martes, noviembre 12, 2024

Un comentario sobre la victoria de Trump

 

El triunfo de Donald Trump significó el deseo de cambio de los estadounidenses ya cansados de un gobierno valorado como como incapaz. Quizás el tiempo del liderazgo mundial indiscutido de los Estados Unidos de América ya pasó, y ahora lo indicado sea atender con eficacia sus problemas domésticos como la emigración, la seguridad y la economía, por ejemplo.

Trump, o cualquier líder político, siempre serán polémico pues escalar a la jefatura de gobierno de los Estados con mayor desarrollo económico, poderío militar avance tecnológico no es cualquier cosa. Sobre todo, considerando la trayectoria de los Estados Unidos tanto en su evolución como nación libre, capitalista y democrática como su incidencia en el ámbito de las relaciones internacionales.

Por supuesto, los tiempos han cambiado, y las relaciones internacionales también. Ahora, China de presenta como un serio rival de Estados Unidos para asumir el liderazgo político, acaso ya no lo hizo en ciertas regiones del planeta como África. El BRICS es otra alternativa multilateral (encabezada por India, China y Suráfrica) que pretende desplazar al patrón dólar estadounidense de la hegemonía del mercado. Además, la presunción de la Unión Europea de no ser afectada por las medidas que pudiera adoptar Trump también forma del paquete internacional.

Es por ello que la atención del nuevo gobierno de Trump deberá dedicar su énfasis a fortalecer la identidad de los Estados Unidos y recuperar su potencialidad económica. Se trata de proteger a América, y de relanzar a esa a esa nación lo cual parece absolutamente razonable. Si el presidente Trump se aparta un poco el micrófono y se dedica y focaliza sus capacidades gerenciales a impulsar su proyecto de gestión hará un gran gobierno.

El tema de inmigración es un aspecto trascendente para el país del norte. Y en realidad acoger diariamente a miles de migrantes es una situación insostenible, tanto para el Estado receptor como para la persona que intenta llegar al “sueño de una vida mejor”. Y aunque suene duro y poco grato los recursos para atender los problemas públicos son limitados y compiten entre sí. En otras palabras, los recursos públicos dirigidos a atender la migración extranjera se restan a otros sectores de actividad estatal. O si se quiere, los legítimos derechos humanos no son gratuitos y tienen un coste presupuestario y financiero que alguien tiene asumir.

La problemática de los emigrantes es un tema internacional. Así como los Estados Unidos lo padecen a diario en la Unión Europea ocurre igual. Una oleada humana necesita, urgida y en búsqueda de mejores opciones para su vida se desplaza de África y cerco oriente hacia Europa o también de los países suramericanos hacia los Estados Unidos. ¿Son las deportaciones la política pública adecuada? ¿O mejor se ensaya con la transferencia de inversiones hacia las naciones que generan migración? En todo caso, siempre asoma en ambas alternativas de política, un coste político para el Estado receptor que se encuentra en la indefectible obligación de defender a su pueblo y su soberanía.

Creo que Donald Trump va a estar bastante ocupado en atender la agenda de asuntos pendientes de los Estados Unidos; una agenda cuya atención es impostergable.



martes, noviembre 05, 2024

Una opinión ciudadana sobre la dana valenciana

Foto BBC


La tragedia sufrida por la Comunidad Autónoma de Valencia en España es verdaderamente impactante no solamente por la significación de pérdidas de vidas humanas, de enseres y propiedades sino también por la repercusión en la vida de cada una de las poblaciones de esa comunidad regional que tardará un tiempo largo para reponerse y volver a una normalidad, que nunca será la misma. Pero, además la “dana” también evidenció un conjunto de problemas institucionales y políticos que existen en el Estado español y que ahora salen a flote.

La “dana” dejó un conjunto de interrogantes urbanísticos referidos a la construcción de comunidades y asentamientos humanos en espacios potencialmente inundables o proclives a sufrir este tipo de dificultades naturales porque ¿acaso esos pueblos, villas y ciudades fueron levantadas sin considerar sus condiciones geográficas? Y además ¿hubo algún planeamiento urbano o simplemente se ignoró esa posibilidad técnica que debería ser indispensable para una nación del primer mundo?

Otra cosa son las advertencias del calentamiento global y su debate con el llamado negacionismo. El calentamiento de la tierra es una realidad con unas secuelas ciertamente tormentosas. Esa situación (la del calentamiento global), supone entonces el emprendimiento de un conjunto de acciones preventivas de naturaleza ecológica con visión de futuro y también revisar el desarrollo urbanístico actual que puede ser (o ya lo ha sido) víctima de fenómenos naturales catastróficos. En este contexto, el tema de las ciudades sostenibles y sustentables cobra una particular relevancia en atención a la inmensa cantidad de población que habita en las ciudades de todo el mundo. Atender con eficacia, responsabilidad y democracia las exigencias de un nuevo desarrollo urbano y urbanístico constituye un reto ineludible para la humanidad de hoy y, por ende, de la posible humanidad futura.

La “dana” valenciana evidenció la lentitud y la falta de coordinación de los servicios de atención de desastres del Estado español. Sobre ello, no quedas duda. Al respecto cabe señalar que, los ayuntamientos afectados son entidades administrativas pequeñas y con recursos limitados y, que por tanto, su capacidad de respuesta fue insuficiente desde un principio para atender tal acontecimiento sobrevenido. Eso resalta la lentitud y poca eficacia conque actuaron inicialmente, los gobiernos comunitarios y nacionales. Lo anterior nos lleva a concluir que, el sistema de atención de emergencias prevaleciente en España tiene que ser revisado con urgencia; tanto en su conceptualización como en sus protocolos de gestión. Y cabe preguntarse ¿están preparadas los habitantes de los poblados locales para afrontar emergencias? ¿Desarrollan las corporaciones locales programas de formación ciudadana que incluyan el tema? Las respectivas administraciones públicas fallaron inicialmente.

Un elemento a comentar fue la reacción de la población, que no fue única ni homogénea. En primer lugar, se encuentran los ciudadanos afectados por la vaguada quienes padecieron de manera directa y sin oportunidades, los efectos del fenómeno natural. Hasta ahora se cuentan más de doscientos muertos y cientos de desaparecidos (aunque no se tiene una cifra oficial), familias rotas y sin enseres ni servicios públicos resintieron la lentitud de la respuesta estatal, que en última instancia es la de mayor responsabilidad. Los afectados directos han aguantado de manera firme en defensa de lo que queda de sus familias, de sus hogares y reclamando sus derechos. En segundo lugar, se encuentra el movimiento voluntario de miles de españoles que salieron en auxilio de sus paisanos sin escatimar esfuerzo alguno y con una actitud solidaria. El voluntariado nos indica un alto grado de cohesión social que posee la población de España y ese rasgo es muy positivo. Un comentario adicional en este segmento quiero referirlo al error de tratar de contraponer la acción del voluntariado con la acción oficial. Este enfoque además de injusto; pues el Estado ha movilizado sus recursos materiales y humanos, supone no reconocer las tareas de atención y rescate que han venido realizando los efectivos estatales. En tercer lugar, se ubica un sector delincuencial (evidentemente muy minoritario) que ha tratado de aprovechar las circunstancias de la tragedia para cometer fechorías y emprender robos y saqueos en comercios durante la noche, lo que ha supuesto la intervención de los cuerpos de seguridad del Estado para reducir estas manifestaciones delictivas. En cuarto lugar, la calidad de la cobertura de los de los medios de comunicación social y sobre todo de las redes sociales ha sido variable y oscilante entre la información y el amarillismo. Ha habido mucha repetición de imágenes y reciclaje de noticias que a veces termina por ser alarmista y poco informativo. En quinto lugar, es ineludible referirse a los sucesos violentos acaecidos en la comunidad de Paiporta ante la visita de los Reyes y de los jefes del gobierno nacional y de la propia región valenciana. En realidad, el descontento de los afectados ante la lentitud de la acción oficial puede ser comprensible, pero lanzar objetos contundentes y llamarlos asesinos no va a resolver las cosas. Pienso que ese mini estallido social de Paiporta nos indica la ruptura y la lejanía que percibe la población española con sus autoridades y, eso resulta muy grave. De hecho, durante estos días de dura crisis la falta de liderazgo institucional y político ha sido de lo más relevante. En la mayoría de los casos la dirigencia política de los países (democráticos o no) termina distanciándose de la realidad cotidiana de sus ciudadanos porque se concentra y vive dentro de una burbuja de relaciones burocráticas que generalmente no expresa ni recoge el sentir popular. Este aislamiento de la realidad que padecen los políticos se hace más grave en aquellos países democráticos, pues lo único que terminan consiguiendo aquellos que pregonan su popularidad es la deslegitimación de sus gobiernos. La dirigencia política española deberá bajar de su pedestal o de lo contrario, lo hará el pueblo.

 


martes, octubre 29, 2024

Las comunidades en movimiento: las huellas de las Ligas de Colonos I

 

La historia de los movimientos comunitarios en Venezuela, desde principios del siglo pasado, resulta ser un tema apasionante. Pues, se trata de indagar y descubrir las entrañas de la historia social de nuestro país, desde sus bases como lo son las comunidades y sus expresiones asociativas. Los grupos comunitarios forman parte de otros movimientos más amplios que, en el caso venezolano reunieron a los trabajadores, a los maestros, a los estudiantes, a las mujeres y a el movimiento de los artesanos que se fueron formando durante el gomecismo, a pesar de la represión y persecución de ese régimen y que emergieron con mucha fuerza reivindicativa después de la muerte del dictador.

Sobre el origen específico de los movimientos comunitarios en Venezuela hay un consenso relativo que apunta a las llamadas Ligas de Colonos que surgieron en Caracas a partir de los años treinta; en medio de una crisis social y urbanística por la que atravesaba la ciudad y en la cual los sectores populares asumieron los reclamos por el acceso a los servicios públicos (agua y transporte) y el acceso y alto costo del alquiler de las viviendas y de las pensiones.  Sin embargo, hay imprecisiones en cuanto a su denominación de Liga de Colonos y en torno a su origen. Ambas interrogantes podrían encontrar respuesta en la migración interna de los sectores rurales hacia la ciudad (de Caracas) y que se tradujeron en la fundación de barrios en lugares marginales como en cerros y quebradas y, en terrenos particulares y baldíos. Es decir, esas invasiones fueron protagonizadas por personas migrantes que terminarían siendo llamados Colonos y cuyo origen era la provincia del país.

Sobre las primeras Ligas de Colonos hay consensos relativamente aceptados. Por ejemplo, la historiografía ha venido aceptando el surgimiento de las Ligas en las parroquias de Santa Rosalía (1920), San Agustín, Antímano y La Vega a partir de 1930. Al respecto, se afirma que la parroquia San Agustín fue pionera de la organización popular y cultural. En el año de 1930 se constituye la primera organización denominada Liga de los Colonos como una iniciativa de dos sectores de la Parroquia Santa Rosalía: el Barrio San Agustín del Sur y el Barrio San Agustín del Norte que en el futuro llevaría a la independencia de la Parroquia Santa Rosalía, según consta en la Gaceta Municipal Número Extraordinario del 22 de diciembre de 1936, en el que se decreta la creación de la Parroquia San Agustín. (Hernández, Agapito, periódico San Agustín, Pág. 15. 2005).

