Este 16 de
julio de 2017 se realizó de manera exitosa en Venezuela la gran consulta
popular por la paz y la democracia; jornada en la cual se contabilizaron 7.535.259
manifestaciones de voluntad, a favor de tres temas que se distribuyeron de la
siguiente manera; a saber:
1.- ¿Rechaza y
desconoce la realización de una constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin
la aprobación previa del pueblo de Venezuela?, 98.43% respondió sí y el 0.12% respondió no.
2.- ¿Demanda a
la Fuerza Armada Nacional y a todo funcionario público obedecer y defender la
Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea
Nacional?, 98.35% respondió sí
y el 0.13% respondió no.
3.- ¿Aprueba
que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo
establecido en la Constitución y a la realización de elecciones libres y
transparentes; así como a la conformación de un gobierno de unión nacional para
restituir el orden constitucional?, 98.54%
respondió sí; mientras que 0.15% respondió no.
Más allá del
tema numérico, la consulta popular en efecto constituye el basamento de su
impacto político; tanto en Venezuela como en la comunidad internacional. Su realización nos deja una serie de
enseñanzas que también merecen calibrarse.
Por ejemplo y,
no cabe duda de ello, la consulta popular realizada el domingo 16 de julio,
rescató el ejercicio del derecho a la participación ciudadana contemplado en la
Constitución Bolivariana vigente. También y muy importante, fue el rescate del
valor del sufragio como ejercicio de soberanía popular y de protesta cívica. La
expresión del descontento popular -por medio del voto-, el 16 de julio,
significó un reconocimiento explícito del arraigo que tiene en la cultura
política venezolana, el poder sufragar.
Por otra
parte, la consulta popular dejó muy claro el carácter pacífico y democrático de
la amplia mayoría del pueblo y del electorado venezolano. La consulta envió un mensaje
directo a aquellos factores minoritarios que piensan en salidas violentas o de
la mano de un caudillo. Justo lo contrario, la ciudadanía refrendó su carácter pacífico;
pero firme y decidido, para restaurar la democracia en el país.
La consulta popular del 16 de julio mostró
con mucha claridad la alta capacidad de convocatoria, movilización y
organización autónoma de sectores democráticos del país y su compromiso con los
objetivos propuestos. Quedó clara, la presencia de una amplia "maquinaria
ciudadana" capaz de administrar con eficacia procesos complejos como el
caso de un evento electoral. El pasado domingo, la ciudadanía administró 2.030
puntos soberanos (centros de votación) de manera impecable y transparente. Más
de 150.000 voluntarios sirvieron como base de apoyo para la realización del
evento.
De la
misma manera se demostró que es posible el trabajo conjunto entre la Mesa de
Unidad Democrática (MUD) y la ciudadanía, sin resquemores y con metas claras y
precisas. La cohesión social lograda el 16 de julio va a servir de referente
para las movilizaciones democráticas futuras. En la consulta popular del pasado
domingo 16 d julio, el pueblo venezolano confirmó su vocación libertaria y
su voluntad por el cambio político, pacífico y democrático.
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