Sería muy grave que no ocurriera
un debate en los sectores de oposición democrática sobre los resultados de las
elecciones regionales del pasado 15-O y, también sobre cómo actuar de ahora en
adelante. Ese debate es necesario; pero debe realizarse bajo criterios asertivos
y en condiciones que lo hagan productivo. El intercambio de insultos,
descalificaciones personales entre líderes democráticos; a través de los medios
de comunicación y las redes sociales, no contribuye sino a consolidar una pobre
imagen discursiva y programática de la oposición.
En relación a los resultados
electorales regionales, la alianza opositora ha venido recopilando y
documentando un alto número de irregularidades cometidas; tanto por el propio
Consejo Nacional Electoral (CNE) como por el bloque oficialista que según se ha
informado serán llevadas a instancias internacionales. Por otra parte, la
Asamblea Nacional ha reiterado en dos acuerdos su desconocimiento al proceso
comicial que eligió a los gobernadores de las 23 entidades federales.¹ Y eso
significa una acción importante y estratégica en las confrontaciones políticas
que vendrán.
En cuanto al ¿qué hacer? la cosa
pinta diferente, porque es más complicado. Hasta ahora, y en medio de las
intervenciones más viscerales que analíticas, lo que se vislumbra es una lucha
soterrada por el control político de la dirección de las fuerzas democráticas.
En efecto, una nueva plataforma “soyvenezuela”² aspira a desplazar y
convertirse en la sustituta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Por su
parte, ésta última viene llamando a revisar y refundar la unidad del bloque opositor.
El objetivo que se propone la
nueva “soyvenezuela” además de anti-unitario no es tan sencillo; pues hasta
ahora sus organizaciones proponentes no han mostrado ni fuerza ni músculo
político en el país; mientras que la vilipendiada MUD reúne a las principales
partidos políticos democráticos ³. En tal sentido, pienso que la idea de estructurar
una nueva alianza con base a la exclusión de otros factores políticos (además de
reflejar autoritarismo y sectarismo), parece condenada al fracaso.
Un detalle adicional es que en el
ámbito opositor suele identificarse periódicamente a “algún traidor”. Los
acusados son personajes importantes y de proyección mediática nacional. Así han
sido tildados líderes como Henrique Capriles, Manuel Rosales, Julio Andrés
Borges, Henri Falcón y, últimamente Henry Ramos Allup y los 4 gobernadores recién
electos y militantes de AD. Al respecto, cabe preguntarse: ¿cómo pretende presentarse
ese sector político como una alternativa de gobierno, si denigra en forma
reiterada de su propio liderazgo? Hay que salir de ese ambiente enrarecido y
autodestructivo, ya.
Una deuda pendiente de la
oposición venezolana es la elaboración de un proyecto programático realista,
creíble y con algún grado de viabilidad. El bloque democrático ha desperdiciado
la ingente cantidad de talento humano que puede ofrecer y aportar ideas,
conceptos y propuestas para estructurar
una sólida oferta a toda la población del país. ⁴ En realidad, los factores
democráticos deben superar el “vete ya” (que para muchos ciudadanos suena a
golpismo), por una acción propositiva de cambio desde todas las instancias y
espacios donde actúen.
Otra deuda viene dada por su
relación intermitente con los sectores sociales y comunitarios del país. El cambio
democrático en Venezuela ha marchado con lentitud, debido a la extrema
debilidad y dispersión de sus movimientos sociales.⁵ Si a eso agregamos el
escaso diálogo de los partidos democráticos con los sectores sociales, las
dificultades para construir una alianza más allá de lo electoral, son
insalvables. Por su parte, el chavismo desde su llegada al poder ha hecho justo
lo contrario; es decir, ha desarrollado una narrativa que conecta con esos
movimientos y colectivos.
El tema electoral -que es un
componente fundamental en la estrategia de la unidad democrática-, luce ahora
amenazado. Y es que conformarse con afirmar que la ruta electoral está cerrada
en Venezuela, es muy grave si de paso también se afirma que no hay
posibilidades de diálogo ni de negociación alguna. Entonces, ¿qué opción le
queda en el portafolio a la oposición, acaso una ruta violenta? Pienso que si
el gobierno “cierra la puerta electoral”; pues entonces hay que abrirla de
nuevo y cuantas veces sea necesario.
Un aspecto trascendente para la
oposición es la consolidación urgente de un aparato electoral de calidad,
eficaz y profesionalizado que pueda hacer frente al oficialismo en los eventos electorales que
seguro vendrán, entre ellos las elecciones municipales y las presidenciales.
Finalmente, se requiere de un debate
que sea verdaderamente democrático, programático y responsable. Recomponer la
unidad, pero de manera unitaria, es básica para continuar en la lucha por el
cambio. No hay que temer a las diferencias ni a la diversidad. Por el
contrario, hay que reconocerse en ella. Se necesita una unidad que incluya y no
descalifique. Para ello, hay que impulsar un debate que proponga y no solamente
se oponga y, en el que la agenda social sea considerada con seriedad. Vayan por
el cambio, todo un país les espera.
Saludos a todos
@migonzalezm
Notas
¹ En fecha 19 de octubre de 2017,
la Asamblea Nacional declaró fraudulento el proceso de elecciones regionales y,
el 25 del corriente desconoció el acto de los cuatro gobernadores que se
juramentaron en la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, que controla el
partido de gobierno PSUV.
² La plataforma “soyvenezuela”
está siendo impulsada por el partido Alianza Bravo Pueblo (ABP) que lidera el
alcalde metropolitano Antonio Ledezma (injustamente privado de libertad) y el
grupo denominado Vente Venezuela, que encabeza María Corina Machado. Ambas
organizaciones no poseen mayor incidencia en la población. La plataforma
soyvenezuela fue lanzada el 18 de septiembre de 2017 y no apoyó la
participación electoral en las elecciones regionales.
³ La MUD aún reúne a las
principales organizaciones partidistas del país, como son: el Movimiento
Primero Justicia (MPJ), Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT),
Voluntad Popular (VP), Avanzada Progresista (AP), La Causa Radical (LCR); entre
otras organizaciones regionales e incluso locales.
⁴ La MUD logró formular
importantes documentos programáticos, como fueron: los “Aspectos Fundamentales
de los Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional”, la
“Agenda Parlamentaria”, las “100 Soluciones para la Gente”, los Lineamientos
Generales para una Política de Descentralización” y los Lineamientos para una
Gestión Municipal para Pueblo y para el Progreso”; entre otros. Tales
documentos y propuestas de trabajo; salvo contadas excepciones han sido
impulsadas por los factores políticos de la unidad democrática.
⁵ Salvo el movimiento
estudiantil, el resto de movimientos sociales y de base tienen una escasa
capacidad de organización y movilización. Algunos gremios y sindicatos (de maestros,
médicos, ingenieros y periodistas) intentan impulsar luchas reivindicativas de
carácter permanente; pero generalmente no logran. Las organizaciones no
gubernamentales defensoras de derechos humanos tienen mayor regularidad en su
actuación; pero aún no es suficiente. En todo caso, la MUD tiene una enorme
deuda programática y reivindicativa con estos sectores.
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