La Liga de Colonos de San Agustín estuvieron integradas por profesores universitarios, dirigentes de partidos políticos, empresarios, comerciantes, representantes de la iglesia católica, estudiantes, obreros, amas de casas y autoridad civil. Y suele afirmarse que durante su existencia se lograría reivindicaciones principalmente para los habitantes de la parte sur, como fueron pavimentación de algunas calles, alumbrado público, empotramiento de aguas servidas y aguas blancas, escuelas, dispensarios, el mercado libre en el antiguo Nuevo Circo de Caracas y la rebaja de los precios de los terrenos.

Con datos duros podemos afirmar que, la Liga de Colonos (al menos, la ubicada en San Agustín) inició sus actividades en 1936, siendo legalizada en 1937 y manteniéndose activa y en relación con los habitantes de la parroquia. Al respecto, cabe mencionar el proceso de renovación de su directiva realizada en 1944, según se recogía en nota informativa, el Diario El País en su edición de fecha 8 de febrero de ese mismo año. La nueva Junta Directiva escogida para la Liga de Colonos de San Agustín estuvo encabezada por Julia de Romero y Margarita Monje quienes informaron que la entidad para ese momento contaba con 358 miembros. Un dato adicional -y unos años antes- fue que Rómulo Betancourt (líder del Partido Democrático Nacional y, posteriormente presidente de la República de Venezuela) escribía en su columna del Diario Ahora que desde el Ministerio de la Sanidad se había realizado una donación a la Junta Administradora de La Liga de Colonos en 1938 para atender unas emergencias, producto de las lluvias en esa parroquia. Este hecho nos indica el grado de consolidación institucional que tenía la entidad comunitaria.

También las Ligas de Colonos son asociadas a la gestión de los concejales de Acción Democrática (AD). Los representantes electos de AD que formaron mayoría en el Concejo Municipal de 1939 a 1942, (…) se centraron en organizar una mejora de los barrios existentes. Crearon la Caja Municipal de Crédito Popular, un fondo municipal para otorgar préstamos públicos a particulares para financiar la construcción de sus viviendas. Ese mismo año, el cabildo estableció sus primeras Juntas Pro-Mejoras (consejos ejecutivos responsables del desarrollo urbano) a nivel parroquial y de barrio; así como las Ligas de Colonos (asociaciones de colonos). Un dirigente de AD, llamado Gonzalo Barrios, también estableció un Consejo Ejecutivo Humanitario llamado Junta Pro-Habitantes de Puentes y Quebradas (Olliver, 2023).

Alrededor de la Liga de Colonos de San Agustín se abre un debate sobre su naturaleza como asociación vecinal independiente o adscrita a un partido político en este caso Acción Democrática (que en sus inicios se denominaba Partido Democrático Nacional) o también del Partido Comunista de Venezuela (PCV), otrora gran partido que junto al partido AD impulsó la organización en los barrios. En todo caso, queda establecida la existencia de la Ligas de Colonos como organizaciones primarias de la organización comunitaria a principios del pasado siglo XX.

Un comentario final, de esta primera entrega lo referimos a la presencia de estas organizaciones vecinales en otras parroquias de Caracas (y debe ser así), aunque nos falta -por ahora-, la documentación pertinente de Santa Rosalía (a partir de 1920) y en Antímano y La Vega (en los años treinta). Al respecto, cabe señalar la necesaria revisión hemerográfica para contrastar su existencia y alcance y, enriquecer y ampliar el conocimiento de los orígenes de los movimientos comunitarios en Venezuela. En eso andamos, amigos…



domingo, octubre 27, 2024

La Regulación del Alquiler de Viviendas y las Asociaciones Ciudadanas 1939-1941

 

Planteamiento del problema

 

En 1939, el gobierno del presidente Eleazar López Contreras decretó la regulación del precio para el alquiler de viviendas, en el marco de una política general de control de precios. Este Decreto de fecha 9 de septiembre de 1939 supuso -por primera vez en Venezuela-, el establecimiento de una medida de naturaleza proteccionista que declaraba como un asunto de primera necesidad el monto a pagar por el alquiler en las pensiones en Caracas; y asimismo creaba las Juntas Reguladoras de Precios. Los propietarios de inmuebles o de viviendas de alquiler consideraron la medida intervencionista del gobierno sobre la propiedad privada.

 

En ese mismo sentido, para 1940, el gobierno de López determina mediante un Decreto de fecha 7 de enero de ese mismo año que las mencionadas Juntas Reguladoras de Precios determinarían los precios máximos de pensiones de arrendamiento (alquiler) de las viviendas y locales y edificios para comercio que expendieran productos de primera necesidad.

 

Las medidas adoptadas por López Contreras respondían de cierta manera a las exigencias populares. Ya para 1934, las denominadas Ligas de Colonos[1] habían realizado manifestaciones en contra de lo que consideraban un monto excesivo por el pago de viviendas de alquiler. También en y durante las protestas de 1936 el tema del transporte público y del costo de esos alquileres tuvieron su espacio particular.

 

En la arena política y forma simultánea, en el año1939 el Partido Democrático Nacional (PDN), bajo la orientación de Rómulo Betancourt promovía la creación de las Ligas de Inquilinos como un mecanismo de fiscalización ciudadana sobre el comportamiento del costo de los alquileres. En síntesis, alrededor de esa política habitacional de López Contreras confluyeron entonces varios actores del Estado y la sociedad civil (con intereses diversos y hasta contradictorios); a saber: i) el propio gobierno; ii) los colonos o inquilinos que protestaban el precio de los alquileres; iii) los propietarios de los locales, que consideraron un abuso la decisión pública y, iv) los partidos políticos que adoptaron la protesta social y buscaron organizarla.

 

Una aproximación al marco histórico

 

La llegada del General López Contreras al poder significó una apertura considerable a las serias restricciones que había impuesto al  país la dictadura del General Juan Vicente Gómez (1908-1935). Bajo la administración de Gómez se inició la explotación petrolera y de manera directa la consolidación del Estado como primer agente económico de Venezuela. La muerte del General Juan Vicente Gómez abrió las puertas e impuso los retos para la modernización del país y, por ende, para la superación de las condiciones sociales, económicas y políticas.

 

En la élite política venezolana hubo un intenso debate sobre el papel que debería desempeñar el Estado en el marco económico. Al respecto, Alberto Adriani y Manuel Egaña ambos ministros de la administración de López[2], fueron defensores de la intervención del Estado en la economía. Bajo la influencia de ambos intelectuales, la gestión gubernamental se desarrolló bajo una orientación intervencionista con dos documentos técnicos fundamentales, a saber: el Programa de Febrero (1936) y el Plan Trienal (1939-1941). En ese contexto, la intervención estatal en la economía se basaba en la planificación y con una visión que buscaba la protección de la población y saldar la deuda social que había dejado la dictadura de Gómez.

 

Al respecto Trino Márquez señala:

 

(…) el Programa de Febrero coloca el énfasis de la acción estatal en el área laboral, higiene pública y asistencia social y educación. Se entiende así, pues son los campos donde el país arrastra mayores dificultades. Con ese programa, por primera vez en la historia contemporánea, el Estado confecciona un conjunto de medidas orientadas de manera sistemática algunos de los problemas sociales más agudos que confronta la nación.[3]  

 

Y en cuanto al Plan Trienal, Márquez nos indica:

 

(…) este documento reviste particular interés en la historia del Estado venezolano, pues constituye el antepasado más distante de los planes de la nación que se diseñan en el período democrático que se inicia en 1958. Con ese proyecto busca dar orientación estratégica y coherencia a su gestión gubernamental. Se puede afirmar que el Plan Trienal representa, en un nivel más elaborado, la continuidad del Programa de Febrero.[4]

 

Así pues, que el Decreto del 9 de septiembre de 1939 se ubicaría en ese contexto de planificación de políticas económicas como una medida para disminuir el costo de la vida y las ganancias especulativas. El decreto determinaba una lista de “productos de primera necesidad” que incluía los cánones de arrendamiento.

 

La visión de las organizaciones sociales

 

Los arrendatarios (como una parte de la sociedad civil) no encontraron justicia en los cánones de alquiler asignados por las autoridades públicas. Y en realidad, la posibilidad de abrir a la oferta y demanda los cánones de arrendamiento que determinara “precios justos” era dificultoso por la baja existencia de viviendas de alquiler y la informalidad de las pensiones u hospedajes que quedaban al margen de toda normativa.

 

(…) con el Decreto de Eleazar López Contreras del 9 de septiembre de 1939 se inició la historia de las inútiles y populistas declaratorias como “artículos de primera necesidad en todo el territorio de la República” de diversos artículos del sector alimentos, del sector habitacional, del vestido, del sector transporte, combustibles y fuerza motriz, materias primas y productos manufacturados, así como medicinas, drogas y aparatos medicinales.[5]

 

Las críticas a las medidas del gobierno se acrecentaron con el Decreto del 7 de enero de 1940 que otorgó funciones ejecutivas a las denominadas Juntas Reguladoras de Precios: 

 

(…) “los tipos máximos de las pensiones de arrendamiento (alquileres) de las viviendas y locales o edificios para comercio que expendan artículos de primera necesidad”[6]

 

Para Carlos García Soto, el 9 de septiembre de 1939 el presidente Eleazar López Contreras decretó el primer control de precios en la historia de Venezuela. La intención fue proteger a los ciudadanos del impacto que tendría el descenso de la oferta porque, a raíz del inicio de la Segunda Guerra Mundial, países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia recortaban sus exportaciones. La medida fracasó y se registró una importante aceleración de la inflación.[7]

Mientras los inquilinos se plegaron a las decisiones gubernamentales a la vez que mostraron su fuerza y organización en distintas barriadas caraqueñas como Antímano, La Vega y San Agustín desde donde impulsaron las Ligas de Colonos, en primer término, como mecanismos de presión y de protesta y luego, con las Ligas de Inquilinos apoyadas por los partidos políticos.

 

A modo de conclusión

 

El establecimiento del Decreto del 9 de septiembre produce una diferencia sustancial entre el Estado y sectores de la sociedad civil en cuanto al tratamiento de ciertos temas de la política económica venezolana y, más específicamente al ámbito de arrendamiento de viviendas. Para el gobierno se trataba de una acción política para la protección social de la población concebida dentro de un conjunto de políticas públicas contenidas en Programa de Febrero (1936) y el Plan Trienal (1939-1941). De hecho, luego del Decreto del 9 de septiembre de 1939, en materia inmobiliaria se inició un largo proceso de regulaciones legales, normativas y procedimentales que han afectado la oferta y la demanda del mercado de viviendas de alquiler.



[1] El Diccionario de Historia de Venezuela registra las manifestaciones de las Ligas de Colonos (asociaciones vecinales que agrupaban también a inquilinos) en contra de los altos costos de los alquileres de viviendas y pensiones.

