Uno de los espacios geopolíticos de más intensa disputa en la presente campaña electoral será el Distrito Metropolitano de Caracas; tanto en su componente ejecutivo constituido por la Alcaldía Metropolitana, como en su ámbito legislativo representado en el Cabildo Metropolitano. Ambas instancias de gobierno se encuentran en manos del oficialismo, desde hace ocho años. Esta circunstancia determina que obtener una victoria en el Distrito Metropolitano de Caracas sea un asunto vital para los sectores democráticos de la oposición.
El Distrito Metropolitano de Caracas fue creado después del proceso constituyente del año 1999; pretendiendo ser una respuesta eficaz a la reorganización político-administrativa de la sede territorial de los poderes nacionales. Sin embargo, luego de sus primeros ocho años de existencia, su gestión no ha tenido una incidencia positiva en la calidad de vida de los habitantes del Área Metropolitana de Caracas. Y es que, el Distrito Metropolitano presenta una serie de carencias que disminuyen en forma directa sus posibilidades reales de ser el organismo gubernamental integrador y coordinador del desarrollo armónico y sostenible de nuestra capital.
En el plano jurídico-competencial, sus atribuciones funcionales no se hayan debidamente desarrolladas; en atención a la complejidad político-territorial donde le corresponde operar como agencia gubernamental de nivel intermedio, entre las municipalidades que lo componen y las instancias de gobierno estadual y nacional, con las cuales también le toca interactuar. Pero hay otras dificultades.
En plano financiero-presupuestario, el Distrito Metropolitano de Caracas suele encontrar serios aprietos. En términos generales, la gestión presupuestaria de la Alcaldía Metropolitana resulta inviable por un subsidio de capitalidad insuficiente, a causa de su baja capacidad de generar recursos propios; y, por la mora reiterada en la recepción de las transferencias nacionales y también de aquellas correspondientes a sus municipios integrantes.
Por otra parte, Caracas y su Área Metropolitana no poseen un plan estratégico que indique con la requerida precisión política, social y técnica; los lineamientos generales y los proyectos para su desarrollo como un espacio humano incluyente, sostenible y sustentable. Y en realidad, el tema de la ciudad como proyecto, como actividad vital y trascendente ha sobrepasado la capacidad de gobierno de las dos gestiones (legislativas y ejecutivas) que ha tenido hasta el presente, el Distrito Metropolitano de Caracas. Adicionalmente, desde de la propia Alcaldía Metropolitana se ha emprendido un “proceso de recentralización” hacia el gobierno central en materia de seguridad y de salud pública. Y es que pareciera que, ante una inminente posibilidad de cambio, el actual gobierno metropolitano ha decidido liquidar institucionalmente a esta instancia de gestión.
Por último, el tema de la participación ciudadana fue “envilecido ideológicamente”. A las distintas medios e instancias de participación ciudadana se le otorgó desde el ejecutivo metropolitano, un tratamiento burocrático, clientelar y excluyente. De esta manera, el ejercicio del verdadero protagonismo popular en la formación, gestión y control de los asuntos públicos fue eliminado de hecho.
El enfoque oficialista de la problemática del Distrito Metropolitano de Caracas, es absolutamente ideologizado y ajeno a la problemática real que padecen las caraqueñas y caraqueños. Y es que no deja de ser tragicómico escuchar como el principal argumento electoral del candidato del PSUV a la Alcaldía, no sea otro que la defensa del Presidente Chávez ante el “imperialismo norteamericano”. Por si fuera poco, se solicitan diagnósticos comunitarios que incluyan listas de los enemigos de la revolución; y se prosigue con una arenga discursiva que promueve el odio y el resentimiento social.
Con las inhabilitaciones políticas, el gobierno intenta frenar una derrota inminente en varias regiones del país y, muy especialmente en el Área Metropolitana de Caracas; sin embargo, el liderazgo de Leopoldo López no queda en duda ni en situación de riesgo. Muy por el contrario, el actual Alcalde de Chacao, se encuentra a punto de consolidar su proyección nacional como referente político democrático.
Las fuerzas democráticas deben aterrizar en el plano de la realidad. Ya pareciera ser tiempo suficiente de la realización de análisis y cálculos electorales de escritorio o de restaurantes, en el mejor de los casos. Es el momento de la toma de decisiones trascendentes y verdaderamente apegadas a las aspiraciones de una población que está dispuesta a asumir su protagonismo ciudadano. En ese sentido, tres temas resultan de impostergable definición; a saber: i) la lucha por la defensa al derecho a elegir, de acuerdo al marco constitucional vigente ii) la definición de las candidaturas; tanto a la Alcaldía como al Cabildo Metropolitano; y iii) la estructuración de una plataforma programática de carácter unitario y de alcance metropolitano. Con base a estos tres elementos, podría emprenderse la campaña por la conquista democrática y ciudadana de nuestra capital.
La organización y la movilización popular deben ser los principales cursos de acción que los factores democráticos deben emprender en la defensa del derecho a elegir, que hoy se ven afectados debido a inhabilitaciones políticas inconstitucionales. Los partidos políticos, los movimientos sociales y demás expresiones asociativas de la sociedad civil venezolana deben trabajar en red, en pro de la defensa de los derechos democráticos incluidos en la Constitución Bolivariana.
No cabe duda que, Leopoldo López es el candidato y lider natural del proceso de cambio en el Área Metropolitana de Caracas. En tal sentido, los fuerzas democráticas que lo apoyan deben ponderar los distintos cursos tácticos y estratégicos que se desarrollan a su alrededor, para así defender su candidatura. Tomar las decisiones acertadas, en el momento oportuno, ayudaría a consolidar el triunfo de los sectores democráticos y populares en el Distrito Metropolitano.
Por otra parte, hay que rescatar para la ciudad y sus habitantes el Cabildo Metropolitano; hasta ahora secuestrado por una mayoría que sólo vela por sus intereses políticos y burocráticos. Recordemos que, el Cabildo del Distrito Metropolitano es el órgano legislativo del Distrito que designa tanto al Contralor como al Procurador Metropolitanos y, que también se pronuncia sobre el presupuesto del Distrito Metropolitano de Caracas.
El Cabildo Metropolitano constituye una tribuna política, que puede jugar a favor o en contra de la gestión de transformación que es necesario impulsar desde la Alcaldía Metropolitana con una perspectiva de cambio. Por lo tanto, hay que garantizar una mayoría de calidad y comprometida con la población caraqueña en el Cabildo Metropolitano de Caracas.
El programa de gobierno tendría que ser estructurado con base una visión integral de Caracas, que vincule el desarrollo sostenible y sustentable y, que además esté articulado al ejercicio pleno de los derechos de ciudad para todas y todos los caraqueños. Resulta indudable que, el Distrito Metropolitano de Caracas requiere un cambio sustancial y estratégico. Un cambio; cuyo centro de atención sea sus ciudadanos y ciudadanas y, cuyo paradigma comprenda la democracia, la corresponsabilidad, la inclusión, el respeto a la ley y a la pluralidad como sus valores predominantes.
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