Una nota sobre el autor
Elías Pino Iturrieta nació en
Maracaibo (1944). Es Licenciado en Historia por la Universidad Central de
Venezuela (UCV, 1966) y Doctor en Historia por El Colegio de México (1969). Ha
ejercido la docencia y la investigación en la UCV y en la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB). Fue Decano de la Facultad de Humanidades de la UCV, Presidente
de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Galleos (CELARG), Vocal
principal del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Director del Instituto de
Investigaciones Históricas y Coordinador del Doctorado en Historia de la UCAB.
Es Numerario de la Academia Nacional de la Historia y Editor Adjunto del diario
El Nacional.
El Dr. Elías Pino Iturrieta -a
lo largo de su carrera como investigador-, ha producido numerosos y
trascendentes trabajos sobre el proceso histórico venezolano que han cimentado
el acervo historiográfico del país. Entre sus obras destacan: “La mentalidad
venezolana de la emancipación, 1810–1812”, “Ideas y mentalidades de Venezuela”, “Fueros,
civilización y ciudadanía”, “Venezuela metida en cintura, 1900–1945”, “El
divino Bolívar”; entre muchas otras.
El tema central de la obra
La investigación fue elaborada
como tesis para optar título de Doctor en Historia, por el autor en en El
Colegio de México en el año 1969. El texto se ubica como una investigación
historiográfica centrado en el estudio de las ideas que fundamentaron la acción
de los grupos que les tocó dirigir el proceso revolucionario independentista
entre los años 1810 y 1812.
El estudio; según el propio autor
se aleja del tradicional “relato bélico” de la independencia de Venezuela. En
tal sentido, se produce un refrescamiento de la narrativa histórica venezolana
que rescata la visión civil y política de ese proceso, ahora lo predominante el
nacimiento de una nueva mentalidad en Venezuela, una mentalidad cuestionadora
del sistema ideológico sustentador del régimen colonial y propiciador del
cambio histórico en el país.
Con La Mentalidad Venezolana de la Emancipación 1810-1812 se narran las
peripecias de los inicios del pensamiento emancipador venezolano; mediante el
rescate de las críticas de Simón Rodríguez o los escritos revolucionarios de
Miguel José Sanz o las propuestas revolucionarias de Manuel Gual y José María España.
Así también, cobran protagonismo los medios de comunicación de aquella época;
los cuales durante algún tiempo estuvieron al servicio de la causa
independentista; tales como: la Gazeta de Caracas, el Mercurio Venezolano, el
Semanario de Caracas, el Publicista Venezolano o El Patriota Venezolano.
La obra está organizada en
tres partes claramente diferenciadas dentro de un hilo conductor: el
surgimiento y desarrollo un nueva mentalidad emancipadora en la Venezuela de
principios del siglo XIX, de los tiempos de la primera República entre 1810 y
1812, con el propósito de construir una identidad colectiva alrededor de la
independencia.
La primera parte, titulada “En Venezuela se gesta una nueva mentalidad”
nos lleva a conocer los inicios del pensamiento contestatario y modernista en
la Venezuela de finales del siglo XVIII; mediante “cierta literatura exótica”
proveniente de Europa y más específicamente del cercano Caribe. Así, el ideario
renovador, portador de “gérmenes de libertad” comenzó a circular en la colonia y
Capitanía General, gracias al intercambio mercantil con la metrópoli, que
mediante sus dos modalidades, una la formal y la otra el contrabando trajo
consigo adosado, textos con ideas libertarias.
En este primer segmento se
puede conocer que la aceptación de las nuevas ideas modernistas pasó por el
tamiz de la discusión y el debate entre los miembros de la élite de la sociedad
colonial venezolana conformada por los mantuanos. Como testimonios de la nueva
mentalidad emancipadora se destacan los trabajos críticos y alternativos de
Simón Rodríguez¹ (en el tema educacional), la crítica social de Miguel
José Sanz²
y el fallido movimiento pro-independentista encabezado por Manuel Gual y José
María España³
en 1794.
La segunda parte del texto
titulada “La nueva mentalidad se expresa
en los impresos públicos” presenta la presencia de la mentalidad
revolucionaria en Venezuela en los medios impresos públicos durante el período
1810-1812; tales como: la Gazeta de Caracas⁴, el Mercurio Venezolano⁵,
el Semanario de Caracas⁶, El Publicista de Venezuela⁷ y el Patriota de Venezuela⁸. Un
elemento importante de esta parte es la presencia de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano como parte ideológica de la nueva mentalidad emancipadora
venezolana de comienzo del siglo XIX. Así mismo, se recoge como parte de la
propaganda impresa la Justificación de la Independencia y la visión que tenía la
vanguardia intelectual independentista sobre los Estados Unidos de América.