[2] Alberto Adriani se desempeñó como ministro de Agricultura y Cría (creado en 1936) y  también como ministro de Hacienda, Manuel Egaña, por su parte, fue ministro de Fomento (1938-1941).

[3] MARQUÉZ, Trino. El Estado Social en Venezuela. Ediciones del Congreso de la República. Caracas, Venezuela 1992.

[4] Ibidem, 29 pp

[5] Centro de Divulgación Económica para la Libertad (CEDICE), Propuesta  de Ley de Arrendamientos Inmobiliarios. Caracas Venezuela, 26 pp. S/F

[6] Presidencia de la República de Venezuela. Decreto del 7 de enero de 1940 sobre las funciones de las Juntas Reguladoras de Precios. Caracas, Venezuela. 1940.

[7] SALMERÓN, Víctor. 77 años de extravíos: los controles de precios en Venezuela. Prodavinci. Caracas, Venezuela. 5 de septiembre de 2015.

miércoles, octubre 16, 2024

Tras las huellas de la participación vecinal con Josefina Baldó

 


Hoy, tuvimos una muy grata conversación con la arquitecto Josefina Baldó, distinguida dama y profesional dedicada en el campo de las políticas públicas al sector vivienda y muy especialmente a la vivienda de los sectores populares, con resultados exitosos.

Repasamos temas referidos al Consejo Nacional de Vivienda, a las famosas OCAS y al empeño sostenido desde su enfoque a incorporar con protagonismo a los ciudadanos en la ejecución de las políticas. Y es que así como los vecinos fueron determinantes en el proceso de democratización del sistema electoral venezolano, así también en el ámbito de las políticas públicas de vivienda fueron protagonistas con su participación en el alianza con el Estado. 

Gracias a Josefina Baldó, y por supuesto, a Maiber Ruiz coordinadora de su equipo.



martes, octubre 15, 2024

Tras las huellas del movimiento vecinal con Franklin Fray


 

Hoy, 15 de octubre, me tocó conversar con Franklin Fray destacado dirigente vecinal de larga trayectoria de trabajo y de lucha. Con Franklin intercambiamos criterios metodológicos para continuar con el arqueo de fuentes documentales para elaborar una historia de los movimientos comunitarios venezolanos.

Muy pronto abordaremos el trabajo de investigación que hoy delimitamos. Y por supuesto, siempre agradecido con mi amigo Franklin Fray.

domingo, octubre 13, 2024

Con Agapito tras las huellas de la historia vecinal en Venezuela


 




Estuve con Agapito Hernández, caraqueño de San Agustín e historiador local de esa parroquia, en amable encuentro conversando sobre el desarrollo de las organizaciones de vecinos en esa localidad tan tradicional como auténtica de nuestra ciudad capital. Nos reunimos en el Museo de Arquitectura, ubicado en el centro de la ciudad, cercano al Nuevo Circo, a Parque Central, a la Galería de Arte Nacional; en una zona que con un poco de iniciativa y planificación se podría crear un circuito cultural interesante.

Con Agapito conversamos sobre los orígenes de los movimientos vecinales en San Agustín como la Liga de Colonos, las Junta Promejoras, las Juntas Profomento y las asociaciones de vecinos entre otras. Como saben el movimiento vecinal es una de mis tres líneas de investigación (las otras dos versan la participación ciudadana y el municipio en Venezuela).

De Agapito, se aprende mucho por su dedicación y trabajo metodológico y su conocimiento de los movimientos vecinales en Venezuela. Jubilado de la Asamblea Nacional, con publicaciones sobre la historia de la parroquia San Agustín es coordinador de al Red Metropolitana de Cronistas de Caracas, entidad que reúne a historiadores locales de las distintas parroquias de la capital.

Agradezco mucho la atención y el tiempo de Agapito Hernández. pronto conversaremos de nuevo.

martes, octubre 08, 2024

La Mentalidad Venezolana de la Emancipación (1810-1812) de Elías Pino Iturrieta (Reseña)

 


Una nota sobre el autor

Elías Pino Iturrieta nació en Maracaibo (1944). Es Licenciado en Historia por la Universidad Central de Venezuela (UCV, 1966) y Doctor en Historia por El Colegio de México (1969). Ha ejercido la docencia y la investigación en la UCV y en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Fue Decano de la Facultad de Humanidades de la UCV, Presidente de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Galleos (CELARG), Vocal principal del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Director del Instituto de Investigaciones Históricas y Coordinador del Doctorado en Historia de la UCAB. Es Numerario de la Academia Nacional de la Historia y Editor Adjunto del diario El Nacional.

El Dr. Elías Pino Iturrieta -a lo largo de su carrera como investigador-, ha producido numerosos y trascendentes trabajos sobre el proceso histórico venezolano que han cimentado el acervo historiográfico del país. Entre sus obras destacan: “La mentalidad venezolana de la emancipación, 1810–1812”, “Ideas y mentalidades de Venezuela”, “Fueros, civilización y ciudadanía”, “Venezuela metida en cintura, 1900–1945”, “El divino Bolívar”; entre muchas otras.

El tema central de la obra

La investigación fue elaborada como tesis para optar título de Doctor en Historia, por el autor en en El Colegio de México en el año 1969. El texto se ubica como una investigación historiográfica centrado en el estudio de las ideas que fundamentaron la acción de los grupos que les tocó dirigir el proceso revolucionario independentista entre los años 1810 y 1812.

El estudio; según el propio autor se aleja del tradicional “relato bélico” de la independencia de Venezuela. En tal sentido, se produce un refrescamiento de la narrativa histórica venezolana que rescata la visión civil y política de ese proceso, ahora lo predominante el nacimiento de una nueva mentalidad en Venezuela, una mentalidad cuestionadora del sistema ideológico sustentador del régimen colonial y propiciador del cambio histórico en el país.

Con La Mentalidad Venezolana de la Emancipación 1810-1812 se narran las peripecias de los inicios del pensamiento emancipador venezolano; mediante el rescate de las críticas de Simón Rodríguez o los escritos revolucionarios de Miguel José Sanz o las propuestas revolucionarias de Manuel Gual y José María España. Así también, cobran protagonismo los medios de comunicación de aquella época; los cuales durante algún tiempo estuvieron al servicio de la causa independentista; tales como: la Gazeta de Caracas, el Mercurio Venezolano, el Semanario de Caracas, el Publicista Venezolano o El Patriota Venezolano.

La obra está organizada en tres partes claramente diferenciadas dentro de un hilo conductor: el surgimiento y desarrollo un nueva mentalidad emancipadora en la Venezuela de principios del siglo XIX, de los tiempos de la primera República entre 1810 y 1812, con el propósito de construir una identidad colectiva alrededor de la independencia.

La primera parte, titulada “En Venezuela se gesta una nueva mentalidad” nos lleva a conocer los inicios del pensamiento contestatario y modernista en la Venezuela de finales del siglo XVIII; mediante “cierta literatura exótica” proveniente de Europa y más específicamente del cercano Caribe. Así, el ideario renovador, portador de “gérmenes de libertad” comenzó a circular en la colonia y Capitanía General, gracias al intercambio mercantil con la metrópoli, que mediante sus dos modalidades, una la formal y la otra el contrabando trajo consigo adosado, textos con ideas libertarias.

En este primer segmento se puede conocer que la aceptación de las nuevas ideas modernistas pasó por el tamiz de la discusión y el debate entre los miembros de la élite de la sociedad colonial venezolana conformada por los mantuanos. Como testimonios de la nueva mentalidad emancipadora se destacan los trabajos críticos y alternativos de Simón Rodríguez¹ (en el tema educacional), la crítica social de Miguel José Sanz² y el fallido movimiento pro-independentista encabezado por Manuel Gual y José María España³ en 1794.

La segunda parte del texto titulada “La nueva mentalidad se expresa en los impresos públicos” presenta la presencia de la mentalidad revolucionaria en Venezuela en los medios impresos públicos durante el período 1810-1812; tales como: la Gazeta de Caracas⁴, el Mercurio Venezolano⁵, el Semanario de Caracas⁶, El Publicista de Venezuela⁷ y el Patriota de Venezuela⁸. Un elemento importante de esta parte es la presencia de los Derechos del Hombre y del Ciudadano como parte ideológica de la nueva mentalidad emancipadora venezolana de comienzo del siglo XIX. Así mismo, se recoge como parte de la propaganda impresa la Justificación de la Independencia y la visión que tenía la vanguardia intelectual independentista sobre los Estados Unidos de América.

Se recoge en este segmento, el debate ideológico en torno a la libertad de culto en la Venezuela que surgía a principios del siglo XIX en medio de una férrea tradición religiosa y donde la fe católica ocupaba un lugar prevaleciente.

La tercera y última parte de la investigación, titulada “La nueva mentalidad no es homogénea” se plantea en torno a la heterogeneidad y diversidad del pensamiento modernista a principios del siglo XIX. Al respecto, se consideran los planteamientos del padre Juan Navarrete⁹; así como también los planteamientos de Juan Buscat¹ᴼ, Francisco Espejo¹¹ y Juan Germán Roscio¹². En la acera de enfrente se ubica a Monseñor Narciso Coll y Prat¹³, destacado crítico y opositor al avance de las ideas modernistas en la Venezuela colonial; pero revolucionaria.        

Los fundamentos argumentales

La investigación historiográfica desarrollada por el autor es un estudio ideológico; es decir, de las ideas que orientaron la acción de un movimiento social contestatario al régimen establecido en la Venezuela colonial. No cabe duda que para el autor, las ideas son el motor de la acción de los hombres y, esto ocurre con mucha más fortaleza cuando de por medio se encuentra un proceso de cambio social, como lo fueron los inicios de la gesta emancipadora venezolana.

Las ideas también contribuyen a la formación de colectividades; mediante la construcción de identidades, propias o asimiladas de otras partes, de otras culturas; pero que en algún momento o circunstancia de una región sirven para la conformación de un nuevo Estado, de una nueva nación. Con esa visión se aborda la llegada de la denominada modernidad a la Venezuela colonial, que para principios del siglo XIX; aún continúa siendo una Capitanía General más del impero español; pero que comienza a recibir insumos que edificarán una nueva mentalidad, ahora emancipadora.

Así, la obra nos recrea en el origen paradójicamente europeo del pensamiento independentista en Venezuela y que se convirtió en una herramienta incruenta y “cuya semilla trataron de desarraigar con afán los ejércitos del rey y buena parte de los venezolanos amigos de la metrópoli” (Pino, 1972). Por supuesto, las ideas que forjaron el ideario independentista asimilado por la élite colonia, no surgieron de un día para otro; sino que esas visiones modernistas fueron llegando y abriéndose espacio en los círculos mantuanos de Caracas, que así recibieron otra lectura ideológica del ordenamiento social y político del mundo.

En el texto, el centro de la narración histórica independentista deja de lado el tradicional enfoque belicista y pasa a ser una reconstrucción del pensamiento cívico y político que dio impulso a una gesta emancipadora. Bajo este enfoque historiográfico y cultural se va a construir una relación directa y coherente entre una visión ideológica y una acción política. La idea, la mentalidad prevalece sobre la acción, las críticas de Miguel José Sanz o la intentona de Gual y España en (momentos y circunstancias distintas). Por ejemplo, no constituyeron manifestaciones espontáneas ni obedecieron a un mero sentimiento libertario y voluntarista; sino que bajo esas expresiones intelectuales y políticas yacía una arquitectura de conceptos, que una vez asimilados indujeron a la acción.

El hecho de que el proceso libertario se iniciara con base a la construcción de un fundamento ideológico y no militar, no supuso una ausencia de confrontación y debate entre los actores involucrados a favor o en contra del ideario emancipador naciente. Y allí, justo se trabaja el tema periodístico y propagandístico. En efecto, el estudio historiográfico contenido en La Mentalidad Venezolana de la Emancipación 1810-1812, acude a los repositorios históricos de ideas por excelencia, como son los medios impresos públicos; pues al decir del autor serán los órganos mediante los cuales se expresan los argumentos y las promesas insurgentes, en un mecanismo que visto en conjunto, se muestra coherente a pesar de pequeñas variantes que resaltan en algunos en particular, especialmente en el respectivo proceso de introducción de la ideas modernas y a su forma de expresión, más no en lo tocante a la base de las argumentaciones (Pino, 1972).

Junto con la valoración de los medios impresos como estandartes de ideas y proposiciones socio-políticas, se mencionan cuatro documentos alrededor de aspectos cruciales en la conformación de una plataforma ideológica para la Primera República 1810-1812; a saber: el debate sobre el contrato social¹⁴,  la publicación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano¹⁵, el debate sobre la libertad de culto¹⁶ y la Justificación de la Independencia de Venezuela¹⁷.

Junto a los manifiestos documentales, se agrega la diversidad de enfoques sobre las ideas modernistas que sirvieron de plataforma a la gesta independentista en los albores del siglo XIX; mediante la cita de intelectuales contemporáneos que compartieron o debatieron los intentos por construir una identidad nacional; uniendo factores políticos y culturales.

Balance crítico

El estudio de la mentalidad venezolana de principios del siglo XIX ofrece -en efecto-, una visión de las ideas predominantes en la vanguardia social y política, que le correspondió dirigir los  inicios de  de la lucha independentista en Venezuela. Esa visión de los valores predominantes se encuentra fundamentada en la investigación historiográfica desarrollada por el autor. La investigación historiográfica acudió a una revisión bibliográfica; así como a la  consulta de fuentes de los testigos de la época.

 Un elemento sustancial de la investigación sobre La Mentalidad de la Emancipación 1810-1812 fue la revisión de la prensa caraqueña de la época que permitió conocer en dos momentos diferentes (como fueron el inicio y la caída de la Primera República) el posicionamiento comunicacional y, por lo tanto cultural del ideario independentista en los medios de comunicación. Un ejemplo claro, al respecto lo representa la Gazeta de Caracas que transitó momentos editoriales contrapuestos; bajo el breve período independentista y bajo el retorno de la administración colonial.

La Mentalidad Venezolana de la Emancipación nos ubica en las potencialidades que pueden tener un conjunto estructurado de ideas y valores culturales (aunque no necesariamente de la mejor manera) para impulsar la creación de identidades colectivas, en torno a ciertos y determinados valores abstractos -pero reales- como lo son: la libertad, la independencia y, por ende, la construcción de algunas nuevas naciones; tal como en efecto, ocurrió en la América colonial española.

Las ideas que dieron sustento a la emancipación americana llegaron justo del viejo continente, vinieron entre mercancías y contrabando de una Europa que había comenzado a una renovación ilustrada. Pero además esas mismas ideas tuvieron otros portadores como los llamados “diabólicos luteranos y calvinistas” y, los también perseguidos curas holandeses. No pudo la censura del Consejo Real ni tampoco la aplicada a los estudiantes de la Universidad de Caracas impedir que esas ideas llegaran y renovaran la mentalidad de la élite mantuana (y quizás de otros sectores sociales menos favorecidos y también silenciados) y, se convirtiera en elemento que articuló lo ideológico y lo cultural para crear una nueva identidad.

La Mentalidad Venezolana de la Emancipación nos recuerda y nos advierte la característica relacional de las distintas manifestaciones culturales, sociales y políticas que se entrelazan para abrir oportunidades a que grupos humanos se arriesguen a cambiar su tiempo.

 

NOTAS

¹ Simón Rodríguez, el maestro de nuestro Libertador Simón Bolívar, representante de la visión crítica del sistema educativo colonial, en 1794 presentaba “Unas reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento” en dicho trabajo ya comenzaban a verse los inicios de la modernidad en el corazón del sistema colonial: su sistema educativo.

² Miguel José Sanz, además de su actividad editorial en el Semanario de Caracas donde expresó su visión crítica y social es autor del “Discurso pronunciado en el acto solemne de instalación de la Real Academia de Derecho Público y Español” (18-12-1790) y el “Informe sobre la Educación Pública durante la Colonia” inicia el desmarque del viejo pensamiento europeo.

³ Manuel Gual y José María España encabezaron un fallido movimiento pro-independentista que lejos de ser improvisado “ideológicamente” demostró, por el contrario, un importante tejido teórico. Así lo demuestran las Ordenanzas (preparadas para la revolución) y piezas discursivas como “Habitantes libres de la América Española”. Gual y España consideraban que los cuatro fundamentos de los derechos de los hombres eran la igualdad, la libertad, la propiedad y la seguridad.      

La Gazeta de Caracas. Le correspondió cubrir el final de la colonia y el nacimiento del nuevo orden republicano. En una primera etapa desde 1808 hasta abril de 1810 es un órgano difusor del régimen colonial; a partir de 1810 y hasta mediados de 1812 está alienado con la emancipación y el proceso independentista.

El Mercurio Venezolano circuló brevemente entre los meses de febrero y julio del año 1811. A pesar de su corta vida, sus páginas contienen importantes elementos modernistas y emancipadores. Este medio impreso sirvió al movimiento independentista para explicar el movimiento surgido en Caracas y sus principales postulados.

El Semanario de Caracas circuló entre noviembre de 1810 y julio de 1811. Reunió a dos editores con visiones contrapuestas Miguel José Sanz y José Domingo Díaz. Sanz estuvo encargado de la Sección de Política; mientras Díaz, era responsable de la Sección de Estadística. El Semanario de Caracas publicó una extensa teoría de la sociedad basada en la Ilustración europea.

El Publicista de Venezuela circuló entre los meses de julio y noviembre de 1811. Este medio impreso fue el órgano oficial del Congreso de la Primera República; cuyo objeto fue hacer públicas las deliberaciones y mandatos de la nueva magistratura.

El Patriota de Venezuela circuló entre el mes de enero de 1811 y enero de 1812. Fue el órgano de la Sociedad Patriótica y recogía los documentos de las sociedades patrióticas.

Juan Antonio Navarrete fue un sacerdote, filósofo e historiador que osciló entre la visión tradicionalista y el modernismo creciente en las colonias americanas. Si se quiere el Padre Navarrete representa una transición entre dos visiones de la vida. La tradicional basada en el pensamiento clerical y la insurgente y orientada hacia la modernidad.   

¹ᴼ Juan Buscat fue un abogado francés que dentro de su visión modernista propuso un proyecto de reivindicación de los aborígenes vecinos a Barcelona; así como también un amplio proyecto de reurbanización de esa ciudad denominado: “Proyecto de mejora para la ciudad de Barcelona”. Buscat representa el espíritu de modernización que comenzaba a dominar en la Venezuela colonial.

¹¹ Francisco Espejo, destacado revolucionario que se caracterizó; sin embargo, por sus posiciones marcadamente anticlericales, de acuerdo a ciertas ideas de la Ilustración europea.

¹² Juan Germán Roscio fue autor de un proyecto legislativo considerado como la base primaria de la Constitución Federal de 1811. Admirador de Inglaterra como centro de pensamiento y desdeñoso del pensamiento español, tuvo una obra escrita muy prolífica; siendo su texto más conocido: “El triunfo de la libertad sobre el despotismo”

¹³ Monseñor Narciso Call y Prats representa uno de los voceros más fuertes contra las ideas de la modernidad. Para el Obispo Call y Prats las Sociedades Patrióticas eran sinagogas, teatros de sesiones tenebrosas en donde nadie estaba seguro en medio de la oscuridad destinada a sus altercados violentos y sanguinarios.

¹⁴ El debate en torno el Contrato Social surgió debido a la propuesta de dividir a la Provincia de Caracas. Sobre el tema se enfrentaron dos sectores que utilizaron la Doctrina del Contrato Social a favor o en contra de la división de la provincia. La introducción de este debate se debió a una intervención de Juan Germán Roscio, quien planteó el cese del contrato con España; pero no la posibilidad de la división de la Provincia de Caracas.

¹⁵ La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano con varias máximas republicanas y un discurso preliminar a los americanos es considerada una pieza fundamental, para comprender la evolución de la dirigencia emancipadora. Fue publicado en 1811 con una “intención” didáctica y para que sus lectores pudieran tener una visión más exacta de los mandatos de la Independencia. 

¹⁶ El debate sobre la libertad de culto surgió por un breve escrito publicado por William Burke, en la Gazeta de Caracas (n° 20). Burke al defender la posibilidad de la libertad de culto tocó  profundas fibras de la cultura colonial tradicional, como lo era la religiosidad católica. 

¹⁷ El manifiesto que hace al mundo la Confederación de Venezuela en la América meridional fue un documento aprobado el 30 de julio de 1811, donde la dirigencia emancipadora justifica la independencia de Venezuela. En el mismo se citan los sucesos ocurridos en España y la negación de los derechos de conquista y poblamiento y, por último, la omnipotencia divina como justificativos a la independencia que recién comenzaba.

viernes, septiembre 20, 2024

Participación ciudadana y asociaciones de vecinos

 

INTRODUCCIÓN[1]

 

El presente artículo presenta un análisis histórico sobre el surgimiento de las asociaciones de vecinos como sujetos inherentes a la participación ciudadana, durante los primeros años del sistema político democrático “representativo” inaugurado en 1958, y en el contexto geográfico demarcado por su presencia como fue la Región Metropolitana de Caracas.

Los estudios sobre de la participación ciudadana en Venezuela son de data reciente; pues fue a partir de la aprobación de la Constitución de 1999, bajo el lema de la democracia participativa y protagónica cuando su significado y consecuencia se pusieron en boga. No obstante, durante 1961 y 1998 la presencia de mandatos constitucionales y legales fueron un hecho innegable de la historia política y social de Venezuela, y que quizás, aún no se han sabido valorar en su verdadera dimensión histórica.

Desde nuestro enfoque las experiencias de participación ciudadana realizadas durante el lapso 1958-1998, y que estuvieron encabezadas por las asociaciones vecinales, constituyeron antecedentes de la democracia participativa. Al aceptar esta valoración retrospectiva, la democracia participativa se ubicaría como la continuación, o si se quiere, una evolución de la democracia de la IV República. Aún más, significaría que el rasgo participativo de esta nueva democracia sería un complemento de la democracia liberal y representativa, y no como una ruptura con ese modelo.

