzas democráticas obtengan la victoria en entidades como: Anzoátegui,
Miranda (en sus municipios más poblados), Nueva Esparta, Mérida, Táchira y
Zulia; entre otras más disputadas. Los principales municipios del estado Lara
(Iribarren y Palavecino); así como también la alcaldía de Valencia en el estado
Carabobo y la de Maturín en el estado Monagas apuntan hacia un cambio de
gestión. El estado Bolívar, también pudiera brindar resultados electorales favorables
para la oposición. Los sectores democráticos –de nuevo-, asistirán a un proceso
electoral en situación de desventaja financiera y organizativa; pero esta vez
con una realidad social y económica que favorece la posibilidad de un cambio.
El bloque oficialista tendrá
victorias mayoritarias en entidades federales como: Amazonas, Apure, Barinas,
Cojedes, Delta Amacuro, Guárico, Portuguesa
y Sucre. Con el triunfo del Gran Polo Patriótico en estos estados -a primera vista-,
el mapa de Venezuela lucirá
mayoritariamente rojo. Para el oficialismo, el proceso electoral municipal no
ha sido sencillo. Ciento veinticuatro (124) candidatos de sus filas, tuvieron que
ser cambiados. Además y, pese a las medidas gubernamentales tomadas por el
gobierno ante la presunta “guerra económica”, existe un creciente descontento
popular por la situación de escasez y desabastecimiento, por la alta inflación y
por la inseguridad que se viene acentuando en el país. En este contexto, la alcaldía
del Municipio Libertador pudiera estar en riesgo para el oficialismo.
La abstención jugará un papel
decisivo en el resultado final del próximo Domingo. Y en este aspecto, los
sectores democráticos tienen mucho más que perder; pues el aparato electoral
del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha tenido más éxito en la “movilización”
de su electorado. En la oposición; aún pesa mucho la creencia de la posibilidad
constante del fraude electoral. La militarización del proceso comicial debe ser
“limitado”; es decir, la presencia de la Fuerza Armada Nacional en los centros
de votación debería circunscribirse a brindar seguridad para el normal
desarrollo electoral y, nada más.
Las elecciones municipales
producirán -desde nuestro punto de vista-, una recomposición territorial de la
distribución y la presencia de las fuerzas políticas que muy seguramente
incidirán en instancias como el Consejo Federal de Gobierno (CFG) y en algunos
Consejos Estadales de Planificación de Políticas Públicas (CEPLACOP). Esa misma
recomposición podría impedir o al menos hacer un tanto más dificultosa, la
imposición de una visión centralista y hegemónica como la que propone el Estado
Comunal. Pero esa, es otra circunstancia. Por ahora, hay que ganar el mayor
número de municipios el 8 D.
miguelgmarregot@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario