viernes, julio 21, 2023

Una visón social de nuestra emancipación 1810-1821 II




 En nuestro país los estudios sobre las ideas, propuestas e iniciativas vinculadas al tema de la participación popular en el proceso de emancipación no han sido relevantes. Ahora bien, con esto no quiero afirmar que el tema no haya sido abordado de manera específica; pero muy seguramente su tratamiento haya sido marginal en comparación con la visión del proceso emancipador de la antigua Capitanía General de Venezuela fundamentada en la “historia patria” y en un militarismo extremo casi providencial (bajo la figura omnipresente de El Libertador). Este enfoque omitió casi por completo otros eventos y sucesos propiciados por distintos actores colectivos y sociales que tuvieron participación e incidencia en el proceso independentista.

En un arqueo bibliográfico preliminar y, como complemento a esta nota, podemos mencionar un trabajo orientador como “Colectivos sociales y participación popular en la independencia en Hispanoamérica” de Germán Cardozo Galué y Arlene Urdaneta Quintero (2006). En ese mismo tenor se encuentra “La participación popular en la guerra de independencia: la otra cara de la guerra civil (1812-1818) de la historiadora Véronique Hébrard (2005) y, por supuesto también se tiene que citar en esta revisión preliminar “Aspectos socioeconómicos de la guerra de independencia” del propio German Carrera Damas (1972).

En cuanto al tema territorial “Los cabildos de indios y la pedagogía política en la Venezuela colonial y los años iniciales de la República 1691-1830” de Naudy Suárez (tesis doctoral, 2012), así como el propio Manifiesto de las Provincias de Venezuela a las naciones civilizadas de Europa (1819), nos ofrecen una idea de la utilización de gremios o territorios sociales de acuerdo a los eventos de la guerra de independencia. Otro caso lo encontramos en “Ciudades leales, ciudades patriotas en la guerra de independencia” de la misma Véronique Hébrard (2015).

Por supuesto que estos no son los únicos estudios históricos sobre el tema que hemos abordado, lo que nos refuerza la idea de perfilar un proyecto de investigación sobre la acción de los colectivos populares. Puede afirmarse que, un estudio basado en la participación de colectivos sociales en el proceso de emancipación (1810-1821) reúne las características metodológicas y conceptuales para el conocimiento y la crítica histórica. De hecho, el construir un relato desde el punto de vista “de los de abajo” o “de las bases” constituye en sí mismo una innovación en el proceso de revisión de nuestro pasado histórico. Parece tiempo de ampliar los horizontes conceptuales de nuestra cultura investigativa y poder comprender una herencia que ha venido determinando el comportamiento de la sociedad venezolana.

En cierta ocasión escuché en una entrevista que realizara Ramón Pasquier a Germán Carrera Damas, sobre el sistema democrático en Venezuela; y donde Carrera Damas expresaba como un logro fundamental para la construcción de la democracia en el país, la incorporación de la mujer al ejercicio de sus derechos políticos (mediante el voto). Y agregaba además que, para ese momento, la mitad de la población venezolana se encontraba excluida de las decisiones políticas que eran definitorias para el país y la propia sociedad. En otras palabras, la democracia y el Proyecto Nacional necesitaban de la participación y la inclusión de todos.

Pienso que ese mismo principio sirve, funciona y contribuye para la construcción de un relato histórico o de un estudio historiográfico que trate de interpretar un evento o un conjunto de sucesos como el proceso independentista que marcaron la trayectoria de una población y de un país. No se persigue desarrollar una visión populista de la historia; sino más bien incorporar el mayor número posible de intereses y visiones porque generalmente la realidad y la historia involucran y se construyen con base a más de un punto de vista y con más de un actor.

El estudio del proceso de emancipación venezolana entre 1810 y 1821 realizado desde un enfoque social facilitaría la ruptura metodológica con modelos de interpretación histórica fundamentados en el “bronce” y, también el excesivo academicismo documentalista; aunque en este caso y por su cualidad colectiva, el tratamiento de las fuentes históricas requiere de un cuidado especial para evitar errores y exageraciones en la construcción del relato histórico.

La lucha por la independencia involucró a toda la sociedad colonial venezolana (con distintas responsabilidades y matices) y significó un evento que sacudió la conformación de un modelo económico-social agotado y presto a sucumbir a una propuesta abierta al cambio hacia una nueva modernidad; cuyo reto sería superar los déficits de una sociedad basada en la desigualdad, la exclusión y el sometimiento. Por ende, una interpretación de la independencia basada solamente en la sucesión de campañas y hazañas militares no se corresponde a los sueños ni aspiraciones de cada uno de los sectores sociales (tanto de los de arriba como de los de abajo) que participaron en la gesta libertadora.

La Batalla de Carabobo (1821) no se tradujo en la solución de la “agenda” de reforma social que en un momento significó como un medio articulador de los distintos sectores sociales que participaron en la guerra emancipadora (especialmente pardos y esclavos negros); por el contrario, dejó una serie de secuelas e insatisfacciones, que luego y durante años, se convirtieron en el motor de las guerras civiles que se sucedieron en el país.

Después de todo lo expuesto, quizás valga la pena estudiar la incidencia que tuvieron los colectivos sociales como actores, en la guerra de independencia entre 1810 y 1821.


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