Se recoge en este segmento, el
debate ideológico en torno a la libertad de culto en la Venezuela que surgía a
principios del siglo XIX en medio de una férrea tradición religiosa y donde la
fe católica ocupaba un lugar prevaleciente.
La tercera y última parte de
la investigación, titulada “La nueva
mentalidad no es homogénea” se plantea en torno a la heterogeneidad y
diversidad del pensamiento modernista a principios del siglo XIX. Al respecto,
se consideran los planteamientos del padre Juan Navarrete⁹;
así como también los planteamientos de Juan Buscat¹ᴼ, Francisco Espejo¹¹
y Juan Germán Roscio¹². En la acera de enfrente se ubica a Monseñor Narciso
Coll y Prat¹³,
destacado crítico y opositor al avance de las ideas modernistas en la Venezuela
colonial; pero revolucionaria.
Los fundamentos argumentales
La investigación historiográfica
desarrollada por el autor es un estudio ideológico; es decir, de las ideas que
orientaron la acción de un movimiento social contestatario al régimen
establecido en la Venezuela colonial. No cabe duda que para el autor, las ideas
son el motor de la acción de los hombres y, esto ocurre con mucha más fortaleza
cuando de por medio se encuentra un proceso de cambio social, como lo fueron
los inicios de la gesta emancipadora venezolana.
Las ideas también contribuyen
a la formación de colectividades; mediante la construcción de identidades,
propias o asimiladas de otras partes, de otras culturas; pero que en algún
momento o circunstancia de una región sirven para la conformación de un nuevo Estado,
de una nueva nación. Con esa visión se aborda la llegada de la denominada
modernidad a la Venezuela colonial, que para principios del siglo XIX; aún
continúa siendo una Capitanía General más del impero español; pero que comienza
a recibir insumos que edificarán una nueva mentalidad, ahora emancipadora.
Así, la obra nos recrea en el
origen paradójicamente europeo del pensamiento independentista en Venezuela y
que se convirtió en una herramienta incruenta y “cuya semilla trataron de
desarraigar con afán los ejércitos del rey y buena parte de los venezolanos amigos
de la metrópoli” (Pino, 1972). Por supuesto, las ideas que forjaron el ideario
independentista asimilado por la élite colonia, no surgieron de un día para
otro; sino que esas visiones modernistas fueron llegando y abriéndose espacio
en los círculos mantuanos de Caracas, que así recibieron otra lectura
ideológica del ordenamiento social y político del mundo.
En el texto, el centro de la
narración histórica independentista deja de lado el tradicional enfoque belicista
y pasa a ser una reconstrucción del pensamiento cívico y político que dio
impulso a una gesta emancipadora. Bajo este enfoque historiográfico y cultural
se va a construir una relación directa y coherente entre una visión ideológica
y una acción política. La idea, la mentalidad prevalece sobre la acción, las
críticas de Miguel José Sanz o la intentona de Gual y España en (momentos y
circunstancias distintas). Por ejemplo, no constituyeron manifestaciones
espontáneas ni obedecieron a un mero sentimiento libertario y voluntarista;
sino que bajo esas expresiones intelectuales y políticas yacía una arquitectura
de conceptos, que una vez asimilados indujeron a la acción.
El hecho de que el proceso
libertario se iniciara con base a la construcción de un fundamento ideológico y
no militar, no supuso una ausencia de confrontación y debate entre los actores involucrados
a favor o en contra del ideario emancipador naciente. Y allí, justo se trabaja
el tema periodístico y propagandístico. En efecto, el estudio historiográfico contenido
en La Mentalidad Venezolana de la
Emancipación 1810-1812, acude a los repositorios históricos de ideas por
excelencia, como son los medios impresos públicos; pues al decir del autor
serán los órganos mediante los cuales se expresan los argumentos y las promesas
insurgentes, en un mecanismo que visto en conjunto, se muestra coherente a
pesar de pequeñas variantes que resaltan en algunos en particular,
especialmente en el respectivo proceso de introducción de la ideas modernas y a
su forma de expresión, más no en lo tocante a la base de las argumentaciones
(Pino, 1972).