En el caso de las asociaciones de vecinos ocurre algo similar; aunque si bien es cierto, que tales entidades han sido un tanto más estudiadas, las investigaciones realizadas se ubican de manera primordial a partir de los años 80 y dentro de un enfoque social y político e incluso coyuntural que no valora su evolución y trascendencia para el propio sistema político venezolano durante 1958 y 1961. No cabe duda que, durante la década de los 80 el movimiento vecinal tuvo una relevancia importante en la democratización del sistema político a nivel municipal; pero también es indubitable que ese movimiento vecinal tuvo unos orígenes previos en unas circunstancias que demarcaron su curso; y es que en Venezuela los movimientos comunitarios y de base, reúnen más de 60 años de actividad pública, bajo distintas circunstancias políticas y sociales que a veces han afectado su autonomía y el alcance de sus luchas reivindicativas; pero aún así la relatividad de esas circunstancias no impidieron la continuidad de sus acciones en defensa de sus derechos.

La vinculación de la participación ciudadana, las asociaciones vecinales y su ubicación regional constituye una innovación, o si se quiere, un valor agregado a los efectos de emprender un relato histórico que incluya esta variable. Y es que en realidad no se conocen muchas investigaciones que relacionen estas 3 variables (participación-asociaciones vecinales-región).

Tradicionalmente y, a los efectos del análisis histórico o sociopolítico que involucra la participación y las asociaciones de vecinos, la referencia espacial ha sido determinada o identificada, solamente en función de su naturaleza legal-administrativa, para determinar una personalidad jurídica de un espacio territorial; es decir, de una comunidad, de una parroquia, de un municipio o de un estado.

Sobre la participación ciudadana se han estudiado experiencias en determinados países o ámbitos de actividad pública funcional o territorial[2], también se han investigado sus antecedentes ideológicos[3] e incluso sus antecedentes jurídicos y programáticos[4]; pero su tratamiento regional ha sido muy escaso.

La aproximación historiográfica regional al surgimiento de las asociaciones de vecinos también es muy pobre; y en general se limita tan solo a mencionar las entidades político-territoriales donde se fundaron y desarrollaron sus actividades[5]. Para muchos, el abordaje científico del movimiento participativo en Venezuela es un asunto más relacionado con las ciencias sociales y políticas que con la historia. Empero, consideramos que emprender su estudio historiográfico constituye un reto pendiente para construir una visión de mayor amplitud y rigurosidad científica de nuestra historia.

¿Pero es válido plantearse agregar una escala histórico-regional al análisis del surgimiento de las asociaciones de vecinos, como medios de participación ciudadana? La respuesta es afirmativa. Y lo es, porque se valora en primer lugar, la organización autónoma de grupos de ciudadanos alrededor de un asunto público en su ámbito geográfico cercano (la región de Caracas) lo que permitió la construcción de una identidad asociativa como será FACUR[6] en 1971; y en segundo término, por el impacto que produjo su actividad sobre la zona y las instituciones metropolitanas donde les correspondió actuar.

Las asociaciones de vecinos (inicialmente denominadas asociaciones de residentes) se crearon de manera autónoma en las urbanizaciones aledañas a la capital y, esto significó un rasgo distintivo a otras organizaciones vecinales creadas en las barriadas populares por iniciativa de los organismos gubernamentales, y también por los partidos políticos. Sin embargo, ambas modalidades constituyeron el núcleo de la participación ciudadana, si se quiere en dos modalidades: i) frente a los problemas surgidos por fallas y déficits en los parcelamientos urbanísticos adquiridos y ii) frente a la necesidad de atención gubernamental para la dotación de servicios básicos en las barriadas creadas generalmente mediante invasiones.

Bajo esa perspectiva, en el siguiente trabajo abordaremos una análisis del origen de las asociaciones de vecinos, en medio de un contexto societal inicialmente favorable para su evolución; así como también el medio ambiente regional donde les correspondió desarrollarse, identificaremos sus principales elementos organizacionales y las propuestas que les llevaron a constituir una corporación regional para incidir en las políticas públicas locales.

Cabe destacar que, la actividad de investigación se realizó con ciertas dificultades debido a la escasa documentación debidamente autenticada en torno a la formación de estas entidades ciudadanas, en los tempranos años del sistema político democrático. Pero también quiero destacar la colaboración de distinguidas personalidades que colaboraron permitiendo el acceso a fuentes documentales privadas, locales y comunitarias para iniciar el trabajo investigativo.

Gracias a la Licenciada Isabel Ortega, directiva de la Asociación de Vecinos de El Peñón (Baruta), a Sandra Fajardo, coordinadora de la Dirección de Cultura de la Universidad Simón Bolívar (USB), a Israel Jaspe y José Gregorio Delgado, directivos de la Escuela de Vecinos de Venezuela (EVV), a Benito Urrea, directivo de la Mesa Social de Caracas, y a Andrés Coba, directivo de la A.C. “Queremos Elegir” y ex-directivo de FACUR. Sin el apoyo de estas personas hubiera sido imposible emprender esta investigación.

BREVES NOCIONES TEÓRICAS ACERCA DE LO QUE SE AVECINA

Tres relaciones conceptuales orientan la investigación sobre la trayectoria de las asociaciones de vecinos entre 1958-1971: su relación con la participación ciudadana, su vinculación con los movimientos sociales y su nexo con un enfoque histórico a escala regional.

La participación ciudadana y las asociaciones de vecinos

La participación ciudadana se entiende como la forma de control social sobre la gestión pública y persigue la intervención de la ciudadanía en las instancias de toma de decisiones sobre asuntos públicos que le afecten en lo político, económico y social. (Cunil, 1991). Siguiendo a Nuria Cunill, la participación ciudadana tiene varias modalidades en su naturaleza, pudiéndose identificar hasta tres tipos de participación; a saber: la participación comunitaria, la participación política y la participación social.

Una descripción ilustrativa de las modalidades se presenta en el cuadro N°1 que se presenta a continuación:

Modalidades de participación ciudadana

Tipo de participación

Definición

Comunitaria

Son las iniciativas ciudadanas que tienen el propósito de recibir asistencia estatal para atender asuntos inmediatos, en un entorno territorial específico.

Política

Constituida por la intervención de los ciudadanos; a través de los partidos políticos, en órganos de representación como parlamentos, concejos municipales y cualquier otro tipo de estructura que represente los intereses globales de una comunidad política.

Social

Es aquella referida a los fenómenos de agrupación de los individuos en organizaciones al nivel de la sociedad civil, para la defensa de intereses sociales específicos.

 Fuente: Nuria Cunil Grau, 1991

¿Pueden ubicarse a las asociaciones vecinales, en el ejercicio de alguna de las modalidades de participación ciudadana, que recoge el cuadro N°1?

Indudablemente que sí. La actividad de las asociaciones de residentes (primero y asociaciones vecinales, después) se fundamentaron en la organización de sus ciudadanos; tanto para exigir la intervención de las autoridades públicas como para defender intereses específicos vinculados a su calidad de vida. Incluso a partir de los años 70 con la creación de FACUR las entidades vecinales agrupadas allí, pasaron a exigir un conjunto de reivindicaciones políticas y electorales.

 

Las asociaciones de vecinos y los movimientos sociales

Los movimientos sociales son formas de acción colectiva que reúne a individuos y organizaciones con el propósito de influir en el sistema político en función de aspiraciones políticas y defensa de derechos[7]. Puede afirmarse que existe una línea directa entre la actividad de los movimientos sociales y las luchas democráticas.

Hay una amplia diversidad de movimientos sociales; según el sector de actividad donde operen, tales como: el de trabajadores, el de derechos políticos y civiles, el movimiento pacifista, el juvenil y estudiantil y los movimientos ecologistas. También en América Latina, hay experiencias notables de movimientos sociales: en Brasil con el movimiento de Los Sin Tierra; en Colombia con el de Las Víctimas; en Argentina con el de Pobladores; en Bolivia, con los movimientos de Indígenas y el de los Mineros.

En el caso Venezolano, los movimientos sociales hacen su aparición a partir de 1928 con el movimiento estudiantil, el movimiento obrero en 1936, el movimiento de cooperativas y de lo más importante a los efectos de nuestro tema, el movimiento de La Liga de Colonos surgido en el año 1934, como auténtico predecesor del movimiento vecinal del país.

Para Elías Santana, las asociaciones de vecinos son verdaderos movimientos sociales que son ajenos a las experiencias tradicionales de gobiernos o partidos, convencidos del nacionalismo, como expresión de amor por el entorno más cercano y  como rechazo a las tiranías imperiales de las superpotencias. Y de las democracias como hecho cotidiano y todo a nivel de la vida y la organización política, económica e incluso cultural (Santana, 1983).

Las asociaciones de vecinos y la escala regional de análisis histórico

La ubicación del nacimiento y evolución de las asociaciones de vecinos a escala regional parece natural:

.- las asociaciones de vecinos por regla general, son creadas en ámbitos territoriales específicos como entidades comunitarias y, por lo tanto, representativas de los habitantes de ese espacio. En tal sentido, las actividades de las asociaciones vecinales están naturalmente articuladas a una escala territorial sub-nacional.

.- las asociaciones vecinales por su naturaleza comunitaria pueden establecer “territorios sociales” con independencia de las divisiones jurídico-administrativas tradicionales, mediante alianzas, mancomunidades o federaciones con otras asociaciones y,

.- como cualquier otro producto humano las asociaciones de vecinos se realizan en espacios geográficos también definidos a escala humana. Por tanto, no habría contradicción en usar un referente administrativo como referente inicial para el desarrollo de una investigación a escala regional.    

Nuestro estudio comprendió a los colectivos sociales vecinales que se crearon en el Valle de Caracas y, más específicamente aún en la Caracas histórica y las poblaciones de Boleita, Baruta, Chacao y Caraballeda[8]. En ese espacio delimitado por las comunidades mencionadas, la historiografía nominalista y tradicional reconoce hasta 14 asociaciones de propietarios (ubicadas en urbanizaciones) como núcleo originario de la participación ciudadana en el país.

 

 

ANTECEDENTES DE LAS ASOCIACIONES DE VECINOS EN VENEZUELA

 

Los antecedentes de las asociaciones de vecinos se remontan a los años 30 del siglo pasado. En efecto, en el ocaso de la época gomecista se produjo una sacudida importante en el país de naturaleza gremial y social que significó la entrada de nuestro país a la modernidad del siglo XX. Los partidos políticos y los movimientos sociales (como el movimiento de los trabajadores) se convirtieron en los principales dinamizadores de ese cambio social. Durante el período que va de 1928 a 1941 se produce un vasto movimiento de participación social que incluyó la formación de los partidos políticos modernos (1936-1941).

 

Para 1928, el movimiento estudiantil fue de los primeros manifestantes en desafiar al régimen de Juan Vicente Gómez. En 1932 se fundó en Caracas la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria, por iniciativa de un grupo de maestros preocupados por los problemas de la educación venezolana y 4 años más tarde en 1936, se instaló en Caracas la primera Convención Nacional del Magisterio, que además de crear la Federación Venezolana de Maestros (FVM), aprobó la Tabla de los Derechos del Niño[9] (Diario Histórico de Venezuela, 1961).

