Se acaba de producir un viraje en el proceso de reforma constitucional. El Presidente Chávez anunció el Miércoles 31 de Octubre, la posibilidad de votar por bloques su propuesta de cambio de la Constitución Bolivariana. Esta nueva posición política nos indica la posible percepción negativa del Jefe del Estado sobre el trabajo realizado en la Asamblea Nacional por el propio oficialismo aderezado; además con el escaso calado que ha tenido la propuesta en amplios sectores de la población.
Una división en bloques de la propuesta constitucional quizás le permitiría al oficialismo, refrescar “la fachada de la reforma”, ante su público natural y también frente a los sectores políticos más blandos de la oposición. El viraje también podría abrir – o ahondar- una brecha en el bloque opositor para así neutralizar los avances, que lentamente ha venido obteniendo la oposición democrática del país alrededor del tema. Por otra parte, se tendería un puente o se lanzaría un mensaje a determinadas fuerzas políticas que, como el partido PODEMOS han marcado distancia de las actitudes asumidas por el bloque revolucionario oficial.
En todo caso, para el Presidente Chávez resulta ineludible y estratégico impulsar con rapidez y ganar con holgura la reforma constitucional. La posibilidad de posponer el referendo de la reforma no existe para el gobierno. Y esa posibilidad no existe, porque políticamente significaría una derrota definitiva para sus pretensiones hegemónicas. Por lo tanto, allí, con ese punto no hay oportunidades de negociación. De eso, no hay dudas.
En tal sentido, la opción de dividir la propuesta de reforma es una salida razonable –así deje en ridículo a algunos de los voceros más encendidos de la revolución-, en una situación de relativa incertidumbre electoral y en medio de una creciente movilización social de la oposición. Por supuesto, el gobierno aún cuenta con amplios recursos; entre ellos, el control absoluto de toda la institucionalidad del Estado; además de las frecuentes inconsistencias de la misma dirigencia opositora (algunos hasta solicitan ingenuamente la posposición de la reforma). En todo caso, queda claro que el gobierno busca ganar tiempo, se repliega para reordenar sus fichas y moverlas con mayor precisión. Y esto debe hacerlo con rapidez. De lo contrario, el desconcierto puede seguir creciendo en las filas revolucionarias, al percibir que el mensaje de la oposición es una cruda realidad.
La conformación de los bloques dependerá de quienes realicen el trabajo. Al respecto, tampoco dudamos que “la tarea” sea emprendida por el equipo más cercano al Presidente. La Asamblea Nacional queda relegada. Nos muestra el escaso “peso político” que posee en este proceso revolucionario. Nos enseña también el final de aquellos incondicionales de la revolución. La oposición por su parte, tiene que entender la nueva situación –sin candidez-; pero continuando con su estrategia de construir consensos populares alrededor de los valores democráticos.
1 comentario:
Diferente tu blog a los que sigo, me ha interesado, te dejo el mío............besos alados
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