Junto con la valoración de los
medios impresos como estandartes de ideas y proposiciones socio-políticas, se
mencionan cuatro documentos alrededor de aspectos cruciales en la conformación
de una plataforma ideológica para la Primera República 1810-1812; a saber: el
debate sobre el contrato social¹⁴, la publicación de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano¹⁵, el debate sobre la libertad de culto¹⁶ y la
Justificación de la Independencia de Venezuela¹⁷.
Junto a los manifiestos documentales,
se agrega la diversidad de enfoques sobre las ideas modernistas que sirvieron
de plataforma a la gesta independentista en los albores del siglo XIX; mediante
la cita de intelectuales contemporáneos que compartieron o debatieron los
intentos por construir una identidad nacional; uniendo factores políticos y
culturales.
Balance crítico
El estudio de la mentalidad
venezolana de principios del siglo XIX ofrece -en efecto-, una visión de las
ideas predominantes en la vanguardia social y política, que le correspondió
dirigir los inicios de de la lucha independentista en Venezuela. Esa
visión de los valores predominantes se encuentra fundamentada en la
investigación historiográfica desarrollada por el autor. La investigación
historiográfica acudió a una revisión bibliográfica; así como a la consulta de fuentes de los testigos de la
época.
Un elemento sustancial de la
investigación sobre La Mentalidad de la Emancipación 1810-1812 fue la revisión
de la prensa caraqueña de la época que permitió conocer en dos momentos
diferentes (como fueron el inicio y la caída de la Primera República) el
posicionamiento comunicacional y, por lo tanto cultural del ideario
independentista en los medios de comunicación. Un ejemplo claro, al respecto lo
representa la Gazeta de Caracas que transitó momentos editoriales contrapuestos;
bajo el breve período independentista y bajo el retorno de la administración
colonial.
La Mentalidad Venezolana de la Emancipación nos ubica en las
potencialidades que pueden tener un conjunto estructurado de ideas y valores
culturales (aunque no necesariamente de la mejor manera) para impulsar la
creación de identidades colectivas, en torno a ciertos y determinados valores
abstractos -pero reales- como lo son: la libertad, la independencia y, por
ende, la construcción de algunas nuevas naciones; tal como en efecto, ocurrió
en la América colonial española.
Las ideas que dieron sustento
a la emancipación americana llegaron justo del viejo continente, vinieron entre
mercancías y contrabando de una Europa que había comenzado a una renovación
ilustrada. Pero además esas mismas ideas tuvieron otros portadores como los
llamados “diabólicos luteranos y calvinistas” y, los también perseguidos curas
holandeses. No pudo la censura del Consejo Real ni tampoco la aplicada a los
estudiantes de la Universidad de Caracas impedir que esas ideas llegaran y
renovaran la mentalidad de la élite mantuana (y quizás de otros sectores
sociales menos favorecidos y también silenciados) y, se convirtiera en elemento
que articuló lo ideológico y lo cultural para crear una nueva identidad.
La Mentalidad Venezolana de la Emancipación nos recuerda y nos advierte
la característica relacional de las distintas manifestaciones culturales,
sociales y políticas que se entrelazan para abrir oportunidades a que grupos
humanos se arriesguen a cambiar su tiempo.
NOTAS
¹ Simón Rodríguez, el maestro de nuestro Libertador Simón Bolívar, representante
de la visión crítica del sistema educativo colonial, en 1794 presentaba “Unas reflexiones sobre los defectos que
vician la escuela de primeras letras y medio de lograr su reforma por un nuevo
establecimiento” en dicho trabajo ya comenzaban a verse los inicios de la
modernidad en el corazón del sistema colonial: su sistema educativo.
² Miguel José Sanz, además de su actividad editorial en el Semanario
de Caracas donde expresó su visión crítica y social es autor del “Discurso pronunciado en el acto solemne de
instalación de la Real Academia de Derecho Público y Español” (18-12-1790)
y el “Informe sobre la Educación Pública
durante la Colonia” inicia el desmarque del viejo pensamiento europeo.
³ Manuel Gual y José María España encabezaron un fallido movimiento
pro-independentista que lejos de ser improvisado “ideológicamente” demostró,
por el contrario, un importante tejido teórico. Así lo demuestran las Ordenanzas (preparadas para la
revolución) y piezas discursivas como “Habitantes
libres de la América Española”. Gual y España consideraban que los cuatro
fundamentos de los derechos de los hombres eran la igualdad, la libertad, la
propiedad y la seguridad.
