La realización el pasado jueves
14 de marzo del encuentro del presidente (e) Juan Guaidó con líderes
comunitarios, resulta una clara y esperanzadora señal de la adecuada
valorización del rol protagonista que le corresponde desempeñar al movimiento
vecinal en el proceso de cambio democrático que se impulsa en nuestro país. Y
en realidad, si algún actor de la sociedad venezolana ha sido contribuyente
activo para el avance y soporte de sus luchas democráticas ese ha sido el
movimiento vecinal.
El movimiento comunitario
venezolano a lo largo de sus ocho décadas de existencia y, mediante sus
diversas manifestaciones (ligas de colonos, juntas profomento, juntas
vecinales, asociaciones de propietarios y asociaciones de vecinos; entre otras)
se mantuvo siempre activo como promotor y soporte; tanto de las luchas
reivindicativas locales como de las reformas políticas democráticas durante los
años ochenta. Puede afirmarse, sin lugar a dudas, que los movimientos vecinales
junto a los movimientos de trabajadores y los partidos políticos han sido
factores claves de la modernización democrática del país.
A partir del año 1999, las asociaciones
y grupos vecinales fueron sometidos a un intensivo proceso de cooptación y
segregación por parte del Ejecutivo Nacional, pese a que disfrutaban de un
reconocimiento constitucional y legal que les otorgaba posibilidades de
participar en la gestión de políticas públicas en todos los niveles del Poder
Público, con especial énfasis en los niveles municipal, parroquial y
comunitario. Y en efecto, la gestión restrictiva del PSUV impuso como única
forma asociativa a los consejos comunales y, luego colocó sobre estos a las llamadas
comunas.
Tal vez, la acción más grave fue el
manto intervencionista y hegemónico que se quiso imponer sobre la actividad de
la sociedad civil desde el Estado. A pesar de todo esto, en los últimos 20 años,
el movimiento vecinal logró mantenerse activo y demostrando en cada oportunidad
su naturaleza ciudadana y democrática. Los vecinos mediante sus expresiones
asociativas y, junto a sus líderes constituyen el pivote para la reconstrucción
del necesario tejido social que fundamente y consolide la visión del cambio
político en todas las comunidades venezolanas.
Del evento realizado el pasado
jueves 14 el municipio El Hatillo, merece destacarse; además del esfuerzo
organizativo y la reiteración del compromiso vecinal con el cambio, sus
propuestas y reclamaciones vinculadas al mejoramiento de los servicios públicos,
la reinstitucionalización de las estructuras municipales, el ejercicio de la
contraloría vecinal, el rescate de las Juntas Parroquiales y de la organización
comunitaria en general. Se expuso allí una agenda comunitaria que seguramente
será un importante insumo para la elaboración del Plan País que se adelanta en
la Asamblea Nacional.
En este contexto uno de los
mayores cambios que debemos introducir en materia vecinal es la liberalización
del régimen de organización y registro de las entidades vecinales; ajustándolo
al ejercicio pleno de los derechos de libre asociación y expresión que tenemos
todos los ciudadanos y las comunidades. Otro aspecto pendiente es la
desideologización de las actuales organizaciones comunitarias que no tienen que
estar al servicio de una ideología política y, menos aún a aquellas que
pregonan el totalitarismo. Por otra parte, es imprescindible reconocer el
carácter descentralizado del movimiento vecinal vinculado de manera natural a
los gobiernos locales; es decir, a los municipios. Por último, es impostergable
la necesaria revisión de los órganos constitucionales previstos para el
ejercicio de la participación de los vecinos en los procesos de formación,
ejecución y control de las políticas públicas.
La cercanía entre el liderazgo
político y las bases comunitarias; así como también con el resto de los movimientos
sociales (mujeres, trabajadores, minorías étnicas y juventudes; entre otros) y
sus organizaciones será un componente decisivo para agilizar aún más el cambio
democrático que reclama nuestra nación. La organización social es determinante;
tanto para rescatar la democracia como para defenderla luego.
@migonzalezm
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