La campaña electoral en Venezuela se aproxima a su punto clímax, ya a menos de tres semanas de la realización de los comicios pautados para el próximo 7 de Octubre. En ese contexto, Capriles Radonsky realizando una campaña si no perfecta; al menos excepcional, ha mantenido su escalada hacia el poder, recorriendo todo el país, estableciendo contacto directo con cientos de miles de venezolanos y venezolanas. Del otro lado, se encuentra el candidato oficialista, el Presidente Chávez (aún “parsimonioso”) quien aumentó en forma discreta y conservadora su presencia en la calle; quizás confiado en el efecto psicológico de la propaganda a la que ha sometido al pueblo venezolano, durante los últimos trece años.
Durante los últimos días y,
tal vez como respuesta al inocultable crecimiento electoral de la candidatura
de Capriles, emergieron dos nuevas estrategias electorales: la violencia y el soborno.
Aunque la violencia es una práctica tradicional del oficialismo contra
cualquier tipo de disidencia; en los últimos días, ha reaparecido como una
reacción de los grupúsculos violentos del chavismo que han intentado -sin éxito
alguno-, sabotear las manifestaciones electorales y populares a favor del
candidato Capriles. Lo tristemente resaltante de la violencia oficialista es
ver el “encono” de un grupo de venezolanos y venezolanas tratando de agredir a
sus connacionales. Lamentable.
Esa violencia política ha
venido siendo inyectada desde el gobierno nacional como parte de su estrategia
para perpetuarse en el poder. La intimidación personal, la persecución y la
exclusión política han sido prácticas recurrentes del oficialismo durante más
de una década. Sin embargo, el empuje de las fuerzas democráticas ha venido
paulatinamente ganando y consolidando su presencia, hasta convertirse en una
verdadera opción de poder y cambio para Venezuela; en una tendencia que pareciera
ser irreversible.
El soborno político (presuntamente
en dólares americanos) emergió también recientemente, con el objetivo de restar
credibilidad a la opción electoral que representa Capriles Radonsky. En ese
contexto, se produjeron deserciones de cuatro mini-partidos que anunciaron el
retiro de su respaldo al candidato democrático y, también denuncias de
respetables líderes como Macario González (MUD-Lara), que señaló en forma
pública y notoria, las ofertas del ex-gobernador oficialista del estado
Anzoátegui David D’ Lima para que abandonara la candidatura de Capriles. Dichas
ofertas, fueron rechazadas por González. En todo caso, con la utilización del
soborno quedó evidenciada la debilidad electoral de la opción oficialista, que
por supuesto; aún no se da por vencida.
Los casos de Williams Ojeda (ex-dirigente
UNT) y Juan Carlos Caldera (ex-dirigente Primero Justicia); además de lamentables,
resultan aleccionadores en cuanto a la calidad y consistencia política de
ciertos dirigentes. En realidad y, por distintos caminos; tanto Ojeda como
Caldera comprometieron el capital más importante de un político, que no es otro
que su: credibilidad. Ojeda, desconociendo su participación previa en las Primarias,
quedó convertido en un simple “francotirador” contra la opción que representa
Capriles. Por su parte, Caldera demostró una mayúscula incapacidad ético-política,
convertido ahora en un “argumento” de muy relativo peso contra el candidato democrático.
Conociendo al pueblo venezolano; ambos personajes quedarán para el anecdotario
político. Nada más.
A menos de tres semanas del 7 de Octubre, el empuje de Capriles Radonsky y su penetración en amplios sectores populares del chavismo que han comenzado a simpatizar con las propuestas electorales (fundamentalmente de naturaleza social) es inobjetable. No hay duda que, la dirección política del chavismo se ha resentido y está muy presionada por la creciente posibilidad de recibir una contundente derrota político-electoral. De allí que, desde el “alto comando electoral” se haya acudido a las burdas estrategias de la violencia y el soborno. Sin embargo, alternativamente hay un camino que la mayoría del pueblo venezolano, al parecer, decidió emprender de la mano de Capriles Radosnky.
@migonzalezm
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