Otro movimiento social de destacada actuación fueron los trabajadores que emprendieron duras luchas por el mejoramiento de sus condiciones laborales. En 1936 se crea la Confederación Venezolana de Trabajadores (CVT) que luego fuera ilegalizada por el General Eleazar López Contreras, y que a su vez promoviera la un movimiento sindical bolivariano denominada “Organización Obrera Propatria”. Otra manifestación de participación social la encontramos en las mujeres que a partir de 1935 formaron en Caracas, la Sociedad Patriótica de Mujeres, [10]la Agrupación Cultural Femenina y en 1936, la Asociación Venezolana de Mujeres.

 

En 1932, emergen las Ligas de Colonos[11], que fueron las primeras asociaciones vecinales del Siglo XX. Las Ligas de Colonos surgen en Antímano[12], La Vega[13] y San Agustín[14] y desarrollaron su actividad reivindicativa hasta los años 1935 y 1936 cuando fueron desplazadas por las denominadas Juntas Profomento y Promejoras. Después de la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935, las Juntas Profomento o Promejoras haciéndose sentir como organizaciones populares; asumieron su rol con mayor rigor (…) En 1940, se creó la Junta Central[15] que integraba los barrios caraqueños de La Pastora[16], Las Tres Lomas, El Retiro y El Manicomio. Entre 1941 y 1944 esta actividad adquirió gran intensidad en todo el país y se fundó (sic) las federaciones de Juntas Profomento. (Berti Guerrero, 2014).

 

Las Juntas Profomento o Promejoras mantuvieron una posición que oscilaba entre la dependencia o relativa autonomía de la acción de los partidos políticos. En opinión de Benito Urrea, “esas instancias (las Juntas Profomento) fueron producto de los partidos políticos, principalmente del Partido democrático Nacional (PDN) y Partido Comunista de Venezuela. En cada barrio debía existir un núcleo del partido que organizaba a la vez una Junta Profomento para actuar en la comunidad y avanzar sus luchas” (entrevista realizada el 29-11-2018). Luego del trienio de gobierno de Acción Democrática, y fundamentalmente con el gobierno de Marcos Pérez Jiménez las Juntas Profomento y las Juntas Promejoras casi desaparecen del país. Así y hasta 1958, no hubo mayor iniciativa para la organización vecinal con alguna autonomía.

 

Más adelante llega a Venezuela la propuesta de los programas de apoyo para el Desarrollo de la Comunidad.[17] Estas iniciativas de desarrollo comunitario se basaban en la incorporación de líderes comunitarios para convertirlos en agentes de organización y acción popular. El programa de Desarrollo de la Comunidad  será adoptado a partir de 1958; tanto por la Junta de Gobierno, encabezada por el Almirante Wolfang Larrazábal[18] como por los inmediatos gobiernos democráticos.

 

LAS CONDICIONES HISTÓRICO-SOCIALES DEL ORIGEN DE LAS ASOCIACIONES DE VECINOS

 

El 23 de enero de 1958, mediante una alianza cívico-militar el régimen dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez es desplazado del ejercicio del gobierno. Comenzó así un amplio; pero complicado período de apertura democrática en el país. En 1958 se firma el “Pacto de Punto Fijo” que directamente o indirectamente involucra a AD, COPEI, URD, FEDECÁMARAS, la CTV, la Iglesia y las Fuerzas Armadas. El pacto determina los principales actores de nuestro sistema político y las pautas encuadrarán sus relaciones (…) Así los partidos “capturan o controlan al Estado y movilizan, organizan -¿crean?- y regulan el funcionamiento de la “sociedad civil”; es decir, el resto de la sociedad y sus organizaciones: sindicatos, gremios, asociaciones diversas, etc (Urbaneja, 1984)  

 

En 1959, es electo Rómulo Betancourt Presidente de la República y en 1961 es aprobada la Constitución de la República de Venezuela. El período de gobierno de Betancourt (crucial para el desarrollo del sistema democrático) no fue sencillo. Por ejemplo, el 24 de junio de 1960 se produjo un atentado en su contra en el Paseo  Los Próceres (Caracas). El 26 de junio de 1961 ocurrió el levantamiento del cuartel Pedro María Freites en la ciudad de Barcelona (Anzoátegui), conocido como el “Barcelonazo”. Ese mismo año, el Partido Comunista de Venezuela (PCV)[19] decide asumir la lucha guerrillera como estrategia para el acceso al poder. Un año después en 1962, se presentaron dos nuevos levantamientos militares conocidos como el “Carupanazo” de fecha 4 de mayo de 1962, en la ciudad de Carúpano (estado Sucre) y el segundo de mayor dimensión en la ciudad de Puerto Cabello (estado Carabobo), bautizado como el “Porteñazo” y en el que se registraron más 400 muertos y 700 heridos.

 

La Constitución de 1961 fue referente importante que permitió -sin lugar a dudas-, el avance de la organización de la ciudadanía posibilitando su participación en las esferas de los asuntos públicos. La Constitución consagraba el derecho a la libre expresión del pensamiento (artículo 66) y el derecho a presentar petición (artículo 67), el derecho  de asociación con fines lícitos consagrados (artículo 70), el derecho de reunión pública o privada con fines lícitos y sin armas (artículo 71); también consagraba como un deber de Estado la protección de asociaciones, corporaciones, sociedades y comunidades (artículo 72). De igual manera, se contemplaba la participación de entidades sociales como la representación de empresarios, trabajadores, gremios y universidades en la integración, organización y atribuciones de cuerpos consultivos (artículo 109) y, por supuesto, el derecho al voto (artículo 110) y la facultad para la iniciativa de las leyes atribuida a un número no menor de 20.000 electores (artículo 165)[20].

Para finalizar la descripción del contexto general donde emergieron las asociaciones, se debe reseñar su contexto regional. Según Sonia Barrios (1983), el primer reconocimiento oficial de la existencia de un Área Metropolitana de Caracas ocurre a finales del año 1950 por vía de un Decreto Presidencial, que respondía fundamentalmente a fines estadísticos y censales. Sigue la autora indicando que allí se deja constancia de la expansión de la ciudad histórica -más allá de su perímetro urbano-, enclavada en el Distrito Federal y su desbordamiento hacia el estado Miranda.

La definición resulta importante porque el objeto de nuestro estudio (el surgimiento de las asociaciones de vecinos) se produce en un ámbito regional que trasciende la delimitación administrativa inicial de la ciudad de Caracas del Distrito Federal (para ese momento histórico, 1958-1971) alcanzando a otros municipios del estado Miranda.

A los efectos de nuestro estudio el surgimiento de las asociaciones de vecinos, en la Región Metropolitana de Caracas trascendió su ámbito político-administrativo estableciendo su propia geografía social y participativa y, también la creación de sus propios mecanismos de agregación como ocurrió con la fundación de la Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR) en el año 1971. Las asociaciones de vecinos no dependieron de la división jurídico-administrativa[21] para organizarse ni establecer alianzas entre sí. Su principal referencia fueron sus necesidades comunitarias específicas, en contraposición con el crecimiento desordenado de la ciudad y de la baja capacidad gubernamental para atender esa agenda de necesidades específicas.

 

LOS VECINOS SE ORGANIZAN EN ASOCIACIONES 

La organización de los vecinos a partir del año 1958 (como medios de participación ciudadana) puede apreciarse desde dos vertientes diferentes, más no antagónicas. La primera de ellas, ubicaría la organización vecinal llegada “desde afuera de la comunidad” y la segunda comprendería la asociación vecinal como una extensión de la propia comunidad. Es lo que Pedro Trigo, define como “organizaciones en el barrio” u “organizaciones del barrio”. Veamos.

Las “organizaciones en el barrio” son organizaciones no concebidas por gente del barrio, en las que el barrio no es el protagonista ni están primordialmente en función de los intereses del barrio. El sujeto impulsor puede vivir en el barrio pero su lealtad de fondo no es con la gente del barrio; es sólo intermediario. Por eso, estas organizaciones son unidireccionales y verticales. Están enmarcadas en una relación paternalista que no hace al pueblo sujeto de su propia transformación (…) Estas organizaciones son muy frecuentes en el barrio. Es más, se puede decir que lo que hay en el barrio de las organizaciones públicas características de la ciudad (sean o no estatales) adolece por lo común de este esquema clientelar. Este es frecuentemente el modo de funcionar de las instituciones educativas, de salud o religiosas, más aun obviamente de los comités de partido y aún de las juntas de vecinos. Mientras las “organizaciones del barrio” (o de la urbanización) se generan en el ámbito barrial, son gerenciadas democráticamente por los habitantes del sector y se encaminan a edificar la vida desde ellos mismos, en la lucha contra las fuerzas de muerte que los amenaza.

Este puede ser el caso de organizaciones de vecinos, clubes deportivos, comités de salud, cooperativas de muy diversa índole, grupos religiosos (…) Estas organizaciones, por el modo como se llevan no sólo responden a las necesidades comunitarias sino que inciden en la formación de las personas dándoles oportunidad de descubrir y desarrollar sus valores y de ser creadoras de proyectos concretos de vida (Trigo, 2015).

Bajo esta perspectiva podemos entender con mayor claridad, la acción de las organizaciones estatales y partidistas, en ciertos ámbitos de la región metropolitana para intervenir y crear organizaciones vecinales o más precisamente “juntas comunales”; y la iniciativa más autónoma  de organización vecinal en las urbanizaciones.  

Organizaciones en el barrio: durante el gobierno de Rómulo Betancourt se decreta la constitución de la Fundación para el Desarrollo de la Comunidad (FUNDACOMUN) y, orientada por ésta, las Oficinas Regionales de Desarrollo Comunal (ORDEC). Estas entidades tuvieron la misión de promover las organizaciones comunitarias, apoyarlas técnicamente en el diagnóstico de sus necesidades y facilitar la coordinación de acciones entre los Concejos Municipales, las gobernaciones de Estado y los organismos del gobierno nacional para impulsar programas de autoconstrucción y equipamiento de servicios básicos. Políticas éstas que facilitaron la consolidación de más de 30.000 barrios (Urrea, 2009).

Organizaciones del barrio (o urbanización): en 1958 surge la primera asociación de vecinos de Horizonte (ASOHORIZONTE), urbanización entre El Marqués y Boleita en Caracas; al año siguiente se funda ASOCORALES, en el litoral central con el objeto de obligar a los constructores a completar el equipamiento de servicios, pavimentado de calles y otras deficiencias. No tenían carácter jurídico, se amparaban en el ordenamiento dispuesto para asociaciones civiles con respecto a la defensa de interese determinados. A partir de ese momento y de manera espontánea los vecinos de diversas urbanizaciones van organizando asociaciones civiles independientes de la tutela de los partidos y del Estado y unidas en defensa de la calidad de vida y el hábitat de su zona. (Pérez, sf)

También se debe agregar que las primeras asociaciones de vecinos surgieron en los primeros años del surgimiento del sistema democrático. Expresaban las preocupaciones exclusivas de los habitantes de las urbanizaciones de clase media frente al crecimiento desordenado, no planificado de zonas residenciales que de pronto se ven convertidas en zonas comerciales, de oficinas, etc, lo que generaba un deterioro infraestructural y moral del área habitacional. (…)

Con la creación de la Asociación de Residentes en La Floresta en 1961, a la cual le siguen ASOPRAES (1964), APRUCC (1965), Comunidad de Asociaciones de Miranda (1965), la Asociación de Los Campitos (1966), ASOMARQUES (1967), ASOPRUC, Caurimare (1967), APROCAF, El Cafetal (1969), ASOBEMO (1970),  estamos en presencia de un instrumento de defensa específico de cada urbanización frente a urbanizadores, negociantes de la tierra y autoridades municipales (…) Todas estas asociaciones surgieron en forma autónoma de los partidos para los cuales no eran de importancia electoral. (Salamanca, sf).

