Parece natural el revuelo causado por la nueva campaña publicitaria de Calvin Klein. Recordemos que es una marca trascendente y global y por ende, sus estilos y modelos son rigurosamente pensados y planificados. Y como sabemos (como paradoja), en el mundo de la economía del mercado las grades firmas no improvisan. Así pues que el colectivo LGBTI es seguramente percibido como un segmento atractivo del mercado de la moda.
Otra cosa, es que a propósito del marketing de la moda se intente polarizar socialmente aspectos raciales, de sexo (por lo del movimiento feminista) y de género antes invisibilizados (¿a priori, o de manera involuntaria? es asunto a discutir).
Nos queda claro que esos asuntos aún no terminan de asimilarse en la dinámica del mundo posmoderno. Y en realidad, los colectivos sociales vienen cobrando mayor relevancia política y económica en las democracias liberales del mundo.
Los movimientos sociales son precarios en Venezuela (no confundir solo con las OGN´s). Por ejemplo, los movimientos vinculados a la defensa de la población indígena son igualmente débiles, así como también aquellos vinculados a la defensa de los derechos de la niñez, la tercera edad y el ambiente.
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