martes, julio 18, 2023

Una visión social de nuestra emancipación I


 


El tema de la participación de los colectivos sociales y comunidades organizadas en el proceso emancipatorio (1810-1821) tiene particular relevancia, si realmente se aspira a ampliar y completar un estudio más allá de una visión tradicional y de corte epopéyico. Se trata de incluir la visión y posiciones de otros actores de la otrora sociedad colonial, que si bien eran anónimos, fueron relevantes por la fuerza social que representaban en ese momento de nuestra historia. Los pardos, los negros libres y esclavos e incluso los indios tuvieron una participación significativa a lo largo del período de la guerra independentista en función de sus intereses de casta y de sus aspiraciones de vida: en búsqueda de la igualdad y en búsqueda de la libertad.

Desde nuestro punto de vista, se trata de comprender y delimitar la incidencia en la emancipación de las castas menos favorecidas en la sociedad colonial (los de abajo) que generalmente eran marginados de las decisiones tomadas por la élite dominante y, que terminaban afectando su vida. Pardos, negros e indios se constituyeron en un asunto con un doble interés político; tanto para el liderato independentista como para el monárquico. Por una parte, ambas dirigencias los necesitaban para nutrir sus fuerzas militares y, por la otra, se les temía al ser considerados una fuerza social con capacidad competitiva. De hecho, los sucesos de Haití del año 1804 ya habían dejado una huella que significaba una advertencia de lo que significaría una sublevación de naturaleza racial y antiesclavista. También el fusilamiento de Manuel Piar (1817) que se ha interpretado como el detenimiento de una posible guerra de castas en pleno proceso emancipatorio.

La otra variable a investigar es el aspecto territorial y asociativo que correspondería a los espacios que sirvieron para el desarrollo de la participación de los colectivos sociales. Nos referimos a regiones, ciudades y pueblos e incluso a gremios que tomaron partido en favor o no de la participación del “pardaje” o de las “clases peligrosas” durante el proceso 1810-1821. En este caso, se persigue establecer una posible relación entre la acción de los colectivos sociales y los territorios geográficos y sociales. En las investigaciones que he revisado sobre el origen y desarrollo de la acción reivindicativa de las organizaciones comunitarias (en el pasado siglo XX) siempre he conseguido una relación directa con el aspecto territorial. ¿No podría haber ocurrido también en el pasado? Después de todo, era el dominio sobre un lote territorial lo que se disputaba.

Como bien señala el historiador Germán Carrera Damas, la emancipación se fundamentó en una diversidad de expectativas; según el actor social que hacía vida y que compartía la realidad y las vicisitudes de la sociedad colonial decimonónica. Así, los criollos con su doble rol de dominadores de indios y de negros esclavos; pero cautivos de la metrópolis y su representaciones institucionales y personales; los negros esclavos apegados a la búsqueda de su libertad (y quizás sin importarle la causa que se peleaba en la Capitanía General de Venezuela) y los pardos en su abierta aspiración hacia la igualdad social y las mujeres siempre presentes y siempre marginadas conformaron un bloque diverso de aspiraciones y reivindicaciones que marcaron el proceso independentista con una tendencia hacia la reforma social, que merece ser estudiada.

Un estudio de la gesta emancipadora (1810-1821) centrado en la participación de las castas más empobrecidas de la sociedad colonial, constituye un reto conceptual y metodológico que movería el eje principal de la investigación hacia una óptica generalmente omitida en la historia e historiografía venezolana y, cuyo resultado nos ofrecería otra versión (quizás inédita) de ese período de nuestra historia.


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