El carácter reivindicativo fue notorio en la conformación de estas entidades. El caso de la urbanización La Floresta es emblemático; pues su organización se fundamentó con base al reclamo por el funcionamiento de una “fuente de soda” que resultó ser una vulgar casa de citas y que estuvo a punto de ser quemada por los vecinos de la antigua Hacienda La Floresta, ahora convertida en urbanización. Saboreando el éxito pero reconociendo la necesidad de organizarse, se constituyó y  legalizó la Asociación de Residentes de La Floresta. (López-Bello, 1973).

Caso parecido, por su naturaleza reivindicativa, ocurrió en la urbanización Prados del Este. Cuyos vecinos decidieron organizarse y adelantar los reclamos pertinentes frente al incumplimiento los urbanizadores. La Asociación de Propietarios y Residentes de Prados del Este (ASOPRAES) fue conformada debido a la necesidad de actuar organizadamente frente a las vicisitudes surgidas en materia de urbanismo y servicios de nuestra naciente Prados del Este, fue integrada por  visionarios generosos, quienes, al declararse en quiebra la empresa urbanizadora en 1965, estuvieron activos como asociación para lograr que se concretara, en la medida de lo posible, el proyecto original de nuestra hermosa urbanización, con zonificación R3-E (residencial unifamiliar aislada) y el equipamiento urbano previsto que la hace hoy día, a pesar de todos los lamentables cambios, una urbanización residencial atractiva y valorada en el sureste de la ciudad. (Junta Directiva de ASOPRAES, 2014)[22]

¿Pero cómo estaban organizadas las asociaciones vecinales de la época? ¿Cuáles eran sus principios y valores? La Asociación de Residentes de la Urbanización El Peñón y Colinas del Este (ARPEC) nos puede dar luces al respecto.  Veamos.

“El día catorce de julio de mil novecientos sesenta y cuatro, a las ocho y media de la noche reunidos en los salones del Caracas Sport Club las siguientes de las Urbanizaciones “El Peñón” y “Colinas del Este” se registraron ante el Registrador Subalterno del Primer Circuito de Registro del Distrito Sucre del Estado Miranda.

El propósito de ARPEC, es colaborar con las autoridades competentes en la solución de los problemas de la comunidad, la conservación y cumplimiento de las condiciones de las urbanizaciones, el bienestar de sus habitantes y la más estrecha vinculación de sus miembros entre sí.

ARPEC inicialmente tenía una Junta Directiva que estará integrada por cinco (5) miembros: Presidente, Secretario, Tesorero y dos (2) Vocales los cuales durarán en el ejercicio de sus funciones cuatro (4) meses. Los miembros de esa Junta Directiva tendría a su cargo, los siguientes comités de trabajo: 1) Tránsito y Seguridad Pública, 2) Sanidad, 3) Servicios y Mantenimiento, 4) Parques y Jardines y 5) Relaciones Sociales sin perjuicio de que puedan establecerse otros más, según lo demanden las circunstancias y lo apruebe la Junta Directiva.

La Junta Directiva se reuniría por los menos una vez al mes, estudiará las sugerencias que presenten los miembros de la Asociación nombrará los Comités de Trabajo, distribuirá las actividades entre los mismos según su especialización, convocará las Asambleas Generales, conocerá de los Informes de los Comités de Trabajo a través del miembro de la Junta Directiva respectivo responsable y tratará cualquier otro asunto de interés de la Asociación.

Un detalle importante es que todos sus cargos eran de carácter honorario; y tampoco se podría desempeñar dos cargos simultáneos en la organización.  Y la autoridad máxima de ARPEC era la Asamblea General. (Estatutos de la Asociación de Residentes de la Urbanización El Peñón y Colinas del Este, 1964).

Así como existen visiones distintas sobre el origen de las organizaciones vecinales (en el barrio y/o del barrio), también cohabitaron valoraciones distintas en cuanto a su promoción.

Los gobiernos del partido promovieron organizaciones; tales como: Juntas Socio-Hospitalarias, Organizaciones Comunitarias de Viviendas (OCV), Cooperativas, Juntas Ambientalistas, Juntas de Condominio, Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s), Comunidades Educativas, Ligas y Equipos Deportivos, Agrupaciones Culturales y Fundaciones, como formas de expresión de la diversidad y variedad de intereses que están presentes en la sociedad venezolana (Urrea, 2009).

Han sido los sectores medios, los abanderados en la conformación del movimiento vecinal y con el desarrollo del mismo han ido apareciendo asociaciones de barrios, de sectores marginales que le dan al movimiento vecinal venezolano un patrón de actuación no hegemónico en el cual conviven contradictoriamente intereses de diversos grupos sociales (Salamanca, sf).

En otras palabras, el rasgo distintivo entre las asociaciones de vecinos entre las  entidades vecinales dependientes del Estado y los partidos y las que se formaron de manera independiente constituyeron la base para el nacimiento de unos nuevos sujetos para la participación ciudadana: como lo son las asociaciones de vecinos.

Las asociaciones de vecinos se desarrollaron en una parte de la Región Metropolitana de Caracas, marcando un territorio temático no administrativo; sino más basado en la identificación de intereses comunes y cercanos que incluían percepciones reivindicativas de carácter ambiental y urbanístico y la utilización del espacio físico. Su cualidad de entidades creadas con independencia les permitió presentarse como un medio alternativo de participación ciudadana frente a los partidos políticos; los cuales gozaron desde los inicios del sistema político democrático del usufructo como únicas entidades mediadoras entre la sociedad civil y el Estado y sus instituciones gubernamentales.

Por otra parte, al defender la calidad de vida y su relación con el medio las asociaciones vecinos se vincularon de manera definitiva al tema de los derechos ciudadanos y luego se evolucionó hacia la defensa de los derechos a la ciudad que tendrían todos los ciudadanos residentes en una urbe. Sin embargo, hubo opiniones distintas; pues una organización vecinal de sectores medios puede contribuir tanto a la construcción de una sociedad solidaria, igualitaria y participativa como a ampliar las diferencias y acentuarlas (Uribe, Lander, 1991).

 

LOS VECINOS ASOCIADOS SE REGIONALIZAN EN FACUR

A partir de los años 70, la relevancia de movimiento social va a empezar a notarse con mayor intensidad con la creación de una corporación regional, no territorial sino temática y social, me refiero a la Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR). El reconocimiento legal del movimiento vecinal, movimiento social que se desarrolla a partir del proceso de urbanización y desarrollo de las ciudades y pueblos de la Venezuela del siglo XX, siguen encontrando en Caracas un referente importante de las luchas vecinales que en algunos casos se expresan en contra de las actuaciones de los constructores privados o de las decisiones de los Concejos Municipales; de allí la conformación en 1971 de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Comunidades Urbanas (FACUR). (Delgado Herrera, 2017).

En agosto de 1971, FACUR hizo su primer pronunciamiento público que demarcará su actividad como corporación asociativa unificadora de un grupo de ciudadanos organizados dispuestos a impulsar la participación social y los cambios que consideraban necesarios en el sistema político venezolano. El pronunciamiento constaba de 4 partes, a saber: i) sobre la problemática urbana de Caracas y las responsabilidades, ii) sobre la anarquía en la zonificación y las deficiencias en los servicios, iii) sobre las comunidades y su estado de apatía. La importancia de la acción comunitaria y iv) los planteamientos de la Federación.

Los planteamientos de la Federación

En cuanto al Poder Municipal:

1) que se establezca una verdadera representación de las comunidades en los Concejos Municipales,

2) que el Congreso Nacional apruebe a la mayor brevedad la Ley Orgánica del Poder Público Municipal y la necesaria reforma a la Ley Electoral y,

3) que los organismos competentes tomen medidas para que se sancione en forma ejemplarizante y con todo el rigor de la ley a los concejales, funcionarios y empleados municipales que hayan incurrido o incurran en el ejercicio de sus funciones en negligencia, impericia, manejos dolosos, concusión y en violaciones de las ordenanzas.

En cuanto al Poder Nacional:

1) que se apruebe a corto plazo, Ley de Ordenamiento Territorial y Urbano.

2) que se apruebe un plan de acción para atender la urgencia y sus problemas en Caracas y su Región Metropolitana y,

3) que se tomen serias medidas para controlar el crecimiento de la capital: controlar la densificación del Valle de Caracas, no permitir la construcción en colinas y cerros, estimular el éxodo de las industrias manufactureras medianas y pesadas, iniciar la construcción de una nueva ciudad en El Tuy e impulsar un plan de acondicionamiento de la Región Metropolitana de Caracas.[23]

El 16 de marzo de 1976, en la ciudad de Caracas reunidos en el Colegio de Arquitectos en el Centro Comercial Chacaíto, Distrito Sucre del estado Miranda los señores Juan Vicente Manzano, Enrique Samaniego Sánchez y Fernando Guerrero Briceño, todos mayores de edad y de este domicilio en nuestro carácter de representante de las asociaciones civiles: ARUFLO (Asociación de Residentes de la Urbanización La Floresta), APRUCC (Asociación de Propietarios de la Urbanización Cumbres de Curumo) y ASOPRAES (Asociación de Propietarios y Residentes de Prados del Este) constituimos una sociedad civil sin fines de lucro, la cual se regirá por las pautas de la presente Acta Constitutiva, redactada con suficiente amplitud como para que sirva de Estatutos.

De esta manera, se concretó la regionalización de un grupo de asociaciones vecinales que se convertían en medios de participación social y un nuevo referente para la sociedad venezolana. FACUR proclama tres objetivos fundamentales: el apoyo y fomento de las organizaciones vecinales, el mejoramiento de los espacios físicos; mediante el adecuado desarrollo urbanístico y la participación comunitaria en los asuntos públicos locales.

Veamos sus estatutos.

La Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas, que podrá utilizar las siglas FACUR es una asociación con personalidad jurídica propia. Sus objetivos son los siguientes:

a) apoyar y fomentar la existencia, creación y desarrollo de comunidades integradas y activas. A tal fin, la Federación dará su respaldo a las iniciativas comunitarias de sus asociados y a las de otros grupos; promoverá el intercambio y el acercamiento social, cultural, deportivo, recreacional, asistencial y económico entre ellos: y fomentará la creación de nuevas asociaciones y grupos comunitarios,

b) apoyar y fomentar el mejoramiento físico, social, de servicios y ambiental de las comunidades urbanas. Para alcanzar este objetivo la Federación apoyará los reclamos, planeamientos y otras acciones de sus asociados, y servirá de enlace entre ellos y los organismos del sector público o privado, especialmente aquellos vinculados con el campo urbano y la acción comunitaria,

c) apoyar, promover o iniciar toda acción que conduzca al desarrollo urbano armónico y a la adecuada participación comunitaria en el proceso. En este sentido, la Federación actuará por vías que contribuyan a la institucionalización de la planificación urbana y su aplicación coherente y coordinada a la acción eficaz de los organismos oficiales vinculados con la problemática urbana; a la consecución de la eficacia de los organismos municipales; al logro de una verdadera representación municipal de las comunidades; a la efectiva coordinación de la gestión municipal en el Valle de Caracas y a la participación activa de las comunidades urbanas en la solución de sus problemas.

Resulta indudable el reconocimiento que hace esta corporación ciudadana; tanto de la necesidad de la organización de la ciudadanía como del entorno regional en el cual le tocará desenvolverse. Pienso que FACUR fue un aporte decisivo al encuentro entre la ciudadanía y su entorno urbano como miras a su transformación integral. La acciones de la corporación regional de los vecinos tendrá un alto impacto; tanto en el propio movimiento asociativo vecinal como en la propia Región Metropolitana de Caracas y sus instituciones públicas y privadas.

Las asociaciones que fundaron FACUR, fueron las siguientes: Junta Directiva:

Urbanización La Floresta (ARUFLO), Urbanización Colinas de Bello Monte (ASOCOLINAS), Urbanización Cumbres de Curumo,(APRUCC), Urbanización Los Geranios, Urbanización Piedra Azul, (APRUPA), Urbanización Macaracuay (ASOPRUM), Urbanización El Placer (ASOPLACER), Urbanización Prados del Este (ASOPRAES), Urbanización Loma Larga, (ASOLOMA) Urbanización Los Campitos (ASOCAMPITOS), Urbanización Caurimare (APRUC) Urbanización San Román y la Urbanización El Peñón y Colinas del Este (ARPEC).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

.-Asociación de Residentes de la Urbanización El Peñón y Colinas del Este. Estatutos. Registro Subalterno del Primer Circuito de Registro del Distrito Sucre del estado Miranda; bajo el número 38, folio 191, protocolo I, toma 24. Caracas, septiembre de 1964.

.-BARRIOS, Sonia. Áreas Metropolitanas: ¿qué ha cambiado?. La experiencia de la Caracas Metropolitana. Cuadernos del CENDES, año 17, número 43, enero-abril pp.51-84. Caracas, 2000.

.-BERTI GUERRERO, Guido. Una aproximación a la génesis de los consejos comunales visto desde el movimiento vecinal en Venezuela. Heurística. Revista Digital de Historia de la Educación, número 17, año 2014.

.-Constitución de la República de Venezuela. Gaceta Oficial N° 662 del 23 de enero de 1961.

.-CUNILL, Nuria. Participación Ciudadana. Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD). Caracas, 1991.

.-CUNILL, Nuria. Repensando lo público a través de la sociedad. Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD). Editorial Nueva Sociedad. Caracas, 1997.

.-DELGADO HERRERA, José. Municipios, vecinos, comunas: mayor compromiso ciudadano con la comunidad municipal. ABediciones / Gumilla. Caracas, 2017.

.-Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR). Pronunciamiento Público. Caracas, agosto de 1971.

.-Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR). Acta Constitutiva. Estatutos protocolizados ante la Oficina Subalterna del Tercer Circuito de Registro Sucre del estado Miranda, número 35, folio 188, tomo I. Caracas, 12 de agosto de 1976.

.-GONZÁLEZ MARREGOT, Miguel. Tras la pista de la participación ciudadana. En búsqueda del Estado de Derecho. Universidad Católica Andrés Bello, Dirección de Postgrado en Derecho, pp. 71-83. Caracas, 2015.

.-LÓPE-BELLO, Nelson. La defensa de la ciudad. Editorial Equinoccio. Universidad Simón Bolívar. Instituto de Estudios Urbanísticos y Regionales, Caracas, 1979.

.-LÓPEZ MAYA, Margarita. Democracia Participativa en Venezuela (1999-2010). Publicaciones UCAB y Centro Gumilla. Caracas, 2011.

.-PÉREZ, Omar Alberto. Las asociaciones de vecinos. Diccionario Histórico de la Fundación Polar. Sin fecha.

.-RODRÍGUEZ GARCÍA, Armando. Participación comunal en el ámbito urbanístico. PROHOMBRE. Centro de Promoción del Hombre, Caracas 1989.

.-SALAMANCA, Luis. La sociedad contra el Estado-partido. Revista SIC, Centro Gumilla, número 500. Caracas, 1987.

.-SALAMANCA, Luis. El movimiento vecinal en Venezuela. Revista SIC, Centro Gumilla. Sin fecha.

.-SANTANA, Elías. El poder de los vecinos. Editorial Ecotopia. Caracas, 1983.

.-TRIGO, Pedro. La cultura del barrio. Centro Gumilla. Caracas, 2015.

.-URBANEJA, Diego Bautista. El sistema político o cómo funciona la máquina de procesar decisiones. En el Caso Venezuela: una ilusión de armonía. Moisés Naim, Ramón Piñango Directores del Proyecto. Ediciones IESA. Caracas, 1984.

.-URIBE, Gabriela y LANDER, Edgardo. Acción Social, efectividad simbólica y nuevos ámbitos de lo político en Venezuela, Capítulo II. En Ambiente, Estado y Sociedad. USB-CENDES. Caracas, 1991.

-URREA, Benito. Programa Político Municipal por una Democracia de Ciudadanos. Acción Democrática, Caracas, Agosto 2009.



[1] El artículo se enmarca dentro del proyecto de investigación “La participación ciudadana en la Venezuela democrática 1958-1998” que constituye la línea de estudio que se desarrolla dentro del programa de postgrado en Historia de Venezuela de la UCAB. El proyecto estima a las asociaciones de vecinos como expresiones asociativas urbanas determinantes para el ejercicio y la defensa de los derechos a la participación ciudadana y el fortalecimiento democrático en Venezuela, durante el período estudiado.

[2] Al respecto puede consultarse los trabajos de Nuria Cunill Grau, titulados “La Participación Ciudadana”. CLAD. Caracas. 1991; y, “Repensando lo Público a través de la Sociedad". CLAD. Caracas. 1997.

[3] Unas consideraciones sobre los precedentes ideológicos de la participación ciudadana se encuentran en “Democracia Participativa en Venezuela (1999-2010) de Margarita López Maya. Gumilla. Caracas. 2011.

[4] Ver “Tras la pista de la Participación Ciudadana” de Miguel González Marregot. UCAB. Caracas. 2015.

[5] La tendencia predominante en la historiografía vecinal es mencionar la ubicación territorial de la entidad como un referente adicional, sin mencionar algún evento que reivindique su interacción regional con excepción de las asociaciones vecinales vinculadas a la gestión y protección voluntaria del medio ambiente. 

[6] Como veremos más adelante, la Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR) nació para cubrir una necesidad de cohesión de las distintas asociaciones de vecinos para enfrentar con mayor eficacia la problemática urbana regional que sufrían, y que de manera aislada no podían afrontar.

[7] Lorenz Von Stein, teórico alemán, fue el primero en utilizar el concepto de “movimientos sociales” en el siglo XIX, en su obra “Análisis de los Movimientos Sociales en Francia”, 1848.

[8] Las comunidades de Boleita, Baruta, Chacao pertenecen al estado Miranda y Caraballeda al antiguo Departamento Vargas del Distrito Federal. Mientras de la “Caracas histórica” se tomaron las comunidades de Antímano, La Vega, San Agustín y La Pastora. En cada una de ellas hubo asociaciones vecinales; bien sea de origen independiente o promovidas desde el Estado.

[9] Sobre la Tabla de los Derechos del Niño no se tiene mayores referencias; pero su aprobación constituye un hito en la lucha por derechos sociales en el país.

[10] En general estas agrupaciones femeninas asumieron la defensa de los derechos de su género y adversaban las políticas oficialistas, en apoyo a las propuestas de modernización que impulsaban los núcleos de los partidos políticos.

[11] Las Ligas de Colonos son reconocidas en algunos estudios, entre los de la Fundación Polar como las predecesoras del movimiento vecinal en Venezuela. Sin embargo, y pese a otras menciones en distintos estudios no se conocen a profundidad sus raíces y algún antecedente urbano.

[12] Antímano fue fundado como un pueblo de doctrina en 1621.

[13] La Vega inicialmente fue un poblado de indígenas; luego fue un asentamiento de esclavos que labraban en la Hacienda Montalbán. En 1813 fue creada como “Nuestra Señora de la Chiquinquirá de La Vega.

[14] San Agustín fue creada en 1936 mediante decreto del General López Contreras.

[15] Esta Junta Central sería un antecedente directo a FACUR creada 30 años después en la Caracas urbanizada. Sin embargo, no hay mayores referencias historiográficas sobre su gestión

[16] La Pastora pertenecía originalmente a la parroquia Altagracia; pero fue separada de ella en 1889.

[17] En efecto a partir de los años 50 las Naciones Unidas promocionaron a nivel mundial los programas de Desarrollo de la Comunidad, con la intención de reducir las brechas en las sociedades que comenzaban a mostrar algunas diferencias importantes en su conformación social.

[18] La Junta Provisional de Gobierno realizó el denominado “Plan de Emergencia” que mediante la ejecución de obras públicas locales incorporó a la población mediante las llamadas Juntas Comunales, que significaron un resurgimiento de la organización popular en las barriadas, de la mano del Gobierno Nacional.

[19] A la histórica decisión del PCV de emprender la lucha guerrillera en Venezuela, se va a sumar parte sustancial de la Juventud del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El MIR surgió de una división del partido AD y el partido estuvo liderado por Simón Sáez Mérida y Domingo Alberto Rangel. 

[20] Resumen tomado del texto: “Participación Comunal en el Ámbito Urbanístico (Aspectos Jurídicos)” de Armando Rodríguez García. Caracas. 1989.

[21] En materia urbana y administrativa la Región Metropolitana de Caracas estaba conformada El Valle y los doce municipios agrupados en cuatro sub-regiones; según el Decreto de Regionalización Administrativa del 11 de junio de 1969. Para efectos de nuestro estudio, la Región Metropolitana de Caracas, en materia de asociacionismo ciudadano se trazó con base las asociaciones de  residentes ubicadas en Boleita, Baruta, Chacao, Libertador y Caraballeda.

[22] ASOPRAES fue inscrita como sociedad civil en la Oficina Subalterna de Registro del Distrito Sucre del estado Miranda, el veintitrés de junio del año mil novecientos sesenta y cuatro (1964),

[23] Lo que se presenta es un muy breve resumen (por razones de espacio) sobre los planteamientos de FACUR, el documento original tiene más de 20 páginas, su referencia se encontrará en la bibliografía.