⁴ La Gazeta de Caracas. Le
correspondió cubrir el final de la colonia y el nacimiento del nuevo orden
republicano. En una primera etapa desde 1808 hasta abril de 1810 es un órgano
difusor del régimen colonial; a partir de 1810 y hasta mediados de 1812 está
alienado con la emancipación y el proceso independentista.
⁵ El Mercurio Venezolano
circuló brevemente entre los meses de febrero y julio del año 1811. A pesar de su corta vida, sus
páginas contienen importantes elementos modernistas y emancipadores. Este medio
impreso sirvió al movimiento independentista para explicar el movimiento
surgido en Caracas y sus principales postulados.
⁶ El Semanario
de Caracas circuló entre noviembre de 1810 y julio de 1811. Reunió a dos
editores con visiones contrapuestas Miguel José Sanz y José Domingo Díaz. Sanz
estuvo encargado de la Sección de Política; mientras Díaz, era responsable de
la Sección de Estadística. El Semanario
de Caracas publicó una extensa teoría de la sociedad basada en la
Ilustración europea.
⁷ El Publicista de Venezuela circuló entre los meses de julio y noviembre de 1811.
Este medio impreso fue el órgano oficial del Congreso de la Primera República;
cuyo objeto fue hacer públicas las deliberaciones y mandatos de la nueva
magistratura.
⁸ El Patriota de Venezuela circuló entre el mes de enero de 1811 y enero
de 1812. Fue el órgano de la Sociedad Patriótica y recogía los documentos de
las sociedades patrióticas.
⁹ Juan Antonio Navarrete fue un sacerdote, filósofo e historiador
que osciló entre la visión tradicionalista y el modernismo creciente en las
colonias americanas. Si se quiere el Padre Navarrete representa una transición
entre dos visiones de la vida. La tradicional basada en el pensamiento clerical
y la insurgente y orientada hacia la modernidad.
¹ᴼ Juan Buscat fue un abogado francés que dentro de su visión
modernista propuso un proyecto de reivindicación de los aborígenes vecinos a
Barcelona; así como también un amplio proyecto de reurbanización de esa ciudad
denominado: “Proyecto de mejora para la
ciudad de Barcelona”. Buscat representa el espíritu de modernización que
comenzaba a dominar en la Venezuela colonial.
¹¹ Francisco Espejo, destacado revolucionario que se caracterizó; sin
embargo, por sus posiciones marcadamente anticlericales, de acuerdo a ciertas
ideas de la Ilustración europea.
¹² Juan Germán Roscio fue autor de un proyecto legislativo
considerado como la base primaria de la Constitución Federal de 1811. Admirador
de Inglaterra como centro de pensamiento y desdeñoso del pensamiento español,
tuvo una obra escrita muy prolífica; siendo su texto más conocido: “El triunfo de la libertad sobre el
despotismo”
¹³ Monseñor Narciso Call y Prats representa uno de los voceros más
fuertes contra las ideas de la modernidad. Para el Obispo Call y Prats las
Sociedades Patrióticas eran sinagogas, teatros de sesiones tenebrosas en donde
nadie estaba seguro en medio de la oscuridad destinada a sus altercados
violentos y sanguinarios.
¹⁴ El debate en torno el Contrato Social surgió debido a la propuesta
de dividir a la Provincia de Caracas. Sobre el tema se enfrentaron dos sectores
que utilizaron la Doctrina del Contrato Social a favor o en contra de la
división de la provincia. La introducción de este debate se debió a una
intervención de Juan Germán Roscio, quien planteó el cese del contrato con
España; pero no la posibilidad de la división de la Provincia de Caracas.
¹⁵ La Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano con varias máximas republicanas y un discurso preliminar a los
americanos es considerada
una pieza fundamental, para comprender la evolución de la
dirigencia emancipadora. Fue
publicado en 1811 con una “intención” didáctica y para que sus lectores
pudieran tener una visión más exacta de los mandatos de la Independencia.
¹⁶ El debate sobre la libertad
de culto surgió por un breve escrito publicado por William Burke, en la Gazeta de Caracas (n° 20). Burke al
defender la posibilidad de la libertad de culto tocó profundas fibras de la cultura colonial
tradicional, como lo era la religiosidad católica.
¹⁷ El manifiesto que hace al
mundo la Confederación de Venezuela en la América meridional fue un documento
aprobado el 30 de julio de 1811, donde la dirigencia emancipadora justifica la
independencia de Venezuela. En el mismo se citan los sucesos ocurridos en
España y la negación de los derechos de conquista y poblamiento y, por último,
la omnipotencia divina como justificativos a la independencia que recién
comenzaba.